Alimentación Chile , Metropolitana de Santiago, Jueves, 28 de enero de 2016 a las 10:33

Drones en Chile: un mercado que crece aceleradamente

El Director del Club de Robótica de la Universidad San Sebastián, Carlos Escobar, entrega algunas recomendaciones sobre el uso de estas pequeñas aeronaves que proliferan en los cielos de Chile

USS/DICYT Se estima que el crecimiento de la venta de drones en Chile fue de un 200% en 2012 y que hoy son más de 2 mil los aparatos que vuelan en Chile, mercado que crece al 20% por mes. La variedad de los modelos y la multiplicidad de precios, han hecho posible que sean accesibles a cada vez más personas, y para los más variados usos.

 

Sin embargo, no cualquiera puede utilizar una de estas pequeñas aeronaves, pues, según el director del Club de Robótica de la Universidad San Sebastián, Carlos Escobar, “existen drones para usos tanto recreativo como profesional, no obstante siempre está el peligro de que un dron se pueda caer, como cualquier objeto que está en altura. Evidentemente el peligro está en que se puede precipitar sobre la cabeza de alguien y provocar desde daños menores hasta algo más complejo, por el peso y/o la fuerza con que se precipite a tierra”.

 

Es por eso, puntualiza, que “Chile es el primer país en Latinoamérica que normó el tema del uso de los drones, más que nada por los accidentes que puedan suceder y también por daños a la propiedad privada”. En ese sentido, “según la legislación chilena, representada por las normas aeronáuticas DAN de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), hay dos requisitos o pruebas que realizar sobre las Aeronaves Pilotadas a Distancia RPAS (Remotely Piloted Aircraft Systems) conocidos comúnmente como “drones” en Chile: primero, cualquier dron debe ser registrado, que consiste en una licencia en la que se muestra a través de una foto el dron en particular, su número de registro o serie –el cual también debe exhibirse grabado en el mismo aparato– además de otras particularidades técnicas como marca y modelo. El segundo requisito es certificarse como operador de un RPAS (y del mismo RPAS que registró). La certificación consiste en rendir una prueba con temas, sobre el uso y operación de Aeronaves Pilotadas a Distancia “RPAS”, además de las reglas del aire, extractos de meteorología y aeronáutica”.

 

Los compradores

 

El experto aclara que en general, el perfil de personas que adquieren drones, “es gente que gusta de la última tecnología, que tiene lo último en computación o en telefonía móvil. Hoy en día, el poder adquisitivo no es factor, porque el minidron de 7 cm. vale unos 15 mil pesos, y hay hasta drones de 50 cm. de ala que pueden llegar a los 6 o 7 millones de pesos, pero hay para todos los gustos y bolsillos”. Respecto de los niños, recomienda “ser un poco cauto en facilitarles una aeronave, porque es un equipo que no es necesariamente barato y es muy fácil de dañar o provocar daño, por eso es recomendable para chicos sobre 14 años”.

 

Agrega que “hoy se trata de un mercado en expansión, y ya se han creado muchas empresas que están aumentando su participación de mercado, porque se les ha dado un uso muy variado, tanto recreativo como profesional, por lo tanto es un mercado diversificado que apunta a muchos segmentos de diversas problemáticas, no solo especialistas”.

 

Pros y contras

 

Carlos Escobar cree que estos aparatos “tienen muchas cosas útiles, como en los ámbitos de la agricultura o de la minería. Ejemplos concretos están en la planimetría de lugares de difícil acceso para la minería; gracias a determinados software se puede conocer el tipo de terreno, las alturas, qué peligro reviste para un trabajador estar ahí; en el ámbito de las emergencias podemos llevar equipo de salvamento a personas que están en un lugar aislado; con cámaras térmicas podríamos buscar lugares en bosques que son más propensos a incendios y así establecer planes de contingencia o de seguridad. Eso solo se podía hacer con helicópteros y aviones, lo que aumenta mucho los costos. La utilidad de los drones es espectacular e inesperada”.

 

Además, añade que “como toda tecnología nueva, genera muchas plazas de trabajo, que antes eran demasiado específicas y especialistas. Hoy en día, con un equipo pequeño se pueden desarrollar labores profesionales diversas bastante buenas”.

 

Respecto de los “contras”, al experto le preocupa “el uso que puede ser un poco indiscriminado en el tema del ámbito privado, particularmente cuanto el dron vuela sobre las casas invadiendo la privacidad de las personas o de sus momentos privados, como puede ser algo tan simple como tomar un baño de sol”.

 

Asimismo, reitera que el tema de seguridad, particularmente en lo que respecta a los riesgos de caídas, es fundamental, por lo que recomienda antes de operar una mini aeronave conocer las especificaciones técnicas del aparato, como autonomía, batería, y otros factores que pueden influir en un vuelo seguro, y siempre revisar la página web de la DGAC para informarse adecuadamente sobre las normas y requisitos de estos, como la incorporación de un paracaídas al RPAS (“dron”) y otros temas de interés”.