Salud España , Valladolid, Lunes, 11 de octubre de 2004 a las 13:40

El Hospital Río Hortega cumple 20 años en la investigación sobre los mecanismos que inactivan los genes y provocan tumores

Los resultados obtenidos por el equipo de José María De Campos permiten a genetistas americanos buscar nuevas terapias contra el cáncer

Beatriz G. Amandi/DICYT El Hospital Río Hortega de Valladolid mantiene una de sus líneas de investigación en el estudio sobre los mecanismos que inactivan los genes y sus funciones habituales, y que dan lugar a tumores. Dicho trabajo es posible gracias a una estrecha colaboración iniciada hace 20 años con investigadores de Madrid, que le ha permitido formar parte activa de uno de los primeros bancos de tumores creados en España. Y, por otro lado, las investigaciones que se llevan a cabo en el hospital vallisoletano están sirviendo para que genetistas norteamericanos desarrollen nuevas terapias contra el cáncer.

Según explica a DICYT el jefe de Neurocirugía del hospital, José María De Campos, la creación de este banco de tumores, que actualmente se encuentra centralizado en el Hospital de La Paz de Madrid, comenzó hace 20 años de la mano de algunos biólogos genetistas que trataban de estudiar la genética de los tumores del sistema nervioso. De Campos recuerda que “ahora todo el mundo estudia la genética de los tumores, pero entonces no era así. Allí se estudiaban los cromosomas, que era lo que se podía analizar entonces, y ahora, con la genética molecular, se ha cambiado el modo de trabajar”. Estas colaboraciones han dado como fruto algunas de las series de estudios más extensas del tema que se conocen actualmente.

El banco de tumores comenzó almacenando muestras de cada tejido que se trataba en los centros colaboradores, así como también una muestra de sangre, de modo que servía para establecer un control del paciente a través de la confrontación los genes que habían provocado el tumor de un determinado paciente y sus genes normales.

Pero con las nuevas técnicas y descubrimientos científicos se ha podido ampliar el mapa de estudio de los tumores y, en estos momentos, el banco de datos permite realizar estudios retrospectivos del comportamiento de los tumores y de los genes que los provocan. Por ello se ha abierto una nueva línea de investigación basada en las prealteraciones genéticas que provocan la inactivación de genes que se suponía que debían mantener un comportamiento normal. El doctor De Campos señala que el estudio pormenorizado de los genes tumorales ha permitido conocer que existen casos en los que un gen, aparentemente normal, se inhibe de realizar su función y eso provoca la aparición de un tumor.

Como un interruptor

Los estudios que realizan los investigadores vallisoletanos pretenden conocer mejor los mecanismos de inactivación que permiten que, sin que el gen se altere en su estructura, alguno de sus componentes provoca que se active o no en las funciones que se espera que realice. Esta especie de interruptor viene modificado, según los estudios realizados, por la cantidad de radicales metilo que hay en determinadas partes del gen, y que actúan como interruptor para que el gen se active o no.

En ocasiones, genes que aparentemente no han sufrido ningún cambio sí están dañados. Esto explica porqué se dan fenotipos, o cambios en los genes provocados por el ambiente en genotipos normales que no debería provocar tumores y, sin embargo, lo hacen. Esta una explicación a la pregunta de por qué sin tener predisposición genética pueden adquirir tumores por la relación con el ambiente. El proceso es lo que se conoce como hipermetilación, o saturación de metilo, y lo que hace es que los mecanismos de expresión de los genes sea anormal por los efectos externos. Este proyecto de estudio de la hipermetilación está en marcha desde hace dos años, aunque se espera que tenga continuidad en el tiempo, con la finalidad de conocer más en profundidad esta reacción.

Además, el acceso al banco de tumores está permitiendo a los investigadores contar con el conocimiento de la evolución de los pacientes, lo que permite hacer contrastes entre los hallazgos y la evolución clínica de los afectados.

De Campos insistió en que los estudios que se están realizando son estudios muy de base, de las reacciones que tienen lugar en los genes, y que desde el centro sanitario no se están desarrollando terapias asociadas a estos estudios: “Son otros genetistas americanos los que están dirigiendo sus esfuerzos a los tratamientos de los genes que nosotros les hemos definido como anormales en estos tumores”.

En este sentido, el jefe de Neurología del Río Hortega apunta que los estudios realizados en las alteraciones de algunos cromosomas concretos de los genes, como son el 1 y 19 (que provocan los tumores conocidos como holigodendrogliomas) han permitido que otros investigadores canadienses y americanos hayan llegado a identificar un tipo de tumores sensibles a un tratamiento específico con un tipo de quimioterapia concreto. Por lo que señala que “los trabajos de identificación como marcadores genéticos por nuestro equipo han permitido establecer su tratamiento”.

 

La importancia de los radicales libres
Los radicales son un componente que puede aparecer de manera natural en el cuerpo, pero que también puede surgir de un modo no natural y provocar efectos negativos.

El cuerpo humano está formado por átomos que se agrupan en moléculas: Y esas moléculas, a su vez, pueden ser estables o no estables. Las estables son las que tienen sus átomos de electrones emparejados, mientras que las inestables son las que tienen los átomos de electrones desparejados. Estos electrones desparejados son los que se conocen como radicales libres, que tienden a emparejarse para volverse estables.

En ocasiones, el cuerpo humano genera radicales libres que tienen como función neutralizar algunos virus o bacterias que atacan el organismo y lo hacen a través de la destrucción de sus átomos, que desestabilizan al hacerse con uno de sus radicales libres y conseguir, a su vez, la estabilidad.

Sin embargo, hay ocasiones en las que estos radicales libres aparecen de manera desordenada y atacan a los átomos estables de las células del cuerpo humano. Este tipo de ataques suele estar precedido de una exposición continuada a algún agente externo como el humo, las grasas o la contaminación, que provocan un exceso de estos radicales y, por tanto, un efecto nocivo en el organismo.