Alimentación España , Valladolid, Viernes, 27 de junio de 2014 a las 17:36

Desarrollan una técnica más rápida y precisa para la cuantificación de dioxinas

A través del proyecto europeo Dioxdetector en el que participa el centro tecnológico Cartif y la empresa vallisoletana SEADM

Cristina G. Pedraz/DICYT Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las dioxinas constituyen un grupo de compuestos químicos contaminantes persistentes (los denominados COP) que se encuentran en el medio ambiente de todo el mundo y que se acumulan en la cadena alimentaria, principalmente en el tejido adiposo de los animales. Su elevada toxicidad puede producir diferentes problemas de salud en el ser humano como dificultades en la reproducción y el desarrollo fetal, afectar al sistema inmunitario o interferir con hormonas, causando cáncer.


Las medidas más eficaces para evitar o reducir la exposición humana son las adoptadas en el origen, es decir, la instauración de controles rigurosos en los procesos industriales con el fin de reducir al máximo posible la formación de dioxinas. En este sentido, la legislación europea limita las emisiones de dioxinas y exige recoger datos en la atmósfera, el agua (sedimentos) y el suelo, así como su presencia en alimentos y piensos animales.


En la actualidad, las concentraciones de dioxinas se miden en picogramos o partes por trillón (ppt) y uno de los objetivos de la Unión Europea es aumentar la protección de los consumidores desarrollando nuevos métodos de medición para controlar el cumplimiento de la normativa, entre otras medidas.


En esta línea trabajan los investigadores del proyecto LIFE Dioxdetector, una iniciativa que comenzó el pasado mes de octubre y que se extenderá hasta febrero de 2016, cuyo fin último es desarrollar una técnica más rápida y de mayor precisión para la cuantificación de dioxinas. En el proyecto, cuyo presupuesto es cercano a los 1’13 millones de euros (cofinanciados en un 50 por ciento por la Comisión Europea), participan el centro tecnológico Cartif y la empresa SEADM, ambos ubicados en el Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid).


Como explican a DiCYT Marta Gómez, investigadora de Cartif y coordinadora del proyecto, y Alma María Astudillo, doctora química de SEADM, se trata de aplicar una nueva técnica analítica para medir las concentraciones de dioxinas y furanos (otros compuestos contaminantes COP) en aire, suelo y biota vegetal en el entorno de una incineradora de residuos sólidos urbanos.


“Las principales productoras de dioxinas son las incineradoras, principalmente de residuos sólidos urbanos, aunque también las industrias de pinturas, las cementeras e incluso en menor medida el propio tráfico rodado”, apuntan las investigadoras, quienes detallan que el proyecto se centra “en incrementar la precisión de medida por debajo del nivel de partes por cuatrillón (ppq) y en aumentar la velocidad de los análisis respecto a los métodos tradicionales, cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas”. Asimismo, el método planteado en el proyecto incluye la realización de medidas prácticamente en continuo, con tomas de muestras cada 15 días en varios medios, lo que permitiría realizar una estimación más “realista” de estos contaminantes.


Fases del proyecto


Hasta el momento, los trabajos se han centrado en el diseño de un modelo de dispersión de las dioxinas y en la identificación de los puntos de muestreo. Paralelamente, se ha avanzado en la puesta a punto de la técnica. “Hemos instalado un laboratorio con acceso restringido para evitar la toxicidad y hemos realizado pruebas con estándares comerciales, ya que tratamos de detectar 17 tipo de dioxinas y furanos. También hemos probado varios métodos de introducción de la muestra y de ionización (para la separación por movilidad eléctrica) que es una característica del análisis previo a la detección. Estamos delimitando las condiciones y el método de ionización óptimo para conseguir los mejores niveles de detección”, aseguran las investigadoras.


Tras esta fase, se procederá a la toma de muestras en los diferentes medios (suelo, aire y biota vegetal) en las zonas del entorno de la incineradora donde se han detectado las concentraciones máximas de dioxinas. “La toma de muestra y la cuantificación de las dioxinas se llevará a cabo durante un año y algunas muestras se enviarán a otros laboratorio incluso fuera de España para que se analicen y se contraste y verifique nuestro método analítico”, agregan.


Una vez concluido el proyecto, de carácter demostrativo, se espera que puedan beneficiarse de la técnica los centros y laboratorios encargados de realizar este tipo de análisis. Asimismo, a través del proyecto se obtendrán datos concretos sobre la evolución de la concentración de dioxinas desde su emisión hasta su deposición en los diferentes medios. Con ello, se podrían establecer medidas de seguridad para impedir la exposición de la población y del medio ambiente a este tipo de compuestos.