Ciencia España , Madrid, Lunes, 25 de octubre de 2010 a las 14:10

El primer mapa de fallas activas de la Península ya está en marcha

Más de 70 expertos nacionales e internacionales en terremotos se reunirán entre el 27 y el 29 de octubre de 2010 en Siguenza (Guadalajara)

IGME/DICYT Entre los días 27 y 29 de octubre el Parador Nacional de Sigüenza (Guadalajara) acogerá a más de 70 expertos en terremotos nacionales e internacionales. Se trata del primer congreso ibérico de fallas activas y paleosismicidad: Iberfault, una iniciativa de la comunidad científica española del ámbito de la geología que reúne a todos los grupos de trabajo que operan en la Península Ibérica, y que contará, además, con algunos de los mayores expertos del mundo en estas materias, como el estadounidense James McCalpin o el neozelandés Kelvin Berryman, entre otros.

Actualmente, el catálogo sísmico de España sólo incluye los terremotos de los que se tiene constancia histórica y los terremotos que hayan sido detectados por la Red Sísmica Nacional durante los últimos 100 años. Sin embargo, en la Península Ibérica las velocidades de deformación responsables de dichos terremotos son más lentas que en zonas de límite de placa, como Chile o Japón, de modo que los terremotos destructivos se espacian tanto en el tiempo que no tienen porque haber sido registrados ni en las crónicas históricas ni por los sismógrafos. “Por eso, a veces nos sorprendemos cuando ocurren terremotos en zonas como Galicia, que habían sido consideradas estables por estar en un intervalo entre dos crisis sísmicas” apunta el investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Miguel Ángel Rodríguez-Pascua. “Sin embargo, las crisis sísmicas de hace 5.000, 10.000 o 20.000 años sí que están en el registro geológico y de ahí, la importancia de la paleosismología en lugares como la Península Ibérica” explica Rodríguez-Pascua.

Iberfault pretende reunir toda la información disponible sobre las estructuras geológicas de la península (fallas activas) que puedan llegar a ser responsables de terremotos destructivos en un futuro próximo, y traducir esta información a un protocolo común que resulte útil para el desarrollo de planes de emergencias, así como para su inclusión en modelos de peligrosidad aplicados a obra civil de grandes estructuras de edificios singulares: centrales térmicas, almacenes de residuos, presas...


Para asegurar el rigor, la calidad y la eficacia de este primer encuentro se ha asegurado la asistencia de, al menos, un representante de cada uno de los grupos de investigación en fallas activas que trabajan en la Península Ibérica, tanto en España como en Portugal. Hasta el momento se han enviado más de 50 comunicaciones que hacen referencia a fallas que han generado terremotos de magnitud superior a 6 en la escala de Richter, y que aportan datos directamente aplicables a los estudios de peligrosidad y riesgo sísmico.

Durante los días de congreso se debatirán la unificación de criterios por parte de la comunidad científica que incluye geólogos, geofísicos, ingenieros, funcionaros de administraciones públicas e incluso empresa privada, de cara al cálculo de la peligrosidad en la Península Ibérica, así como la calidad o idoneidad de las comunicaciones presentadas. Todo este debate estará auditado en todo momento por 3 evaluadores internacionales; Ivan Wong (Seismic Hazards Group, URS Corporation, EEUU), Kuvvet Atakan (Universida de Bergen, Noruega) y Pilar Villamor (GNS de Nueva Zelanda), asociados al proyecto europeo del VII Programa Marco: Share (Seismic Hazard Harmonization in Europe).

Tras las ponencias, debates y mesas redondas, la información se hará pública en un mapa de fallas capaces de generar terremotos destructivos y en una base de datos en línea que ya está operativa en el IGME y que, al ser compatible con la base de datos de fallas activas mundial (GEM, Global Earthquake Model), cumple con los objetivos de la directiva Inspire en cuanto a la transferencia e interoperabilidad de la información con el resto de países de la UE.

El congreso está dirigido por el investigador Miguel Ángel Rodríguez-Pascua, del IGME, el Profesor José Martínez Díaz, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Profesora Eulalia Masana, de la Universidad de Barcelona (UB).