Ciencias Sociales Colombia , Cundinamarca, Jueves, 24 de abril de 2008 a las 11:13

Colombia dice sí a más Ciencia, Innovación y Tecnología

La ministra de Educación apuesta por mejorar la formación de los jóvenes para incrementar la cantera científica del país

YC/NOTICYT/DICYT Con la discusión de temas como el fortalecimiento de la institucionalidad, la adecuada focalización de los recursos, la integración armónica y sistémica de los actores que participan en la producción y uso de la ciencia la tecnología y la innovación, además de la sensibilización de la sociedad hacia estos temas para hacerlos suyos, se enriquecieron los contenidos y alcances de una política científica para Colombia.

 

Las palabras de clausura del Seminario Internacional sobre Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación, realizado en Bogotá, pronunciadas por la Ministra de Educación María Cecilia Vélez, dejaron claro uno de los problemas fundamentales para el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación en Colombia: “el entusiasmo que despierta entre los niños colombianos el tema de la ciencia, es impresionante, sin embargo, a los pequeños les falta preparación”.

 

Este comentario bien podría ilustrar la situación de la ciencia, tecnología e innovación (CyT+ I), en el país: muchas inquietudes, y capacidad acumulada a lo largo de al menos 40 años de funcionamiento de Colciencias, pero falta de refinamiento en el diseño de políticas que sirvan de marco para el desarrollo de esas actividades a una escala que nos permita competir con otros países.

 

Por esta razón, y con Estados apurados ante los cambios de las reglas de juego globales en materia de competitividad y comercio exterior, que obligan a los países que aspiren a tomar una “buena tajada” del mercado internacional a producir bienes y servicios con valor agregado, se hace indispensable ambientar una discusión de calidad que permita proporcionar el marco político más adecuado para el desarrollo de la CyT+ I.

 

Esto fue lo que sucedió en el Seminario Internacional sobre Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación: propiciar tal ambiente. Así, se compartieron experiencias, conceptos, recomendaciones y demás insumos que permitirán puntualizar temas claves en el diseño, desarrollo e implementación de una política científica eficaz para Colombia.

 

El Estado

 

Entre otros de esos temas fundamentales, se discutió acerca del rol que debe jugar el Estado en la promoción y fomento de actividades de CyT. Un papel vital, de promoción y coordinación como reconoció Nicolás Eyzaguirre, Presidente del Consejo Nacional de Innovación de Chile, “especialmente en países tan inequitativos como los latinoamericanos”.

 

Este rol, sin embargo, no debe prestarse para financiar totalmente las actividades de CyT, como explicó Guillermo Perry, ex Ministro de Hacienda colombiano. Según su apreciación, una política de subsidios a los proyectos más consistentes y pertinentes es deseable, antes que insistir en los incentivos tributarios, pues éstos han demostrado tener poca eficacia para América Latina. De igual forma, Perry recomendó que los subsidios no superen el 50% del total de la inversión, y que su aprobación, seguimiento y evaluación quede en manos de expertos, incluyendo extranjeros.

 

Ahora bien, si no es el Estado el encargado de financiar en su totalidad los programas de CyT ¿quién lo debe hacer? En el caso estadounidense, explicado por Kei Koizumi, director de la Asociación para el Avance de la Ciencia de los Estados Unidos (AAAS), la estructura federal de su país facilita que los esfuerzos se concentren en la industria, que financia dos terceras partes del total de la inversión en desarrollo tecnológico.

 

“Las donaciones, el apoyo del 10% del Gobierno Federal, y los Estados de la Unión, soportan otro tanto de la inversión total. De igual forma, no contamos con un departamento central como Colciencias en Colombia que asigne recursos y oriente políticas, sino que tenemos 24 agencias realizando sus propias actividades”, señaló el director.

 

Este modelo puede satisfacer las demandas de creación de CyT en países con tradición liberal como Estados Unidos, sin embargo, para América Latina el Estado debe encargarse de aquello que el sector privado no gestiona y este es el caso de la CyT, que para Chile, por ejemplo, permitió el diseño de una política de uso estratégico de las regalías producidas por sus recursos naturales, especialmente el cobre. Y es que según, Nicolás Eyzaguirre, “los recursos naturales se agotan, pero los intelectuales no”, de allí la necesidad de invertir las regalías de la explotación de un recurso natural en el recurso humano”, recomendó el investigador chileno.

 

Para el caso colombiano esta posibilidad de generar más recursos para CyT a partir de producto de regalías como la petrolera, o de las privatizaciones de empresas estatales, se encuentra contemplada en el proyecto de Ley de Ciencia y Tecnología, con el que se pretende actualizar los presupuestos de la Ley 29 de 1990.

 

Otra de las sugerencias del ex Ministro Perry fue la de crear una institucionalidad que tenga interlocución con la alta dirigencia del Estado, “no necesariamente un Ministerio de Ciencia y Tecnología, sino una representación académica y del sector privado que discuta directamente con el gobierno”.

Este elemento fue definitivo en la totalidad de los casos expuestos, y expresa la urgencia de “discutir estos temas en el más alto nivel político”, como señaló la Senadora Martha Lucía Ramírez.

 

La empresa

 

“Apenas el 1.3 de doctores trabaja en el sector empresarial colombiano”, señaló Judith Sutz, docente de la Universidad de la República de Uruguay. Esta cifra revela el tradicional desdén con el que el empresariado del país ha percibido el tema de la CyT, y, especialmente, el de la innovación. Esta situación ha llevado a reiterar la invitación que ha hecho en repetidas ocasiones Juan Francisco Miranda, director de Colciencias, al empresario colombiano para que demande innovación y tecnología, un modelo que ha sido clave para el desarrollo de países como Corea, Australia o Finlandia.

 

 

 

Sin embargo, aceptar esta invitación supone cambiar la mentalidad respecto de los negocios, muchas veces concebidos en América Latina como “rentísticos, y por lo tanto, con baja innovación”, como señaló Nicolás Eyzaguirre. A esta situación hay que agregarle que la innovación es un proceso que requiere tiempo para producir buena rentabilidad, y que factores como el capital de riesgo sirven para su desarrollo, lo que pocas veces no se entiende en los círculos empresariales y políticos conservadores, complementó el experto chileno.

 

Ahora bien, como explicó Guillermo Perry, “el arbitrio del mercado hace poca innovación, por eso el Estado debe participar en estos desarrollos, y no recargarse solo en el empresariado. Esto lo puede hacer mediante el uso de instrumentos como la protección a la propiedad intelectual y los subsidios e incentivos tributarios”.

 

Por estas razones, la necesaria vinculación de la empresa con la academia y el Estado, en un modelo suficientemente conocido, en que el Estado coordina, y facilita procesos, la empresa aporta buena parte del capital porque ve los frutos, y la academia crea conocimiento, debe establecerse con claridad en una política integral de CyT, advirtiendo que los roles no son fijos y se pueden dinamizar.

Así, quedó clara la necesaria sinergia entre los actores del sistema, siempre y cuando la política que configura y articula sus responsabilidades y metas sea clara y responda a los intereses de la sociedad en su conjunto, “que debe ser la gran beneficiaria de los productos del sistema, para ganar legitimidad”, como anotó Judith Sutz.

En suma, estos elementos de análisis, surgidos de experiencias exitosas, y conceptos académicos, socializados en el Seminario, nutrirán el documento definitivo de Política Nacional de Fomento a la Investigación y la Innovación de Colciencias, como lo indicó su director Juan Francisco Miranda: “Un oportunidad de Colombia para construir y sembrar futuro”, concluyó.