Alimentación España , León, Viernes, 25 de junio de 2010 a las 18:07

El Paleol铆tico Superior lleg贸 como un proceso de mosaico de gran complejidad a la cornisa cant谩brica

Investigadores de la Universidad de Le贸n y la UNED encuentran en la cueva de El Castillo (Cantabria) superposici贸n de culturas neandertal y 'sapiens'

AMR/DICYT Arqueólogos de la Universidad de León y de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) han encontrado evidencias de la coexistencia cronológica de las culturas neandertales y de humanos modernos en cuevas de la cornisa cantábrica. Un estudio de los materiales hallados en el nivel 16 de El Castillo (Cantabria) permite aventurar a estos autores que la aparición del Paleolítico Superior (periodo de la humanidad que comienza aproximadamente hace 33.000 años) es "mucho más compleja" de las interpretaciones convencionales. Según la interpretación de estos investigadores, las culturas de los humanos modernos (Homo sapiens) tuvieron una convivencia con las de los neandertales (Homo neanderthalensis) en esta zona de Europa occidental.

 

Coexisten actualmente dos interpretaciones sobre lo que ocurrió en el paso del Paleolítico Medio al Superior, de la desaparición de los neandertales a la primacía de los sapiens. "La primera hipótesis establece la relación entre la industria y los seres humanos, pero ésta no es absoluta", indica a DiCYT Federico Bernaldo de Quirós, del Área de Prehistoria de la ULE. Esta teoría se basa en lo que el experto denomina "la explosión intelectual de los seres humanos". "Esto, en el fondo, no deja de ser un neocreacionismo", indica el autor, porque, según indica, se piensa que en centro de Europa, en la época de transición, los humanos neardentales se cubrían con ocre para repeler insectos, pero también como elemento meramente estético. La creación artística, por lo tanto, no sería sólo propia de los humanos modernos.

 

Un trabajo publicado recientemente en Anthropologie se basa en una segunda hipótesis: la cohabitación entre culturas: Para ello, analiza restos del nivel 16 de la cueva de El Castillo, que pertenece al Auriñaciense arcaico. Esta fue una cultura humana moderna que provenía del este de Europa, que se desarrolló entre 38.000 y 33.000 años antes del presente. El Auriñaciense sucedió a la Musteriense, dominada por el neandertal. El estudio de cinceles, rascadores y otros elementos arqueológicos encontrados en la cavidad es comparada por los autores con otras piezas del periodo de Auriñaciense arcaico de la Península Ibérica. La datación y especialmente los materiales empleados (sílex y cuarcita), permiten a los investigadores otras interpretaciones a la convencional.

 

"¿Se produjo una llegada más temprana a la que se cree de los seres humanos modernos desde Asia a Europa Occidental o existió una coexistencia con los neandertales?", se pregunta Bernaldo de Quirós. No hay muchos datos que puedan ayudar a responder esta pregunta con precisión. Los restos humanos modernos en Europa entre 40.000 y 30.000 años antes del momento presente son muy pocos. Los autores consideran que debido a esta escasez, no es posible asegurar que el inicio del Paleolítico Superior esté vinculado al Homo sapiens. Sin embargo, sí hay restos de neandertales que corresponden a la transición del Musteriense.

 

Coexistencia

 

El estudio de las piedras talladas encontradas permite pensar en la existencia de conexiones de las industrias líticas del Paleolítico Medio y Superior. "Sin embargo, que tenga un vínculo observado no es en modo alguno el establecimiento de la conexión anatómica entre el hombre de Neanderthal y el moderno", advierten los autores en Anthropologie. Se sabe recientemente, no obstante, que existió un pequeño grado de hibridación entre ambas especies en sus evoluciones.

 

A través del estudio de las piezas de El Castillo, el estudio apunta que en la región cantábrica se observa una coexistencia cronológica entre el Musteriense, el Auriñaciense de transición, el Châpelperroniense (cultura de transición entre ambas) y el Auriñaciense, entre los 40.000 y 30.000 años antes del presente. "Debemos estudiar la transición como un proceso cambiante, abierto a los cambios tanto regional como temporal, pero lejos del paradigma reduccionista", subrayan los autores.