Tecnología España , España, Miércoles, 01 de junio de 2011 a las 18:16

El gasto español en I+D cae por primera vez en 2009 tras aumentar en los 15 años anteriores

Hoy se ha presentado en Madrid el Informe Cotec 2011 sobre Tecnología e Innovación en España, que recoge datos de cuando la crisis ya se había instalado en la economía

JPA/DICYT Los datos recogidos en el Informe Cotec 2011 sobre Tecnología e Innovación en España se refieren a 2009, cuando ya la crisis se había instalado en nuestra economía, y reflejan que la actividad de innovación y, más concretamente, la de I+D empresarial ha experimentado la primera reducción de su historia. Las consecuencias de esta reducción se han dejado sentir ya en el número de solicitudes de patente de origen español, tanto de ámbito nacional como de otros países, y también en las exportaciones de los sectores de alta tecnología, si bien estos sectores han soportado la crisis mejor que el conjunto de la economía.

 

Esta tendencia la confirman los expertos consultados por Cotec a finales de 2010 para la elaboración de su índice sintético de opinión, que siguen siendo mayoritariamente pesimistas respecto a la futura evolución del sistema español de innovación. Sin embargo, el valor del índice que mide esta percepción ha caído significativamente menos de lo que cayó en los dos años anteriores, lo que podría señalar que se está llegando a un punto de inflexión, a partir del cual las opiniones podrían apuntar de nuevo en un futuro próximo hacia la mejora del sistema.

 

El gasto español en I+D cae por primera vez

 

Según los datos del Informe Cotec 2011, elaborados a partir de los resultados oficiales de las estadísticas elaboradas por el INE correspondientes a 2009, el gasto español en I+D ha caído, por primera vez, después de aumentar de forma continuada en los últimos quince años, situándose en 14.582 millones de euros, lo que equivale a una reducción del 0,81 % respecto a 2008 en euros corrientes. La mayor contracción del PIB español en 2009 ha hecho que, pese a la caída del gasto, el peso de este con respecto al PIB haya subido al 1,38 %, tres centésimas más que el año anterior.

 

La caída se debe a la reducción del gasto empresarial, ya que el de las administraciones públicas ha aumentado. El gasto en I+D empresarial ha caído por primera vez en 2009 un 6,3 %, una caída que si bien es significativa si se analiza detenidamente se puede ver que ha sido muy selectiva y poco precipitada. Así, mientras que los gastos corrientes totales han incluso aumentado muy ligeramente, han sido los de capital los que han absorbido toda la reducción, al disminuir en un 36,8 %. Por otra parte, cuando se observan estos cambios según el tamaño de las empresas, resulta que las mayores de 250 empleados mantienen sus gastos totales a costa de aumentar en un 3,3 % los corrientes y reducir en un 22 % los de capital. Las pymes disminuyen sus gastos totales en un 11,8 %, aunque solo lo hacen en un 1,7 % los corrientes, mientras que los de capital se reducen en un 42,8 %.

 

El número de empresas que realizan I+D en España también ha notado los efectos de la crisis, disminuyendo un 9,6 %, pero de nuevo ha habido comportamientos dispares: las de más de 250 empleados eran en 2009 solamente unas 1.150, un 9,11 % menos que en 2008 pero, sin embargo, el número de sus investigadores ha crecido en un 3,8 %, lo que se refleja en el aumento de sus gastos corrientes, mientras que las empresas que emplean entre 50 y 249 trabajadores y hacen I+D han disminuido en un 8,0 %, siendo actualmente unas 3.000, y su gasto total en esta actividad lo ha hecho en un 12,6 %, mientras que el número de sus investigadores ha permanecido prácticamente constante, manteniéndose en unos 12.500. Las empresas que más están sintiendo la crisis son las que cuentan con entre 10 y 49 empleados que han disminuido en un 17 %, siendo ahora unas 6.500, cuyo gasto en I+D se ha reducido en un 16,2 % y sus investigadores en un 8,6 %, siendo en 2009 unos 12.000. Por el contrario, el número de “micropymes”, de menos de diez empleados, que han hecho I+D en 2009, que son unas 3.000, ha crecido un 9,64 % respecto a 2008, y su gasto interno en un 15,9 % y sus investigadores en un 9,3 %, llegando a los 4.000.

 

La conclusión de todos estos datos es que el total de las empresas que hacen I+D disminuye pero que intentan mantener su actividad, reteniendo a sus investigadores. Aunque no es nada tranquilizador que las empresas que seguramente iniciaban una etapa de consolidación, las de entre 10 y 49 trabajadores, hayan sido las más vulnerables.

 

En cuanto a la tasa de cobertura del comercio exterior, tanto del total como del de productos de alta tecnología, aunque mejoró en 2009, el motivo principal fue la reducción de las importaciones, ya que las exportaciones de productos de alta tecnología continuaron, en general, su tendencia decreciente en 2009, lo que muestra la todavía escasa competitividad de la tecnología española en el mercado global.

 

En 2009 el número de personas que trabajaba en actividades de I+D, con mayor o menor dedicación, ascendía a un total de 358.803 personas, que equivalían a 220.777 en jornada completa (EJC). De estas personas 221.314 eran investigadores, cuyo equivalente en jornada completa era 133.803. Por tanto, los investigadores representaban, en EJC, el 60,6 % del personal de investigación, lo que equivale a decir que cada investigador disponía, en promedio, de 0,65 auxiliares para sus trabajos de investigación. El peso de los investigadores en el total del personal investigador se reduce una décima respecto al año anterior, continuando la suave tendencia descendente de los últimos años.

 

En cambio el número total de personas empleadas en I+D no ha dejado de crecer entre 2000 y 2009, si bien esta tendencia se rompió en el sector privado este último año, en el cual el personal empleado en actividades de I+D disminuye por primera vez en toda la década. La caída fue del 1,5 % para situarse en un total de 94.221 en EJC, mientras que en la Administración el personal investigador creció un 10,2 %, hasta los 45.353 en EJC, y en la enseñanza superior un 3 %, hasta llegar a los 81.203 en EJC.

 

La evolución ha sido parecida en lo referente al número de investigadores, y en consecuencia, en 2009 seguía siendo el sector de la enseñanza superior el que acumulaba mayor número de investigadores, el 47,2 %, seguido por el sector privado, con el 34,7 %, casi un punto por debajo del nivel alcanzado en 2008, y por la Administración, con el 18,1 %, subiendo en casi un punto porcentual su peso en el conjunto.

 

La capacidad científica del sistema español de innovación, medida en número de publicaciones en revistas internacionales de prestigio, creció en 2009 un 8,5 % respecto a 2008. Este ritmo de crecimiento es muy parecido al experimentado en el número total de publicaciones internacionales generadas en todos los demás países, por lo que nuestra cuota se ha mantenido en el mismo nivel que en 2008, es decir, el 3,25 %. En cambio, el otro indicador de output, las patentes, ha entrado con la crisis en una fase de decrecimiento. El número de patentes presentadas en la oficina española de patentes por residentes disminuyó un 0,9 % respecto a 2008, y el número de solicitudes de patentes europeas de origen español también disminuyó, y lo hizo en un 4,8 %.

En cuanto a los índices globales de referencia internacional de competitividad siguen situando a España por debajo de la treintena, que no se corresponde con la novena posición que ocupa el país en términos económicos. Y si bien en el índice del IMD, basado fundamentalmente en datos estadísticos, España experimenta un ascenso de tres puestos, en el índice del World Economic Forum, en el que tienen mayor peso los datos de opinión, ha descendido nueve puestos.

 

Esfuerzo en I+D de las Comunidades Autónomas


Sobre el esfuerzo en I+D realizado por las distintas Comunidades Autónomas, los datos recogidos en el Informe Cotec 2011 señalan cómo, en términos absolutos, se mantiene la concentración del gasto en I+D en Madrid y Cataluña, que acumulaban casi la mitad del gasto total aumentando del 48,8 % en 2008 al 49,3 % en 2009. Les siguen Andalucía, con el 10,8 %, País Vasco, con el 9,2 % y la Comunidad Valenciana, con el 7,7 %. Las diferencias de esfuerzo en I+D en porcentaje del PIB regional entre las Comunidades Autónomas han aumentado ligeramente en 2009 con respecto al año anterior, con valores que van desde el 2,14 % de Navarra al 0,38 % de Baleares. A Navarra (2,14 %) le siguen País Vasco (2,06 %), Madrid (2,05 %) y Cataluña (1,68 %), y por debajo de la media de España (1,38 % del PIB) se sitúan Aragón (1,14 %), Cantabria (1,12 %), Castilla y León (1,12 %), Andalucía (1,10 %), Comunidad Valenciana (1,10 %), La Rioja (1,09 %), Asturias (1 %), Galicia (0,96 %), Murcia (0,89 %), Extremadura (0,88 %), Castilla-La Mancha (0,66 %), Canarias (0,58 %) y Baleares (0,38 %).

 

La distribución regional de los recursos humanos en I+D es muy similar a la del reparto del gasto, de forma que Madrid y Cataluña concentraron en 2009 el 46 % del empleo total en I+D, seguidas a distancia por Andalucía, Comunidad Valenciana y País Vasco. Sin embargo, si se examina el peso del personal investigador respecto al empleo total en cada comunidad, la que tiene un mayor peso del personal investigador en EJC por cada 100 puestos de trabajo es Navarra con 1,644, seguida por Madrid con 1,637, País Vasco con 1,592, Cataluña con 1,32 y Aragón con 1,12. Por debajo de la media de España, que es de 1,10 investigadores por cada 100 puestos de trabajo, se sitúan Murcia con 1,04, Comunidad Valenciana con 0,97, La Rioja con 0,94, Castilla y León con 0,93, Asturias con 0,89, Galicia con 0,88, Cantabria con 0,87, Andalucía (incluyendo Ceuta y Melilla) con 0,85, y a mayor distancia Extremadura con 0,56, Canarias con 0,53, Castilla-La Mancha con 0,44 y Baleares con 0,35.

 

Los expertos consultados por Cotec se muestran preocupados por la evolución del sistema


El Informe Cotec 2011 sobre Tecnología e Innovación en España recoge también en esta edición la opinión de un amplio panel de expertos sobre la importancia de los problemas que afectan al sistema español de innovación y sobre su previsible evolución en un futuro inmediato. Este año, el problema que consideran más importante un mayor número de expertos, casi el 83%, es que la demanda nacional no actúa suficientemente como elemento tractor de la innovación, una opinión derivada seguramente por su preocupación por la debilidad del mercado interno y por la mayor sensibilización hacia las políticas de demanda, propiciadas por las nuevas estrategias de innovación.

 

Un 80% de los expertos considera también grave la falta de cultura en los mercados financieros españoles para la financiación de la innovación, un problema que siempre ha estado presente y que ahora se ve agudizado por la crisis. Y para un 78% de los expertos es un problema importante la escasa cultura de colaboración de las empresas entre sí y de éstas con los centros de investigación. También preocupa cada vez a más expertos la escasez de financiación pública para el desarrollo de tecnologías emergentes, considerado muy importante en 2010 por un 20% de expertos más que en 2009, lo que puede ser consecuencia de la reducción de las subvenciones públicas que es la modalidad de ayuda más adecuada para las empresas que trabajan en sectores emergentes. De hecho, en cuanto a las tendencias previsibles de evolución del sistema el 83% de los expertos, un 20% más que el año anterior, considera que la que más se deteriora es la disponibilidad de fondos públicos para el fomento de la I+D+i.

 

La percepción pesimista de los expertos sobre la futura evolución del sistema de innovación se refleja en el índice sintético Cotec, que cae en 2010 al valor 0,899, el más bajo de la década. La tendencia a la baja se mantiene desde 2007, último año en que su valor era superior a uno, y por tanto indicaba expectativas de mejora. En 2008 se situaba en 0,990 y en 2009 bajó a 0,928, lo que supone que la caída del índice en 2010 es aproximadamente la mitad de la caída que experimentó en 2009 y muy inferior a la de 2008, por lo que parece que se estaría llegando a un punto de inflexión a partir del cual las opiniones podrían apuntar de nuevo hacia la mejora del sistema español de innovación.