Ciencia España León, León, Lunes, 01 de octubre de 2007 a las 15:32

Científicos del Instituto Geológico y Minero completan el mapa geomorfológico de República Dominicana

La Oficina del centro ubicada en León participa en un proyecto europeo que servirá para conocer los recursos geológicos del país y las zonas de riesgo ante catástrofes naturales

IGC/DICYT La Oficina del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en León trabaja en estos momentos en un proyecto europeo centrado en la elaboración de los mapas geológicos a escala 1:50.000 de la República Dominicana, así como en la definición de los planos geotemáticos a escala 1:100.000 del país caribeño. Estos últimos se componen a partir de los mapas geológico y hacen referencia a aspectos concretos que en este caso detallarán los procesos geológicos activos en la zona, es decir, aquellos que pueden presentar riesgos (terremotos, fallas, deslizamientos, avalanchas, etc.).

 

El objetivo final de la iniciativa, continuación de dos proyectos anteriores, es "mejorar las infraestructuras dominicanas, así como el conocimiento de su propia geología", comenta a DICYT Ángela Suárez, jefa de la Oficina de Proyectos del IGME en Léon y participante en el proyecto. Así, otra de las funciones de los trabajos consiste en estudiar los recursos geológicos desde el punto de vista de su aprovechamiento para la minería o la industria. También se realizan estudios hidrogeológicos.

 

Procesos activos

 

En concreto, la investigadora del IGME de León trabaja en la realización de mapas geomorfológicos y de procesos activos. El trabajo comienza sobre fotografías aéreas (facilitadas por la República Dominicana,  que datan de los años 50 y 60), así como con imágenes por satélite del país (procesadas por el propio IGME). Estos datos iniciales sirven para hacer una representación de "los depósitos y las formas erosivas de los materiales geológicos más recientes, los del Cuaternario", explica la investigadora.

 

Al mismo tiempo se representan los aspectos neotectónicos, es decir, "posibles fallas o movimientos de la tierra más recientes". Posteriormente, "hay que confirmar estos datos mediante trabajos de campo en la zona". Según Suárez, la orografía de la zona, con numerosas selvas y escarpados terrenos, hacen más difícil el trabajo de campo. Para su finalización, los mapas se acompañan de una memoria que describe los materiales y los procesos geológicos que se observan.

 

Los mapas de procesos activos se realizan a partir del geomorfológico, y en ellos sólo se representan "las formas y depósitos que tienen alguna posibilidad de reactivación", es decir, que entrañan algún riesgo para la población, como pueden ser posibles avalanchas o el deslizamiento de alguna ladera. En este mapa se representa un índice de peligrosidad aproximada que tiene una zona determinada (peligro bajo, medio o alto). A partir de estos se realizan los mapas de riesgos geológicos, que son aún más precisos.

 

Terremotos y tsunamis

 

"En el país hay experiencias pasadas de terremotos y tsunamis", comenta Suárez, "así como zonas de costa que desaparecen por ciclones o tormentas tropicales". Así pues, los datos obtenidos en estos trabajos se incorporarán a un Sistema de Información Geográfica que se pondrá a disposición del país, con lo que se aumentará el conocimiento sobre su geología y las zonas de mayor riesgo ante una catástrofe natural.

 

Este proyecto tiene una duración de cuatro años. Está financiado por la Unión Europea a través de un fondo de ayudas a países en desarrollo. El IGME trabaja en consorcio con el BRGM, el equivalente al Instituto en Francia, y la empresa española Eptisa.