Tecnología España Boecillo, Valladolid, Miércoles, 18 de febrero de 2004 a las 13:17

Cartif participa en un proyecto europeo para introducir en España el uso de 'pellets' de biomasa como combustible

Con el objetivo de estimular un mercado que debe alcanzar el 68% de la producción de energía renovable en 2012

Beatriz G. Amandi/DICYT El Centro de Automatización, Robótica y Tecnologías de la Información y de la Fabricación (Cartif), ubicado en el Parque Tecnológico de Boecillo, es el único socio español de un proyecto europeo del programa Altener (dedicado a fomentar el desarrollo de energías alternativas), que pretende conseguir la transferencia de tecnología necesaria desde países del Norte de Europa a los del Sur en el mercado de pellets de biomasa.

El proyecto se puso en marcha hace seis meses y que finalizará en el año 2005, y es el resultado de las propuestas de 17 socios de 12 países, y se plantea como objetivo final la estimulación del mercado de pellets como alternativa energética y posible fuente de puestos de trabajo.

Los pellets son pequeñas pastillas combustibles prensadas a partir de desperdicios de maderas industriales y de materia forestal de deshecho, que son triturados y secados para que pierdan la resina y el agua y pueden ser utilizados como fuente de energía calorífica.


Pellets for Europe es el nombre del proyecto, que en España está dirigido por Gregorio Antolín, director de la división Químico-alimentaria de Cartif, y por Laura Vegas, investigadora del centro y jefe del proyecto. Ellos serán los encargados de organizar un encuentro que tendrá lugar en junio, en Valladolid, con el objetivo de difundir las posibilidades de esta fuente de energía, y también con la finalidad de poner en contacto tanto a posibles clientes del producto como a las industrias interesadas en su comercialización y los agentes intermedios que deben proporcionar la tecnología necesaria para su implantación y los recursos materiales.

Los objetivos del proyecto plantean la transferencia de tecnología necesaria para la elaboración de pellets procedentes de residuos de madera, pero también plantea el estudio de otros posibles tipos de pellets fabricados con residuos agrícolas, para lo que, insisten, existe un gran potencial en Castilla y León.

En este sentido, Gregorio Antolín señala que la comunidad autónoma parte con una especial ventaja al disponer de un enorme potencial de residuos de madera que podrían servir para hacer los pellets. A este potencial habría que unir la posibilidad de realizar las pastillas de biomasa con residuos agrícolas, resto del que Castilla y León también dispone en cantidad, al conservar unas potentes estructuras agrarias.

Laura Vegas indica que los problemas tecnológicos que se pueden presentar a la hora de desarrollar este proyecto se derivan de la escasez de maquinaria, puesto que las pelletizadoras no se fabrican en nuestro país. Sin embargo, señala que existen empresas trabajando con tecnologías similares que se podrían aprovechar, como es el caso de azucareras o fábricas de piensos.

Pellets for Europe plantea también el establecimiento de redes regionales o nacionales de pellets que se encarguen de realizar conferencias encaminadas a compartir experiencias y describir situaciones del mercado a nivel regional o europeo. También está previsto que se editen revistas con datos actualizados del mercado y que se active la página web existente, que incluirá los resultados del proyecto y se actualizará cada tres meses.

Pastillas de biomasa


El proceso por el que se elaboran las pastillas de biomasa es sencillo. En primer lugar, se tritura el residuo y se procede a un primer secado. Tras este proceso de secado, se vuelve a triturar, pero esta vez de modo más exhaustivo, de forma que queda como un serrín que se prensa hasta hacer pequeñas pastillas con aspecto similar a los piensos de animales.

El último paso del proceso, y el más delicado, es el enfriamiento tras el prensado, puesto que debe realizarse con unas condiciones determinadas para evitar que el resultado sea la descomposición o cualquier otro contratiempo.

Entre las novedades más importantes que presenta este tipo de pastillas de biomasa está la no utilización de ningún tipo de aditivo para conseguir el prensado y que su transporte es especialmente fácil, así como también la automatización de un posible proceso de alimentación a una caldera, puesto que se trata de pequeñas piezas de fácil manejo.


 

Apoyos oficiales

Partners

  • Ministerio de Economía y Competitividad Red de Unidades de Cultura Científica
  • Fundación Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León Espacio Iberoamericano del Conocimiento Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo Fundación 3CIN
  • Universidad de Salamanca Nucleus - Plataforma de Apoyo a la Investigación - Universidad de Salamanca Instituto de Estudios de Ciencia y Tecnología
  • Este proyecto ha sido cofinanciado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, dentro del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2008-2011. Referencia: TSI-090100-2011-36

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La biomasa como alternativa energética

El Norte de Europa viene utilizando los pellets de biomasa como combustible desde hace tiempo, puesto que siempre han dispuesto de un elevado nivel de recursos gracias al clima en que se encuentran.
Los países del Sur de Europa comienzan ahora a ponerse al día con las alternativas energéticas de este tipo, en parte, debido a la firma del compromiso de Kioto que obliga a los países firmantes, entre ellos España, a que el 12% de la energía consumida en 2012 proceda de energías renovables. Un 68% de esta cantidad de energía renovable consumida debe proceder de la biomasa, según este mismo protocolo.
Estas condiciones están obligando a diversificar el modo de obtener energía y las pastillas de biomasa se presentan como una alternativa viable en lugares que, como Castilla y León, disponen de recursos como madera y residuos agrícolas en cantidades suficientes para hacer rentable una producción de este tipo.
En estos momentos, en España sólo hay dos empresas que se estén dedicando a la producción de pellets de biomasa y la cantidad anual que producen es de 25.000 toneladas al año, lo que es una cifra baja para la demanda que habrá en el mercado cuando se plantee la necesidad de cumplir el protocolo de Kioto.
Por otro lado, como señala Gregorio Antolín, el aspecto económico recobrará importancia con la entrada en vigor del protocolo, puesto que los países que no lo cumplan, deberán pagar una multa o comprar derechos de emisión de gases contaminantes, mientras que los países que lo cumplan o dispongan de derechos para vender obtendrán, además del beneficio ecológico, el económico.
En este sentido, es importante señalar que el precio por unidad de derecho de emisión oscilará entre 13 y 26 euros, y que cada unidad de derecho de emisión se corresponde con el derecho a liberar a la atmósfera, durante un período determinado, una tonelada métrica de dióxido de carbono o una cantidad con un potencial equivalente de calentamiento del planeta de otros gases como el metano, el óxido nitroso, hidrofluorocarburos, perfluorocarburos o hexafluoruro de azufre.
Esto cobra importancia si se tiene en cuenta que las estimaciones de la Comisión Europea para España, señalan que en 2010, nuestro país emitirá un exceso de gases de entre 27 y 69 millones de toneladas de dióxido de carbono, si se toman o no, respectivamente, las medidas adicionales ya previstas.
Otra ventaja que presenta el uso de este tipo de energía reside en que no sólo no paga por emisión de CO2, sino que además la Unión Europea se está planteando dotar de derechos de emisión a las instalaciones que tengan una combustión superior a los 20 megavatios, lo que les permitiría obtener beneficios económicos con su venta.