Salud México , México, Miércoles, 04 de febrero de 2009 a las 13:41

En México se diagnostican 10.000 casos de mujeres con cáncer cervicouterino al año

Esta pandemia, provocada por el Virus del Papiloma Humano, es considerada uno de los mayores problemas de salud pública a nivel mundial

UNAM/DICYT El cáncer cérvico uterino es considerado uno de los mayores problemas de salud pública en el mundo, especialmente en países pobres. Según cifras del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), este mal, cuyo agente causal es el virus del papiloma humano (VPH), ocupa uno de los primeros lugares como causa de muerte entre las mujeres mexicanas. Anualmente, en el país se diagnostican cerca de 10.000 casos con ese carcinoma, de los que se registran 5.000 fallecimientos, así como otros 10.000 casos con lesiones tempranas del cérvix, según explicó la investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM y del INCan, Marcela Lizano Soberón.

 

Hace un par de años, salió a la venta una de las dos vacunas que se han desarrollado contra el VPH; su nombre comercial es Gardasil e incluye partículas de cuatro tipos virales: el 16 y el 18, causantes del 70 por ciento de los casos de ese cáncer, a nivel mundial; y el 6 y el 11, responsables de las verrugas genitales o condilomas. La otra inoculación, llamada Cervarix, protege con la misma eficacia que la primera, de los tipos virales 16 y 18. La respuesta de la tetravalente (en tres dosis) Gardasil, es alta al principio, y aunque disminuye con los meses, la protección se conserva.

 

Aún se desconoce si la respuesta durará largo tiempo o si, al cabo de las tres dosis recomendadas, será necesario un refuerzo más. Tampoco se sabe cuál es el mínimo de títulos de anticuerpos neutralizantes que pueda otorgar protección. Se trata de algo que sigue en proceso de investigación, pero lo que sí es claro es que, para el tipo viral 18, los títulos de anticuerpos bajan más rápidamente que para el 16, explicó. Sin embargo, los estudios muestran que las mujeres vacunadas, que no estaban infectadas previamente con los tipos virales contenidos en la inoculación, permanecen protegidas contra lesiones cervicales de alto grado.

 

Aplicación oportuna

 

Si bien es cierto que estas vacunas no pueden evitar totalmente la infección inicial por VPH, ambas inhiben las lesiones persistentes, con lo que se busca impedir el desarrollo de las lesiones precancerosas; y al menos la Gardasil, las verrugas genitales. Por ello, se recomienda su aplicación en mujeres de nueve a 26 años de edad, que preferentemente no hayan tenido contacto con el virus, dijo.

 

No obstante, se ha propuesto la posibilidad de utilizarla con rangos mayores de edad que también podrían beneficiarse. Se analizó a un grupo de alrededor de 55 años, y se mostró la efectividad de la vacuna en cuanto a la producción de anticuerpos, aunque los títulos son menores que los generados en mujeres más jóvenes, añadió. Aún no se sabe cuál es la cantidad mínima de anticuerpos que puede brindar protección, pero la experiencia con otras inoculaciones especulan que, a mayor cantidad de éstos, mayor tiempo de protección. Así que es recomendable administrarla desde los nueve o 10 años pues, a menor edad, la cantidad de títulos de anticuerpos neutralizantes generados es mayor, abundó.

 

El papel del hombre

 

El hombre participa en el proceso de transmisión del VPH, pero es difícil entender su epidemiología, pues no hay estudios completos al respecto y también porque el epitelio del glande es distinto al cervical; además, se considera que la infección en los varones es más etérea que en ellas. Se han observado casos de mujeres infectadas, en los que sus parejas sexuales pueden tener un contagio por diferente tipo de virus, o uno que no es detectado en el momento de la búsqueda, lo que sugiere que pudieron ser contaminadas en un tiempo anterior, señaló. Una medida óptima es que la pareja asista a una revisión, pues si se manifiesta una infección, ambos deben recibir el tratamiento adecuado.

 

Los años de mayor riesgo para las féminas son los de la década de los 40 y hasta pasados los 50; así, una infección persistente por el Virus de Papiloma –alrededor de cuatro años– es el principal factor de riesgo para que, en un promedio de 10, aparezca una lesión tumoral, indicó. Entre el 50 y 60 por ciento de las mujeres afectadas no desarrollan anticuerpos ni inmunidad, pero el resto sí, aunque se desconoce por cuánto tiempo. Por ello, se considera que la protección natural no será recurrente para infecciones subsecuentes del mismo, o diferentes tipos del VPH. Las vacunas son efectivas en la prevención del cáncer relacionado, pero son exclusivamente profilácticas, es decir, si existe un contagio anterior a la inoculación, la propagación del virus seguirá su curso, alertó.

 

Otros tipos virales también pueden provocar carcinomas, aunque con menor frecuencia; además, aunque el 90 por ciento de las infecciones se curan y menos del cinco por ciento terminan en tumores, la enfermedad constituye un grave problema de salud pública. Por ello, se debe seguir practicando la prueba del Papanicolaou periódicamente, subrayó.

 

 40 tipos diferentes de virus
En la región anogenital, se han encontrado alrededor de 40 tipos virales del VPH. De éstos, alrededor de 20 son de alto riesgo, pues se relacionan con el cáncer cérvico uterino; de ellos, el 16 y el 18 son los más frecuentes en el mundo y ocasionan 70 por ciento de los casos. Se consideran factores de riesgo haber tenido numerosas parejas sexuales; haber padecido otras enfermedades de transmisión sexual; haber comenzado a edad temprana la vida sexual; haber tenido numerosos embarazos y multiparidad, y el tabaquismo y el alcoholismo.