Alimentación España , León, Jueves, 27 de octubre de 2011 a las 17:46

El censo provisional anual del oso pardo avanza el nacimiento de más de 20 crías en la Cordillera Cantábrica

En estas zonas hay varios espacios declarados Reserva de la Biosfera

RAG/DICYT La recuperación que en la última década ha experimentado el oso pardo en la Cordillera Cantábrica se prolongará también en 2011 pues, a falta de los datos definitivos del censo anual, se calcula que han nacido unas 20 crías en la parte occidental y 3 en la oriental. Entre las dos poblaciones hay casi 200 ejemplares, de los que alrededor de 160 se encuentran en la primera y unos 30 en la segunda, ha informado a DiCYT José Luis García, coordinador de la Fundación Oso Pardo.

 

El oso pardo es una especie en peligro de extinción en la Península Ibérica que "tocó fondo" en la Cordillera Cantábrica en la década de 1990. Desde principios del nuevo siglo sus colonias empezaron a recuperarse, en parte gracias a las acciones llevadas a cabo por diversas instituciones y colectivos. La situación de las dos subpoblaciones de oso pardo es, sin embargo, muy diferente y mientras en la occidental se ha logrado incrementar el número de crías al año -hace unos años eran 3, ahora supera las 20-, la oriental está estancada y, aunque no desciende el número de individuos, tampoco aumenta, ha apuntado García.

 

En estos territorios montañosos en los que varios espacios cuentan con la declaración de Reserva de la Biosfera de la UNESCO, el oso pardo se ha visto perjudicado tradicionalmente por la alteración de su hábitat y, sobre todo, por la persecución del hombre, que en muchas ocasiones no lo ha visto como un animal positivo con el que cohabitar. "La caza furtiva con técnicas como la captura con lazos o los envenenamientos le han hecho mucho daño a esta especie en este territorio", ha manifestado el experto.

 

Proyecto para su protección

 

Desde 2009 y durante tres años se está desarrollando en los espacios habitados por el oso pardo un proyecto europeo Life+ para favorecer la conectividad entre las dos poblaciones del sistema montañoso, actuando sobre los factores que han conducido a la fragmentación del hábitat. Ambas subpoblaciones están separadas por un área de aproximadamente 50 kilómetros de anchura, el denominado corredor interpoblacional que posee un aceptable estado de conservación, así como las características adecuadas para que vuelva a ser ocupado de manera estable por esta especie. La existencia de determinadas infraestructuras en este espacio dificultaría el que el oso lo habite.

 

La Fundación Oso Pardo dispone en este corredor de una patrulla ambiental que vela contra el furtivismo que históricamente ha afectado al oso pardo y previene que estos animales sean dañados con trampas, cebos o venenos. Entre otras acciones del proyecto Life+ encaminadas a hacer más habitable para los osos este corredor se encuentra la sensibilización de ganaderos, cazadores y apicultores. Para evitar los daños en los colmenares que puedan causar los osos a estos últimos profesionales, se les entregan pastores eléctricos, es decir, sistemas que propinan una pequeña descarga eléctrica a los ejemplares que quieran acceder a las instalaciones de su empresa, ha explicado.

 

Los responsables de este proyecto, en el que también participa la Fundación Biodiversidad, realizan también una serie de actividades divulgativas en los centros educativos de la zona para concienciar a los niños y a los jóvenes sobre el valor de esta especie.

 

Peligro de extinción en la Península Ibérica

 

Con una población estimada de entre 250.000 y 300.000 ejemplares en el mundo, el oso pardo cuenta con grandes colonias en Centroeuropa, loa países nórdicos, Asia y Norteamérica, pero en países como España, Grecia e Italia está amenazada. Ocupan una gran variedad de hábitats, desde semidesiertos fríos hasta zonas costeras o la tundra ártica. Sin embargo, su hábitat preferido es el forestal, según datos de la Fundación Oso Pardo.

 

Los osos ibéricos están en peligro de extinción y se enfrentan a constantes amenazas causadas por el pequeño tamaño de sus poblaciones. Las más importantes son la muerte de osos causada por personas, la pérdida y fragmentación del hábitat y la baja diversidad genética de los osos cantábricos.