Tecnología España , Salamanca, Martes, 22 de junio de 2004 a las 19:28

Castilla y León, banco de pruebas de las nuevas conexiones a Internet

Administraciones, empresas y usuarios particulares analizan las ventajas de las alternativas a la conexión telefónica tradicional

José María Cruz/DICYT Castilla y León se está convirtiendo en el banco de pruebas de las empresas que ofrecen alternativas a la conexión a Internet por el método tradicional. Así, mientras Iberdrola desarrolla con las instituciones burgalesas el acceso a través de la red eléctrica en la provincia, son numerosos los hoteles de la región que cuentan con conexión sin cables para sus clientes, y cientos de usuarios particulares exploran las ventajas de las conexiones Bluetoohth y wireless. 

 

A la velocidad a la que se producen los avances en telecomunicaciones, el acceso a Internet a través de un módem conectado a una línea telefónica convencional, con el que no se puede hablar y navegar a la vez podría parecer, pese a ser relativamente reciente y aún de uso común, antediluviano. Incluso el cable o el ADSL, por mucho ancho de banda que ofrezcan, empiezan a parecer cosa del pasado al lado de las nuevas posibilidades de conexión que, una vez desaparecido el monopolio telefónico para acceder a Internet, ya se están probando.

En muchos casos, Castilla y León se ha convertido en laboratorio donde experimentar con estos nuevos sistemas de transmisión de datos. Es el caso de la tecnología PLC (Power Line Communications) que posibilita el acceso a Internet a través de la red eléctrica. Las grandes compañías nacionales llevan años investigando esta posibilidad, aunque las pruebas piloto son relativamente recientes. Primero fue Endesa, que llevó Internet a través de este sistema a unos 3.000 hogares de un barrio zaragozano. Mientras que su competidora, Iberdrola, ha elegido Burgos para poner en práctica esta experiencia, y gracias a un acuerdo entre la compañía eléctrica, la Junta y la Diputación, la provincia se va a convertir en pionera en el desarrollo de esta tecnología. Los primeros en disfrutar de la tecnología PLC serán los funcionarios del Palacio Provincial de la Diputación de Burgos, y posteriormente el resto de ciudadanos de la provincia. Además, la Junta ya ha asegurado que desea extender la experiencia al resto de la comunidad.

Al menos técnicamente, la adopción de esta tecnología no resulta excesivamente complicada, pues utiliza la misma red por la que circulan los electrones que alimentan la aspiradora o el vídeo. Lo único necesario es instalar un router y un módem PLC conectado a través de cualquier toma de tierra a la línea de baja tensión por la que circula, previo proceso de transformación, la electricidad proveniente de la central. El servicio es universal, pues la red llega prácticamente a todos los hogares de la Castilla y León, y la velocidad de transmisión, de 2 a 10 megabytes por segundo, es alta.

A la espera de ver qué resultados arroja la tecnología PCL, todos los ojos están puestos en la que se espera sea la próxima revolución tecnológica, la Internet inalámbrica, que en Castilla y León empieza a ser una realidad. Los sistemas wireless (sin cables) serán los responsables de que se pueda navegar desde cualquier punto de nuestra casa olvidando los engorrosos cables que hasta ahora nos ataban al PC, o los que harán que en la oficina los ordenadores, los teléfonos, las agendas electrónicas y hasta las impresoras estén interconectados a través de ondas con la simple ayuda de un pequeño repetidor.

Existen varias maneras de transmitir datos sin que éstos pasen por cables. Una de ellas es la telefonía móvil, que en sus generaciones más avanzadas permite conectarse a Internet. Aunque lo cierto es que hoy en día la velocidad de transmisión de datos es reducida y la esperada UMTS, telefonía móvil de tercera generación que posibilita la transmisión de 2 megas por segundo, llega con retraso. Otra tecnología inalámbrica es Bluetooth, que transmite datos a través de ondas en la banda de 2'4 gigaherzios y que ya incorporan los nuevos modelos de teléfonos móviles. Eso sí, hoy por hoy, todos los ojos están puestos en el sistema Wi-Fi (wireless fidelity).


Wi-Fi es la denominación genérica del estándar 802.11 de redes de área local inalámbricas (WLAN), una tecnología que permite la intercomunicación a través de ondas electromagnéticas dentro de un mismo área de cobertura. Eso quiere decir que si insertamos una tarjeta Wi-Fi en, por ejemplo, un ordenador portátil o una agenda electrónica, podemos conectarnos a Internet sin cables dentro del área que abarque un punto Wi-Fi, también conocido como hotspot.

Hasta que se generalice su uso se está restringiendo la instalación de estos puntos a lugares públicos de tránsito de usuarios de portátiles, pues según un estudio de Toshiba la inmensa mayoría de las aplicaciones Wi-Fi se incorporan a este tipo de ordenadores. Es decir, aeropuertos, restaurantes o algunos recintos de alojamiento como la treintena de hoteles de Castilla y León que ya se han incorporado a la red ADSL Wi-Fi de Telefónica, lo que convierte a la región es una de las primeras en número de establecimientos hoteleros que cuentan con este servicio.

 

El estándar 802.11 transmite hasta 11 megabytes por segundo en al banda 2'5 gigaherzios, la misma frecuencia de los hornos microondas, aunque a baja potencia para que no sea peligroso. Las tarjetas se comercializan a un precio asequible, unos 50 euros, aunque la todavía escasa oferta de hotspots hace que su uso no esté aún muy extendido. Según la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación, a finales de 2003 sólo el 13% de los españoles decía haberse conectado a Internet a través de este sistema.