Tecnología España Lubia, Soria, Jueves, 05 de febrero de 2004 a las 16:33

El CEDER trabaja en la normalización de la biomasa

El centro de energías renovables soriano mantiene abiertas líneas de investigación sobre energía eólica y los biocombustibles

Verónica Reglero/DICYT El Centro de Desarrollo de Energía Renovable (CEDER) de Lubia, ubicado a escasos kilómetros de la capital soriana, está desarrollando una línea de trabajo, a través de su laboratorio de caracterización, para normalizar la generación de energía a través de materia orgánica (conocida como biomasa). "Hay proyectos europeos que apoyan al CEN (Comité Europeo de Normalización) para realizar esta normalización, y eso es lo que estamos haciendo. Estamos involucrados dentro de un macroproyecto europeo que es el Bionorm para realizar esa normalización de parámetros analíticos y de ensayos en los biocombustibles sólidos”, ha explicado a DICYT uno de los técnicos del CEDER. 

 

El CEDER trabaja en el Programa de Investigación sobre Biomasa, que conjuga dos vertientes: por una parte, la producción de biocombustibles líquidos a partir de biomasa (por ejemplo, bioetanol en la fase de fermentación) y, por otra, la producción de biocombustibles sólidos. Ésta, a su vez, se ha dividido en varios proyectos, uno de ellos es el que llaman Evaluación, Caracterización, Pretratamiento y Optimización de la biomasa como recurso energético, que, en definitiva, agrupa varios proyectos de investigación nacionales e internacionales.


Dentro del desarrollo de los sistemas de biomasa como combustible se engloban otra serie de proyectos “que en muchos casos tienen unos plazos, hay una investigación que hacer en determinado tiempo, que tiene una financiación europea, a veces española”, explica Luis, quien añade que “normalmente se concursa a proyectos europeos, que son proyectos del VI Programa Marco o a proyectos del Plan Nacional de I+D”.

 

Dos líneas de trabajo


El CEDER basa su día a día en tres grandes líneas de actuación. Dentro del campo de las energías renovables “nos encontramos con biomasa, eólica, fotovoltaica, solar-térmica…”, explica Eloy González, coordinador del CEDER. Sin embargo, dentro de este conjunto, las dos líneas de trabajo fundamentales, aunque no exclusivas al cien por cien, son la biomasa y la eólica. El trabajo con la biomasa o biocombustibles se realiza mediante la evaluación, caracterización y pretratamiento de la biomasa o de los biocombustibles. “Al final, de lo que se trata es de tener energía, bien en forma de calor o bien en forma de electricidad”. Y como complemento, o como una línea de trabajo simultánea, el centro trabaja los cultivos energéticos. “Se empezó trabajar con biomasa para observar el aprovechamiento energético de este combustible (la biomasa residual) aprovechando los residuos tanto del tratamiento forestal, como del tratamiento de la industria de la madera y de los residuos agrícolas (podas de los frutales, paja del cereal…)” comenta Eloy, quien añade que “hay una línea de actuación que se mete dentro de este campo que son lo que se denomina cultivos energéticos”. Normalmente, los cultivos han tenido casi al cien por cien un sentido desde el punto de vista alimentario. El cultivo agrícola ha tenido como objetivo cubrir las necesidades alimentarias del hombre. En estos momentos el tipo de cosecha, las mejoras genéticas… han dado unas producciones que en Europa, por ejemplo, “tenemos un exceso de tierras de labor que las podríamos dedicar a cultivos energéticos. Es decir, en vez de plantar trigo, maíz, cacahuete… para producir un alimento, lo que vamos a hacer es plantar algo que lo vamos a destinar a energía”, subrraya Eloy. Un cultivo energético es, por una parte, cuando tenemos un material que quemamos, combustionamos o sometemos a un proceso termoquímico para obtener calor o energía. Otro tipo de cultivos energéticos son aquellos que permiten obtener alcoholes. Es decir, aditivos a las gasolinas o sustitutos de la gasolina como es el alcohol. En otras palabras, los cultivos alcohólicos. Y la tercera rama de los cultivos energéticos son los oleoginosos para obtener sustitutos o aditivos al gasóleo.


El coordinador del CEDER explica que “en el centro tenemos una serie de plantas piloto. Porque nosotros pretendemos llegar a una aplicación o a un desarrollo de una serie de procesos con carácter no vamos a decir industrial, pero cuasi industrial”. Eloy añade que “no es una investigación pura, sino que es una investigación aplicada para ver cómo se pueden utilizar, qué cultivos son los mejores, cómo podemos utilizarlos y cómo podemos caracterizar adecuadamente estos biocombustibles”. En este campo, el CEDER cuenta con un campo de cultivos, una planta de secado, una planta de trituración y un laboratorio de caracterización.


Una de las utilizaciones de los biocombustibles es el aprovechamiento energético vía combustión o vía gasificación. Es aquí donde entra la segunda línea de actuación, que se puede denominar valoración energética de combustibles y residuos, entre los cuales, uno sería concretamente la biomasa o los biocombustibles. Pero el CEDER no se centra exclusivamente en el estudio como combustible de la biomasa, también se trabaja con carbones, aprovechamiento o tratamiento de otros residuos de tipo industrial como pueden ser las harinas cárnicas (es un residuo que hay que eliminar y en consecuencia hay que ver la forma más idónea y factible, de aprovechar energía y por otra parte no contaminar).

 

Producción industrial


En el tema de la producción industrial, el diseño de las ideas que se tienen a nivel de laboratorio nunca se pueden llevar a la práctica o realizarlas si no hay un paso intermedio, que es lo que se llama plantas piloto o plantas experimentales. Es decir, en el salto de escala del laboratorio, la escala micro, a la escala industrial hay que pasar por una escala intermedia en la que se comprueban los problemas que te plantean esos materiales con los que trabajas. Es decir, “no es lo mismo trabajar con un kilo que trabajar con 200 ó trabajar con toneladas”, afirma Eloy. En este paso intermedio es donde el CEDER trabaja. “El trabajo en laboratorio nunca es un trabajo en condiciones reales, por eso la importancia el conjunto de plantas que tenemos”, añade.


Y la tercera línea de trabajo del CEDER se enmarca en el campo de la energía eólica. Y en vez de decantarse por los grandes aerogeneradores lo han hecho con los pequeños aerogeneradores, en lo que se llama sistemas eólicos aislados, es decir, sin volcado a red. “La razón es que éstas son empresas casi artesanales que no disponen de estos equipos técnicos detrás de las grandes empresas y a los que pretendemos ayudar, en el sentido de caracterizar estos aerogeneradores”, comenta Eloy, que añade que “lo que se pretende es llegar, en una palabra, a un campo de ensayos donde pudiéramos hacer una especie de homologación de estos pequeños aerogeneradores. Las potencias de los que tenemos van de 1'5 a 50 kilowatios. Actualmente tenemos siete. Incluso uno de ellos es un sistema híbrido eólico-fotovoltaico".


En el tema de eólica, el CEDER no se centra sólo en una caracterización de estos aerogeneradores, sino que trabajamos también en otros temas como es la caracterización del viento, un tema novedoso y muy interesante para predecir el viento. “Hay que tener en cuenta que si se puede predecir el viento, se podrá predecir el funcionamiento de los parques eólicos o las ventajas que eso conlleva a la hora de programar el funcionamiento de la red eléctrica”, explica Eloy. Con los datos que el CEDER tiene se realiza una predicción a 24-48 horas y luego se comprueba la validez de esta predicción, que anda en torno al 60-70%. “Es un tema francamente interesante desde el punto de vista de operatividad de los campos eólicos”, añade el coordinador del CEDER. Por último, “hemos empezado a trabajar en un proyecto sobre volantes de inercia. Nosotros tenemos el primer laboratorio de volantes de inercia del país. Podemos obtener en torno a las 40.000-60.000 las revoluciones. El volante de inercia trata de acumular energía en períodos breves de tiempo. El viento tiene unas oscilaciones muy fuertes y al final nosotros lo que necesitamos en una corriente no continua, sino estable en sus características. Esos picos de corriente tratamos de almacenarlos mediante volantes de inercia. El laboratorio que hemos montado tiene consigo la ventaja de la acumulación de energía y además una serie de ensayos de materiales muy importantes. Todo aquello que gire a una alta velocidad podría ser probado en esta instalación”, concluye.

 

Una planta piloto de 'pellets'
Como principal novedad de cara a 2004, el CEDER tiene previsto entre sus proyectos instalar una planta piloto de pellets y briquetas, una especie de “madera prensada o granulada que se automatiza muy bien”, según explicó a DICYT Luis S. Esteban, técnico de pretratamiento de biomasa del centro. Estos pellets se usan cada vez con más frecuencia como combustibles de estufas y calefacciones unifamiliares. Los pellets se elaboran a partir de desperdicios de madera industrial y forestal.