Ciencias Sociales España , Salamanca, Miércoles, 22 de diciembre de 2010 a las 17:57

Ciencia por todos lados y para todos

Artículo de divulgación de Ángel Figueroa Perea, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, sobre la feria Empírika de Salamanca

DICYT Soy un convencido de que hoy por hoy la divulgación de la ciencia tiene más de un objetivo y un público a la que va dirigida. En tiempos como los que vivimos, en los que parece ya un lugar común hablar del debate entre el tener y el saber, encuentro en ella un gran elemento para ofrecer herramientas a distintos grupos de la población para entender y cuestionar su aquí y su ahora.

 

Además, frente a la puesta en duda de un gran número de paradigmas de toda índole que acompañaron a numerosas generaciones por siglos, hoy la ciencia y el placer que provoca acercarse a ella, se convierten también en una alternativa para reafirmar y reivindicar valores muy primarios que tienen que ver con el respeto al “todo” que somos con el medio ambiente, con el universo, con nuestros “compañeros de camino” y con nosotros mismos, en toda la extensión de la palabra.

 

¿Para qué comunicar la ciencia? Además de las mencionadas, hay muchas razones más. No podemos olvidar que en países como los latinoamericanos, los principales fondos destinados a la investigación científica provienen del erario público, de manera que la acción de transmitir el conocimiento y avances generados en estas disciplinas, se convierte también en una rendición de cuentas, en un acercamiento de la población con el quehacer de los hombres y mujeres de ciencia, y en un termómetro cada vez más necesario para que éstos no se alejen de la ciudadanía y sus necesidades.

 

¿Dónde y cómo comunicar la ciencia? donde se pueda diría yo y hasta con las uñas si es necesario: en las paredes, en las tarjetas telefónicas, en los medios más populares y en los más elitistas, en los lugares obvios y en los más insospechados, en el transporte público y los medios dirigidos a automovilistas, en la radio, en el cine, en el banco y en el supermercado.

 

De ahí que celebro la reciente realización de Empírika, no como una feria más de ciencia, tecnología e innovación, sino como una feria con carácter propio, con una propuesta iberoamericana, integradora, incluyente y de experimentación que la hizo muy fresca, tanto como las verduras del supermercado al que también llegó el ejercicio de transmitir lo que la ciencia está haciendo por ti y por mí. Una iniciativa de esas que se requieren para socializar un conocimiento que nunca más deberá quedar entre pares, y los pares de esos pares.

 

“La ciencia está en todas partes” pero no lo puede todo, tampoco se trata de sobrevaluar un ejercicio humano, perfectible, para nada infalible y con más camino que recorrer, que el que ya ha andado pues más conscientes estamos de lo que nos falta por saber. Sin embargo, su difusión, y con ello, la comunicación de sus compromisos permanentes, son también ese aire, ese impulso, que podrá derivar en mejores científicos, mejores aportaciones al conocimiento y por ende, ciudadanos más plenos y felices, ¿hay algo más importante que eso?