Espacio Chile , Chile, Martes, 21 de febrero de 2012 a las 11:13

Astr贸nomos de la Universidad Cat贸lica colaboran en el hallazgo del exoplaneta con mayores posibilidades para albergar vida

Un equipo de astr贸nomos internacionales descubri贸 un planeta rocoso que orbita una estrella cercana y que estar铆a en la zona habitable del sistema.

UC/DICYT Un grupo internacional de astrónomos descubrió un planeta orbitando una estrella cercana (GJ 667C) que sería el mejor candidato hasta ahora, para tener las condiciones adecuadas para la existencia de vida. Se trata de un planeta del tipo súper-Tierra, que tiene una órbita de 28,15 días y una masa mínima de 4’5 veces la de la Tierra. “Por primera vez se encuentra un planeta justo en medio de zona habitable de un sistema y que además tiene el tamaño adecuado, es decir es un planeta rocoso como el nuestro”, dice Pamela Arriagada, estudiante de Doctorado del Departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universidad Católica (DAA).


Observaciones anteriores habían encontrado otro planeta en torno a la estrella GJ 667C, una súper Tierra con una órbita de 7,2 días, pero el hallazgo nunca fue publicado. A diferencia del planeta recién encontrado, su órbita es tan cercana a la estrella y tiene temperaturas tan altas que no podría albergar vida.


Otro elemento importante del descubrimiento es que la estrella GJ 667C es parte de un sistema de tres estrellas, cuya característica principal es que son pobres en metales si se las compara con nuestro Sol. Así, el hallazgo demuestra, además, que los planetas habitables sí se podrían formar en ambientes mucho más diversos de lo que se creía hasta ahora.


Las observaciones también mostraron indicios de que el sistema podría albergar otros dos planetas, un gigante gaseoso y una súper Tierra, con un período orbital de 75 días. Ambos hallazgos deben ser comprobados en futuras observaciones.


Dante Minniti, astrónomo del DAA y participante del estudio, asegura que el descubrimiento de este planeta rocoso y con posibilidades de albergar vida es un gran resultado y concentrará la atención de muchos investigadores.


El equipo hizo el descubrimiento utilizando datos públicos del Observatorio Europeo Austral (ESO) y nuevas observaciones realizadas en el Observatorio Keck en Hawai y con el Planet Finder Spectrograph de la Carnegie, instalado en el telescopio Magellanes II (Las Campanas).


El trabajo será publicado en The Astrophysical Journal Letters y se puede encontrar una primera versión en http://arxiv.org/archive/astro-ph.


El equipo está formado por Guillem Anglada-Escudé, de la Carnegie Institution; Pamela Arriagada, del Departamento de Astronomía y Astrofísica de la UC; Steve Vogt y Eugenio Rivera, del Lick Observatory de la University of California; Paul Butler, de la Carnegie Institution; Jeffrey Crane, Stephen Shectman e Ian Thompson, de los Carnegie Observatories; Dante Minniti, del Departamento de Astronomía y Astrofísica de la UC; Nader Haghighipour, del Institute for Astronomy & NASA Astrobiology Institute de la U. of Hawaii-Monoa; Brad Carter, de la University of Southern Queensland; C. G. Tinney, Robert Wittenmyer y Jeremy Bailey, de la University of New South Wales; Simon O’Toole, del Australian Astronomical Observatory; Hugh Jones, de la University of Hertfordshire; y James Jenkins, de la Universidad de Chile.