Ciencia España , Burgos, Viernes, 26 de noviembre de 2010 a las 11:10

Atapuerca, diez años Patrimonio de la Humanidad

El domingo tendrá lugar la marcha a pie a los yacimientos para conmemorar la efeméride

Elena Rodríguez Montes/DICYT El 30 de noviembre del año 2000, los yacimientos pleistocenos de la sierra de Atapuerca eran declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El organismo internacional reconocía así el trabajo que el equipo científico venía desarrollando desde 1978, cuando el padre de las excavaciones, Emiliano Aguirre, iniciaba los trabajos en el que años después se convertiría en uno de los yacimientos más ricos del mundo en fósiles humanos. Aguirre y sus codirectores actuales coinciden en señalar que la declaración de Atapuerca como Patrimonio de la Humanidad supuso un claro revulsivo a la hora de que no sólo la comunidad científica conociera su valor, que ya lo hacía, sino para que todo el país tomara conciencia de que allá, en una sierra de la provincia de Burgos, unos cuantos investigadores estaban descubriendo datos revolucionarios sobre nuestros antepasados. “Fue un revulsivo extraordinario para que todos los españoles supieran qué es Atapuerca y ahora ser tan conocidos como lo es Altamira”, declaró a DiCYT José María Bermúdez de Castro. 

 

Hasta ese momento, Atapuerca era un nombre que sonaba en Burgos, en la provincia y algo en Castilla y León. Los primeros hallazgos, que difundió Emiliano Aguirre a finales de los 70, despertaron el interés de la comunidad científica europea que empezó a estar muy pendiente de lo que ocurría cada verano en la sierra burgalesa. Eran tiempos difíciles, en los que los investigadores trabajan en condiciones precarias. “Éramos felices, en el sentido científico, disfrutábamos de los hallazgos aunque la bebida fuera el botijo y la comida un discreto bocadillo”, bromea Bermúdez de Castro. A raíz de la concesión del Premio Príncipe de Asturias en 1997, el nombre de Atapuerca empezó a sonar cada día más en la calle y poco a poco fue calando en el conocimiento colectivo y dando lugar a expresiones populares que hacen referencia a Atapuerca como lugar remoto, de hombres remotos.

 

Pero cuando en el año 2000, la Unesco los declara Patrimonio de la Humanidad se da un “salto cualitativo extraordinario” apunta el codirector y la Junta de Castilla y León, responsable de los yacimientos, comienza a implicarse de lleno en el proyecto empezando por mejorar las condiciones de trabajo de los equipos de excavación. Pero el proyecto de Atapuerca crece hasta el punto de que en la actualidad, investigadores y administradores están “en el mismo barco” y reman en la misma dirección. La constitución del Espacio Atapuerca, la puesta en marcha del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, el Museo de la Evolución o los centros de Interpretación de visitantes de los municipios de Atapuerca e Ibeas de Juarros constituyen un plan global que quizá hace diez años no se hubiera imaginado.

 

Para Emiliano Aguirre el reconocimiento de la Unesco pone en valor la singularidad de los yacimientos, ya que en la Sierra convergen cuatro en los que se han encontrado restos humanos. “Somos el número uno del mundo en cuanto a registros de evolución humana, flora, fauna, clima y contextos naturales”, asegura. Y lo que es más importante: no son fósiles dispersos en el tiempo, sino hallazgos que nos permiten escribir una secuencia continuada y bien documentada de nuestra historia desde hace 1.200.000 años.

 

Socialización del conocimiento

 

Por eso, una vez que el mundo es capaz de situar Atapuerca en el mapa, como manifestó a DiCYT el alcalde de la localidad, Fernando Gómez, hay que mirar hacia delante con un objetivo tan o más ambicioso: socializar el conocimiento. La información que los hallazgos de cada campaña iban proporcionando sobre nuestros antepasados tenía que transgredir las fronteras de la comunidad científica. “Nos entró patriotismo. Queríamos que la sociedad española se concienciara de que somos un país importante en muchos aspectos científicos, y hay muchos investigadores españoles que triunfan dentro y fuera de España; no sólo en evolución humana sino en muchas otras facetas de la ciencia”, reivindica Bermúdez de Castro.

 

Una idea que comparte con él Juan Luis Arsuaga. “Las sociedades tienen que creerse sus propios méritos y valores y a eso ayuda que desde fuera te digan que lo que estás haciendo interesa y que lo estás haciendo bien”, comenta el codirector en referencia a la Declaración. Y la gran infraestructura que ejemplifica esa socialización del conocimiento es el MEH. Hasta ahora, era impensable para cualquier ciudadano poder contemplar a escasos centímetros de su rostro el cráneo 5 Miguelón o la pelvis Elvis que pertenecieron al Homo heidelbergensis, un individuo que vivió hace 500.000 años, y cuyos restos se encontraron en la Sima de los Huesos. Los miles de personas que pasan cada día por el MEH avalan el interés que por la evolución humana tienen muchos ciudadanos, científicos o no. Dice Bermúdez de Castro que la palabra Atapuerca ha saltado a la cultura popular y que comprueba con gran satisfacción el aluvión de sensatos comentarios que despierta la publicación de una noticia sobre los descubrimientos de estos yacimientos.

 

Atapuerca ha dado frutos tan importantes como retrasar hasta el 1.200.000 años la presencia humana en Europa. “Han sido 10 años muy bien aprovechados”, indica Arsuaga, “la declaración no ha sido simplemente un título que se concede, sino un motivo de orgullo, de estímulo y un espaldarazo para seguir avanzando”. Emiliano Aguirre en este aniversario no quiere olvidarse de los que empezaron, por el mero hecho de existir, esta apasionante aventura. “Felicito a nuestros antepasados porque por fin estamos llegando a conocerlos después de todo lo que les debemos como herencia humana, tanto en el ser físico como en el desarrollo mental y el progreso social”. Y es que todo lo hecho hasta ahora es la base sobre la que iremos construyendo el futuro.

 

Octava marcha a pie a los yacimientos
En el año 2003 se celebró la primera marcha a pie a los yacimientos cuya iniciativa nació de la mano de la Asociación Cultural de Amigos del Hombre Ibeas y de la Asociación de Amigos de Atapuerca, dos asociaciones creadas por vecinos de las dos localidades que rodean a la Sierra de Atapuerca para proteger y apoyar al proyecto científico que se desarrolla en los yacimientos. Un año más, y para conmemorar el décimo aniversario de la declaración, la Fundación Atapuerca, los ayuntamientos de Atapuerca e Ibeas de Juarros, y el Museo de la Evolución Humana se han unido a estos dos colectivos para organizar la VIII Marcha a pie a los yacimientos que se celebrará este domingo 28 de noviembre. La salida se realizará a las 10.45 horas de la mañana desde Atapuerca y a las 11.00 horas desde Ibeas de Juarros y la hora de llegada al parking de los yacimientos se estima que sea a las 12.00, una vez allí se procederá a disfrutar del tradicional almuerzo en la Sierra. Concluido el almuerzo se desarrollará una actividad lúdica. Para finalizar la jornada se procederá al sorteo de las visitas a los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, el Parque Arqueológico y al Museo de la Evolución Humana.