Medio Ambiente Argentina , Santa Fe, Miércoles, 06 de noviembre de 2013 a las 15:06

El cambio climático y la deforestación producen más parásitos en aves

Según concluyeron los investigadores, esta parasitosis es un tipo particular de infección dado que el parásito busca en forma activa al individuo en el que va a hospedar, incluso pudiendo recorrer grandes distancias

ARGENTINA INVESTIGA/DICYT Los pichones de las aves silvestres que permanecen en sus nidos hasta poder volar son el blanco de parásitos que causan la enfermedad miasis. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral y el Conicet estudiaron las circunstancias que determinan la abundancia de una larva de mosca que parasita a pichones.

 

Los hallazgos, publicados en la revista científica “PLoS ONE”, alertan que la acción conjunta de la deforestación y el cambio climático -dos de las principales variables del cambio ambiental global- podrían hacer que las cantidades de estos parásitos aumenten en forma considerable.

 

El trabajo de los científicos evidenció que si bien son muchas las variables asociadas a la dinámica de este tipo de enfermedades, sólo unas pocas gobiernan estos procesos. “Si sumamos estos resultados a los estudios que hemos realizado anteriormente, las perspectivas son muy buenas para las moscas parásitas y muy malas para las aves”, indicó a Argentina Investiga Pablo Beldomenico, director del laboratorio de Ecología de Enfermedades (LEcEn) del Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (UNL – Conicet).

 

“Por un lado, las proyecciones de cambio climático en la región anticipan mayor cantidad de lluvias y temperaturas promedio, y por otro, al tener cada vez menos bosques para anidar, los pichones se encuentran muy hacinados. Ambas situaciones determinan un escenario ideal para que estos parásitos proliferen y las aves los sufran”, recalcó Beldomenico.

 

Las miasis subcutáneas son parasitosis causadas por larvas de moscas que se alojan debajo de la piel. Existen distintas especies de mosca que las producen y que afectan a animales silvestres, domésticos e incluso al hombre, como es el caso de la “ura” en el norte de Argentina.

 

El estudio

 

La investigación consistió en cuatro estudios paralelos que hicieron foco en diferentes niveles de la organización biológica, desde el pichón (individuo) a todo el conjunto de las aves del área de estudio (comunidad), y a diferentes escalas temporales (semanas, meses o años). La información se recolectó a partir del seguimiento de más de 4.000 pichones localizados en dos áreas de bosque a la vera del río Salado, en el centro de la provincia de Santa Fe. Los estudios fueron financiados por el Conicet y dos fuentes internacionales: Morris Animal Foundation y Wildlife Conservation Society.

 

Según los investigadores, los factores más importantes fueron las precipitaciones, la densidad de pichones y la estructura de la vegetación. En menor medida, también tuvo influencia la temperatura. Los resultados mostraron que un mes después de una gran lluvia, la cantidad de larvas crecía de manera significativa. De manera similar, años muy lluviosos fueron años con gran cantidad de larvas. Asimismo, luego de que aumentaba la cantidad de pichones por hectárea, se observaba un gran incremento del número de larvas que parasitaba a cada pichón. La vegetación que rodeaba a los nidos también tuvo un efecto muy marcado, de especial importancia fue la altura de los bosques. “La cantidad de larvas por pichón era mucho mayor en bosques más bajos”, recalcaron los autores.

 

“La investigación también reveló muchos otros fenómenos interesantes antes desconocidos de este parásito, como por ejemplo que la mosca prefiere el benteveo sobre todas los demás especies, pero cuando éste escasea tiene la facultad de adaptarse a otras alternativas, a las que va escogiendo según disponibilidad”, subrayaron.

 

En conjunto, los resultados suponen un aporte valioso para el conocimiento de la ecología de las miasis e inducen nuevas hipótesis a ser puestas a prueba por nuevos estudios.

 

En aves silvestres

 

Una década atrás, investigadores del LecEn comenzaron a abordar el estudio de la epidemiología de las miasis en aves silvestres. “La ecología de este tipo de parasitismo ha sido muy poco estudiada. Las miasis representan un tipo de infección singular ya que, a diferencia de la gran mayoría de las enfermedades infecciosas y parasitarias, el parásito busca activamente al individuo que va a parasitar, incluso pudiendo recorrer grandes distancias. Esto necesariamente determina un patrón epidemiológico particular”, acotó Darío Manzoli, quien realiza su tesis doctoral acerca del tema.

 

Según explicó Beldomenico, las moscas del género Philornis son un modelo ideal para estudiar este tipo de parasitosis. “Al comenzar a estudiar a Philornis torquans en pichones de aves de la zona, encontramos que estábamos ante un sistema muy interesante para el estudio de la ecología de las miasis”, destacó.

 

En particular, Philornis torquans es una mosca que sólo parasita a pichones de aves silvestres. Los pichones permanecen en sus nidos desde que nacen hasta que están listos para volar (entre 15 a 20 días, según la especie de ave), es decir la totalidad del período en el que son susceptibles al parásito. A su vez, las larvas cumplen todo su ciclo en el mismo punto donde ingresaron a la piel, y son fáciles de identificar dado su tamaño. Todo esto hace que se pueda obtener información detallada pichón por pichón, desde su nacimiento hasta que vuela o muere, y virtualmente de todos los hospedadores presentes en un área determinada.