Alimentación España , Valladolid, Viernes, 04 de septiembre de 2009 a las 17:56

El pino piñonero se instala en Chile

Un ingeniero de Cesefor ha viajado hasta el país andino para prestar apoyo técnico en la Reserva de Cahuil, que cuenta con 38 hectáreas de la especie

CGP/DICYT El pino piñonero (pinus pinea), especie arbórea característica de la región, ha atravesado el océano Atlántico y se ha instalado en la reserva chilena de Cahuil, en desembocadura del río Nilahue (provincia de Cardenal Caro). La reserva alberga unas 38 hectáreas de esta especie que, al parecer, ha llegado al país procedente de Portugal. Según ha explicado a DiCYT Jorge Herrero, ingeniero forestal de Cesefor, al parecer la masa tiene su origen en un solo pino, que se encuentra ubicado en la que hace cerca de 150 años era la finca de un portugués. El ingeniero ha viajado hasta Chile para prestar apoyo técnico, tomando como modelo el aprovechamiento del piñón que se realiza en Pedrajas de San Esteban (Valladolid).

 

Tal y como ha detallado en declaraciones a DiCYT, el origen de esta colaboración se encuentra en el Congreso Iberoamericano de Bosques Modelo celebrado en Soria en noviembre del pasado año. Asimismo, la Corporación Nacional Forestal de Chile (CONAF) que gestiona la reserva y el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino de España tienen suscrito un convenio de colaboración sobre gestión sostenible de recursos naturales en espacios protegidos. En este marco, dado que Castilla y León está considerada como la principal región productora del piñón se acordó a través de la Consejería de Medio Ambiente enviar un técnico experto en este tipo de aprovechamiento a Chile, para comenzar la explotación de este producto.

 

El principal problema que encontró Jorge Herrero al llegar a la reserva del país andino fue que los ejemplares estaban muy juntos y sin ningún tratamiento de poda. “El piñonero tiene una densidad superior a los 1.200 pies (troncos) por hectárea, por lo que las copas están totalmente unidas”, ha apuntado, y además “con multitud de ramas sin podar que parten desde el suelo prácticamente secas”, lo que multiplica el riesgo de incendio.

 

Asimismo, los árboles “tienen en muchos casos más de un pie”, por lo que a recomendación silvícola es “un raleo (arracar las plantas que han nacido muy juntas) para dejar una densidad de unos 400 pies por hectárea y realizar una poda mínima de acceso de hasta unos tres metros de altura”, entre otros aspectos.

 

Producción de piña

 

Por primera vez, en esta campaña se va a realizar un aprovechamiento del piñón con métodos tradicionales similares a los llevados a cabo en Pedrajas de San Esteban. La recomendación en este caso es “favorecer la luminosidad y el espacio para una fructificación más aprovechable y unos pies con madera de más calidad”.

 

No obstante, la producción de piña en 2009 fue “relativamente buena”, con 480 kilogramos por hectárea, aunque los costes han sido elevados (0’92 euros por kilogramo). Con el nuevo método de explotación, se espera reducir estos costos hasta los 0’15 euros por kilogramo, con el fin de que sea una labor rentable.

De este modo, se pretende “ampliar lazos” con el CONAF para seguir trabajando en este sentido, al igual que con el Instituto Forestal de Chile (Infor), que se dedica más a trabajos de investigación, con el que se espera iniciar un proyecto para el desarrollo de injertos que adelanten las producciones.

 

Reserva de Cahuil
En la reserva de Cahuil, además del pinus pinea, se encuentran numerosos ejemplares de otro tipo de pino, el pinus radiata. Asimismo, según ha recogido Jorge Herrero, existen plantaciones de eucalipto (eucalyptus globulus) y abundante Saponina del Quillay (quillaza saponaria), especie arbustiba “muy característica del bosque nativo de la región con un aprovechamiento especial para la obtención de sustancias tensioactivas y otras de gran interés agroindustrial”. Asimismo, la reserva tiene también interés faunístico con cisnes de cuello negro (cygnus melancoryphus) y garza cuca (ardea cocoi), que anida en los árboles. Por otro lado, el técnico explica que en Cahuil viven unas 60 familias dedicadas a las salinas de evaporación y a la pesca, “pues la laguna se cierra al mar anualmente y las familias viven de la pesca del pejerrey, el róbalo, la lisa y otras especies menos apreciadas culinariamente”.