Fuente: DICYT (Martes, 23 de marzo de 2010 a las 14:25)

Una investigación identifica 50 variedades tradicionales de cerezo en Castilla y León

La Sierra de Francia es el lugar con más variedades de la región, algunas únicas y otras compartidas con el Valle del Jerte, según investigadores de la Universidad de Salamanca

José Pichel Andrés/DICYT En esta época los cerezos son noticia, sobre todo por la espectacular floración que tiene lugar en el Valle del Jerte (Cáceres) y que suele ocurrir entre los últimos días de marzo y los primeros de abril. Sin embargo, otras zonas de producción de cereza no son tan conocidas y algunas de ellas se ubican en Castilla y León. Una investigación de la Universidad de Salamanca ha identificado hasta 50 variedades tradicionales de este árbol frutal, es decir, variedades que no han sido mejoradas para aumentar la producción. Los propios científicos se han visto sorprendidos en este estudio sobre cerezos y guindos, puesto que se trata de variedades no caracterizadas hasta ahora y que en muchos casos son únicas y están en peligro de extinción. La zona con más variedades autóctonas es Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca, algunas de ellas compartidas con el Valle del Jerte.


Expertos de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales tienen una líena de investigación sobre recuperación y caracterización de variedades tradicionales de cultivos y dentro de ese marco el estudio del cerezo es la parte más antigua y avanzada, gracias a un proyecto impulsado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y la Junta de Castilla y León. El objetivo era prospectar las distintas zonas de Castilla y León productoras de cerezo, caracterizar las variedades locales e incluirlas en bancos de germoplasma para que no se pierdan.


"Nos ha sorprendido encontrar sólo en la provincia de Salamanca casi 30 variedades de cerezo que sólo existen aquí, sobre todo en Sierra de Francia y algunas en Arribes, en algunos casos, compartidas con el Valle del Jerte", ha declarado a DiCYT Remedios Morales, una de las investigadoras que ha participado en el proyecto. Después de Sierra de Francia, la comarca de El Bierzo es la segunda zona con más variedades, pero también se encuentra este frutal en el Valle del Tiétar, en Ávila, y en el Valle de Caderechas, en Burgos. "Las zonas productoras de Castilla y León son aisladas y de microclimas muy particulares", apunta la experta. Precisamente, ese aislamiento explica la conservación de las variedades tradicionales en lugar de haber sido sustituidas por variedades mejoradas, que en la región sumarían centenares.

 

Identificar nuevas variedades de una especie requiere un exhaustivo trabajo de campo, que incluye todo tipo de mediciones para tomar datos del árbol, su fruto, sus hojas o sus flores, de manera que los científicos están pendientes durante todas las épocas del año y marcan con GPS los ejemplares. Una serie de patrones ya establecidos indican si los datos recogidos pertenecen o no a una variedad distinta de las ya conocidas.

 

Análisis molecular


En este caso, los investigadores han completado el trabajo con caracterización molecular, que no deja lugar a dudas. "Conviene realizar análisis moleculares porque ayudan a discriminar variedades", señala Remedios Morales. Para ello, se hace una extracción de ADN y se analiza con la técnica PCR o Reacción en Cadena de la Polimerasa, que consiste en amplificar el ADN. En este caso, utilizan microsatélites, que son "secuencias de ADN que se repiten frecuentemente en el genoma y que, al hacer la amplificación de PCR, aparecen en distintas bandas según las distintas variedades". En definitiva, si se diferencian dos muestras con esta técncia, es que no pertenecen a la misma variedad.

 

Este trabajo con el cerezo y el guindo, que se da por concluido por el momento, tiene su continuación con otros árboles frutales de la región que están siendo estudiados por el mismo equipo de la Universidad de Salamanca. El objetivo es mantener la biodiversidad, pero también encontrar cultivos de interés para los agricultores que se dedican a realizar agricultura ecológica, puesto que podrían ofrecer productos diferenciados.