Salud España , Valladolid, Miércoles, 06 de octubre de 2004 a las 12:32

El tipo de gripe que afectará este año a Castilla y León incidirá especialmente entre el 15 de octubre y finales de enero

Se espera un brote moderado y sus síntomas duran una semana

Beatriz G. Amandi/DICYT La variante del virus de la gripe que se espera este año en Castilla y León tendrá una especial incidencia entre el 15 de octubre y finales del mes de enero, y tiene su origen en la cepa que provocó la última pandemia, registrada en Hong Kong en 1968, según ha señalado a DICYT el director del Centro Nacional de la Gripe en Valladolid, Antonio Rodríguez Torres. El doctor Rodríguez Torres, uno de los más importantes expertos en este tipo de enfermedades a nivel nacional, destaca que este otoño se registrará un "brote moderado" de la gripe en Castilla y León. Por su parte, los servicios sanitarios de la Junta de Castilla y León ya han puesto en marcha la campaña de vacunación.

Los virus de la gripe que afectan normalmente a Castilla y León suelen ser de alguno de los tipos A-H1, A-H3 ó B. En el caso del brote que se espera este año, y para el que ya se está suministrando la vacuna, es una cepa del tipo A-H3 que, en zonas como Castilla y León, aparece siempre en los meses fríos, normalmente a partir de diciembre, si bien el año pasado se adelantó al mes de noviembre. Este tipo de gripe suele afectar a entre el 3 y el 8% de la población, y su ciclo de actuación se enmarca entre las cuatro y ocho semanas que suelen discurrir entre el 15 de octubre y finales de enero, según apuntó Rodríguez Torres. 

En la mayoría de los casos la enfermedad se manifiesta con una brusca aparición de los síntomas, especialmente una fiebre muy alta y escalofríos. Transcurrido un día aparecen la tos, los estornudos y las complicaciones respiratorias. El periodo de convalecencia no suele durar más de una semana, y en determinados grupos de riesgo, como niños y ancianos, se aconseja la vacunación. Según resaltó Rodríguez Torres esto no es tanto por la eficacia que la dosis pueda tener contra la gripe, "como por evitar las complicaciones que puede acarrear en estos grupos de riesgo”, que pueden ser desde respiratorias a cardiacas.

Precisamente la Junta de Castilla y León ha puesto en marcha esta semana la campaña de vacunación, que estará operativa hasta el próximo 5 de noviembre y a través de la que se prevee suministrar un total de 608.000 dosis de la vacuna.

Cómo se decide el tipo de vacuna

Todos los años, en el mes de febrero, se celebra una reunión en Ginebra en la que participan expertos de los diferentes puntos del mundo y a la que asiste habitualmente Antonio Rodríguez Torre. En esta reunión se analizan las cepas que han afectado durante los años anteriores y, tras analizar los aminoácidos y la hemaglutinina, los expertos consiguen establecer el tipo de gripe que más posibilidades tiene de aparecer en la campaña siguiente.

Una vez que se adopta una resolución acerca de la cepa que se cree que afectará en cada una de las zonas del mundo, se facilita la información a los laboratorios encargados de fabricar la vacuna, que son los que se encargan de inactivar la cantidad suficiente de virus para poder surtir la demanda de vacunas.


Este proceso de inactivación conlleva un tratamiento con diferentes elementos, por lo que el tiempo medio para poder contar con la vacuna en los puntos de suministro es de seis meses desde que se conoce la cepa hasta que se suministra a los pacientes.

La inactivación del virus

Los virus están compuestos por una zona central en la que se encuentran los fragmentos de ácido ribonucleico, en total ocho fragmentos con la información de RNA (ácido que contiene la información genética necesaria para su reproducción). Esta zona está rodeada por una membrana en la que existen una especie de ganchos diminutos o espículas que están anclados a la membrana, de los cuáles 200 se corresponden con la hemaglutinina y otros 20 que se corresponden con la neuraminidasa.

La hemaglutinina puede ser de 15 tipos diferentes y son los que le dan nombre al tipo de la cepa (H1, H2, H3, H4, H5,…) y es una sustancia que sirve como receptor de adherencia al aparato respiratorio, es decir, es lo que permite que el virus se introduzca en el cuerpo y provoque tos, dificultades respiratorias y fiebre.

Para conseguir la vacuna, lo que se hace es tratar al virus de modo que no se pueda reproducir por lo que, cuando el cuerpo humano lo detecta, genera anticuerpos que terminan con el virus, pero no llegan a provocar la enfermedad porque no se reproducen y no pueden atacar al organismo, así éste queda inmunizado antes otro posible ataque de virus que no estén inactivados.

Diferencias con la gripe del pollo
La conocida como gripe del pollo es una variante que tiene una hemaglutinina 5 (H5), y que habitualmente sólo afecta a animales, especialmente al ave que le da su nombre. Las diferencias con la gripe humana tradicional estriban en la virulencia con la que ataca, que puede acabar con la vida de una persona, caso de ser infectada, en 48 horas.
Hasta este momento, las personas que han fallecido por esta variante de la enfermedad la han contraído a través por contacto con un ave, pero en ningún caso se ha confirmado que se haya producido un contagio entre seres humanos.
Esto es importante, según indica el director del Centro Nacional de la Gripe en Valladolid, porque de producirse el contagio entre humanos, se trataría de una mutación del virus H5 que se ha adaptado para poder contagiar a humanos y, dada su mortalidad, estaríamos en las puertas de una pandemia muy peligrosa.