Ciencia Argentina , Córdoba, Viernes, 06 de marzo de 2009 a las 18:01

Antrop贸logos de C贸rdoba estudian las primeras comunidades del noroeste argentino

A partir de los restos arqueol贸gicos analizan la sociedad, la tecnolog铆a, el trabajo y los alimentos de aquellos grupos

UNC/DICYT Un equipo de antropólogos de la Casa de Trejo o Universidad Nacional de Colombia (UNC) realiza estudios arqueológicos sobre la cultura de las comunidades que habitaron el noroeste argentino en los primeros siglos de la era actual. Los especialistas se enfocan en rasgos como la distribución social del espacio, la tecnología, el trabajo y los alimentos, que en conjunto grafican un contexto nuevo en aquellos grupos, marcado por la división de roles, jerarquías, poder y acceso diferenciado a los recursos.

 

Desde el siglo III hasta VI, en una época denominada por los historiadores como el "período de integración regional", el noroeste argentino fue ocupado por grupos que conformaron "la cultura de la aguada". Y en el valle de Ambato (actual provincia de Catamarca) se puede encontrar la manifestación más antigua de esta civilización, materializada en restos fósiles, construcciones y piezas de cerámica conservada (algunas muestras se mantienen en exposición en el Museo de Antropología de la Casa de Trejo). 

 

Según los investigadores, hacia el siglo VI, en Ambato, las sociedades que habitaban la zona "se presentan como una nueva forma de vida, distinta a otras anteriores, alcanzando todos los ámbitos sociales y configurándose como una organización en torno a la diversificación de los roles sociales, el mantenimiento de desigualdades económicas y políticas, la intensificación del uso y explotación del ambiente, junto con un aumento en la diversidad de la cultura material y en la cantidad de habitantes, concentrados en varias aldeas".

 

Este intervalo, que muestra el salto hacia una forma de organización más compleja y el surgimiento de una sociedad diversifica en roles y en posiciones de poder, es el estudiado por los investigadores del Museo de Antropología de la UNC, por medio del análisis arqueológico. Se sabe que las comunidades del Valle de Ambato se caracterizaban por su labor en alfarería. La cerámica, su calidad y las imágenes impresas en ellas son el elemento distintivo de esta cultura y al mismo tiempo, el material empírico mas importante para indagar sobre su forma de vida.

 

Con esta evidencia, más el estudio de campo, se plantearon cuatro dimensiones de análisis: el ámbito espacial, la producción tecnológica, el trabajo y la economía de recursos. ¿Pero qué pistas brindan estos ejes de estudio?

 

Metología

 

La metodología en este punto es locacional: búsqueda, clasificación y análisis de los sitios, para luego encontrar patrones y relacionarlos. Así, se detectó que el valle se dividía en tres aldeas, de extensión similar. Sin embargo, los sitios más pequeños están más pegados y agrupados, mientras que los de mayor tamaño se encontraban más distantes y diferenciados. En estos últimos sitios, si se quiere "residenciales", se realizaban ceremonias. 

 

Dicen los investigadores: "El grado de vecindad coincide con una jerarquía en la dimensión de los sitios, como si el tamaño, las asociaciones en el espacio y la distancia se combinaran en la construcción cultural y definición de un espacio jerarquizado e internamente diferenciado".
 

 

La alfarería era la actividad característica de las comunidades de la cultura de la Aguada. El consumo de bienes cerámicos era generalizado, "distinto a lo esperado en un contexto social desigual", aducen los investigadores. Tampoco se encontró variedad alguna que sea restringida a los sitios más pequeños, pero sí en acumulación.


En los sitios más pequeños, el porcentaje de cerámica no superaba el 10 % de lo acumulado, en tanto que lo sitios ceremoniales se encontró la mayor parte (entre 60% y 65%). Otro rasgo diferenciador era la iconografía impresa en las vasijas y los objetos encontrados. Los mensajes representan, precisamente, la diferencia de jerarquía entre las personas, como la estampa de "señores sentados", que era un conocido símbolo de status en el mundo andino. También se pueden ver guerreros, shamanes, sacrificadores, seres fantásticos, hombres-felinos. Abunda simbología alrededor de la muerte, la violencia y lo salvaje, "aspectos, quizás, manejables por gente especializada en el ritual o con prestigio y poder", interpretan los antropólogos de la UNC. 

 

División social del trabajo

 

Nuevamente, a través de la cerámica se pudo encontrar un aspecto de diferenciación social. Ello se dedujo el alto nivel de elaboración y "maestría" que tenían determinados objetos cerámicos, mostrando la existencia de "especialistas". En ciertos sectores de menor rango se encontraron espátulas de hueso, alisadores, cinceles de metal, cerámica cruda, panes de pintura, planchas de mica y muchos desechos acumulados de cerámica rota, que indicarían la localización de "artesanos alfareros".

 

A su vez, en los sitios más grandes y espaciados, se halló un fogón para laboreo de un metal, probablemente para recocer el cobre, y una estructura de barro en forma de aro donde había restos de un esqueleto de camélido. "Este sector se destaca del resto del sitio por estar sobre elevado, presentar dos muros revestidos con piedra y un contexto material vinculado con entierros de niños sacrificados y ofrendas", argumentan los antropólogos.

 

Alimentos

 

El principal alimento de las comunidades de la Aguada eran los derivados de la Llama y el Guanaco, y al igual que con los recursos materiales, a primera vista existe una aparente igualdad en el acceso. Sin embargo no es así: en los sitios indicados como de menor rango social, los cortes de carne son los de menor contenido alimenticio: patas, extremidades e inclusive huesos con poca carne, a diferencia de los sitios grandes donde se encuentran los restos de partes de animales con mayor masa muscular.

 

A ello se le suma el rol que los animales tenían en cada sector social. En los mas altos, eran medios de acumulación de prestigio y capital social, si se tiene en cuenta el contexto del hallazgo de los mismos. Mientras que en los otros sectores "era principalmente un medio subsistencia, un recurso alimenticio, sin que los hicieran participar en sacrificios u ofrendas, como si se careciera de los recursos económicos y sociales suficientes para ello".

 

"Las diferencias entre las personas estaban mantenidas principalmente por el volumen de las distintas clases de capitales manejados, bajo distintas formas de recursos, junto con una estructura que establecía una distribución diferencial de distintas especies de capital", dilucidan los antropólogos. Es dificultoso plantear cuál de estos capitales era considero más relevante, pero "desde lo arqueológico, el espacio y los contextos construidos, podrían concebirse como los de mayor peso en la materialización de la desigualdad social, en tanto simultáneamente son objeto, vehículo, símbolo, escenario y materia de las interacciones entre las personas y su mundo, donde asimismo participan bienes de otra escala", aseguran.