Alimentación España Ávila, España, Miércoles, 18 de noviembre de 2009 a las 14:02

“El deterioro de los ecosistemas es el principal peligro para las aves de Castilla y León”

Tomás Santamaría, vicerrector de la Universidad Católica de Ávila, relaciona la delicada situación de determinadas especies con la pérdida de su hábitat

MMG /DICYT “Castilla y León es una Comunidad Autónoma con gran diversidad de flora y fauna”. De esta en principio sencilla idea ha partido la conferencia que esta mañana ha impartido el vicerrector de la Universidad Católica de Ávila, Tomás Santamaría, dentro de la Semana de la Ciencia que organiza la institución educativa. Una riqueza que va un paso más allá en el caso de las aves, el grupo más importante dentro de la fauna de la región, pero que está gravemente amenazada por culpa de una segunda amenaza: la que atañe a los ecosistemas que habitan los pájaros.

 

A ellos se ha referido Santamaría, que en sus palabras ante los alumnos del Colegio Diocesano ha mencionado catorce de esos ecosistemas (desde el de matorral o pastizal de alta montaña al bosque de vera, pasando por los pinares o las llanuras), el hogar de las 282 especies con algún sistema de protección dentro de la ornitofauna. “En peligro de extinción hay catorce, cinco son vulnerables, y 260 son de interés especial”, apunta el profesor de la UCAV, experto ornitólogo, que se ha centrado especialmente en las dos las especies más amenazadas: el águila imperial y la cigüeña negra. “Al menos tienen ya un plan de gestión especial por parte de la Junta”, ha comentado Santamaría.

 

En el cielo de Castilla y León vuelan entre 60 y 65 parejas de cigüeña negra. Una cifra que disminuye hasta las 35 en el caso del águila imperial. “Lo ideal sería llegar a las 250 parejas al menos”, ha apuntado Santamaría, que tiene claro que el hombre, en la medida en que transforma los ricos ecosistemas castellanos y leoneses. “El hombre es cada vez más intrusivo, coloniza nuevas zonas”, ha lamentado el vicerrector de la UCAV, que pone como ejemplos en este sentido la agricultura o el urbanismo, sin olvidar también otras actuaciones humanas, como la caza furtiva. “Es que estas aves no tienen predadores, es el hombre el que lo desequilibra todo”, ha abundado en su idea, lanzando, eso sí, un mensaje optimista: “Es el hombre también el que es capaz de establecer los sistemas de protección necesarios”, ha dicho, “y yo soy optimista al respecto; de hecho, poco a poco han ido aumentando el número de parejas”.

 

Y sólo con ese progresivo aumento de ejemplares se podrá salvar otro de los problemas que más afectan a las aves de la zona: la deriva genética, que según ha recalcado Santamaría puede acabar con las especies, provocándolas graves malformaciones.