Salud España , Salamanca, Viernes, 03 de septiembre de 2004 a las 14:33

Castilla y León es la tercera comunidad autónoma con menor mortalidad cardiaca

Una media de 3.750 ciudadanos al año son susceptibles de recibir un programa de rehabilitación específico para enfermedades del corazón

Ana Victoria Pérez/DICYT Castilla y León es la tercera comunidad autónoma donde las muertes por ictus, y más concretamente por infarto agudo de miocardio, tienen menor prevalencia, según el informe anual de la Sociedad Española de Cardiología. La región se sitúa por detrás de Madrid y Navarra como una de las comunidades con un índice más bajo de mortalidad cardiaca. Un dato relevante ya que, según el Ministerio de Sanidad y Consumo, en España mueren al año por afecciones coronarias cerca de 126.000 personas.

 

Mejorar la prevención y la asistencia que se presta en estos casos es el objetivo de los diferentes planes de salud que se han desarrollado en algunas regiones española, y que parecen estar dando buenos resultados en el caso de Castilla y León.

 

La comunidad autónoma es una de las que ya ha diseñado su propio Plan de Rehabilitación Cardiaca para tratar a los enfermos que se encuentran dentro de los grupos de riesgo, y a los que su corazón ya les ha dado un aviso. Se trata de un dato importante si se tiene en cuenta que tan sólo entre un 2% y un 3% de estos pacientes tiene acceso a este tipo de programas sanitarios. En el caso de Castilla y León se estima que en torno a 2.500 ciudadanos son dados de alta de los hospitales de la región con pronóstico de infarto agudo de miocardio cada año y, por tanto, están en condiciones de adherirse a un programa de rehabilitación cardiaca. A ellos habría que sumar otros 1.250 enfermos a los que se ha diagnosticado una enfermedad isquémica del corazón, con lo que la cifra total de castellanoleoneses susceptibles de recibir este tipo de rehabilitación se eleva a 3.750.

Durante el año 2001 se pusieron en funcionamiento en la región 11 unidades de rehabilitación, una por cada área de salud, de las que en la actualidad siguen funcionando cuatro. Los resultados han demostrado que la rehabilitación cardiaca logra la reinserción sociolaboral de los pacientes en la mayor parte de los casos, además de controlar los factores de riesgo, con lo que se consigue un mejor pronóstico para el enfermo a largo plazo.

 

Hábitos de vida

Aunque los responsables sanitarios coinciden en que gran parte del problema está causado por una modificación de los hábitos de vida de los españoles, las diferencias en la asistencia al paciente entre los diferentes centros y comunidades autónomas constituyen un factor muy importante a la hora de reducir las muertes por afecciones cardiacas. Así, según datos obtenidos de los estudios clínicos nacionales multicéntricos, el retraso observado desde que aparecen los primeros síntomas de infarto hasta que el paciente está monitorizado en el hospital varía entre los 120 y los 156 minutos, en función del caso y del centro en el que se trate al enfermo.

 

Según el último registro realizado por el Ministerio de Sanidad y Consumo y recogido dentro del Plan Integral de Cardiopatía Isquémica 2004-2007, las enfermedades coronarias provocaron 1.382 ingresos hospitalarios por cada 1.000 habitantes a largo del año 2000. Y la estimación de cara al año 2005 es la misma.


 

Prescrita en dos de cada tres casos
Según datos de la Sociedad Española de Cardiología, actualmente se prescribe la rehabilitación cardiaca en un 65% de los pacientes que han sido sometidos a revascularización quirúrgica, y en un 34’6% de los que han sufrido una revascularización percutánea. El tratamiento se recomienda también en algunos casos de pacientes transplantados, pero el seguimiento de estos programas ha conseguido que pacientes que se encontraban en lista de espera para recibir un transplante hayan salido de ellas porque ha mejorado su capacidad de esfuerzo y la fisiología de su corazón.