Salud México , Distrito Federal, Miércoles, 20 de mayo de 2009 a las 19:08
Entrevista a Gerardo Jiménez, director del Instituto de Medicina Genómica de México

"En un país como México, un mapa genético propio marca la diferencia entre poder seguir, o no, con los estudios en medicina genómica”

DiCYT logró colarse en la apretada agenda de Gerardo Jiménez, líder del grupo de investigadores que ha realizado el mapa del genoma de los mexicanos

Eva Aguilar/DICYT En las últimas dos semanas, Gerardo Jiménez ha hecho poco más que atender a medios de comunicación. En un solo día, el director del Instituto Nacional de Medicina Genómica de México (INMEGEN) respondió a más de 40 entrevistas. No es de extrañar: todo el mundo quiere hablar con el líder del equipo de investigadores que el pasado 11 de mayo publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el primer análisis de la diversidad genética de la población mexicana. O, lo que es lo mismo, el Mapa del Genoma de los Mexicanos, tal y como fue presentando ante el presidente Felipe Calderón el mismo día de la publicación del estudio.

 

Pregunta: El estudio publicado en PNAS concluye que un mapa de haplotipos específico para los mexicanos, que muestre las variaciones genéticas comunes relacionadas con enfermedades, es necesario y factible. ¿Cómo llegaron a esta conclusión?
Respuesta: Cuando terminó el proyecto del Genoma Humano en el año 2004, inmediatamente surgió el proyecto del HapMap, que tuvo como objetivo hacer el mapa del genoma de las poblaciones ancestrales, es decir, de los africanos, los europeos y los asiáticos. El experimento que hicimos fue muy similar a lo que se hizo con estos tres continentes, pero utilizando poblaciones mestizas y una población indígena. Así, descubrimos alelos privados [formas alternativas de un gen encontradas únicamente en una población] en el componente indígena de los mestizos mexicanos, que no están en los africanos, ni en los europeos ni en los asiáticos. Esto nos da la pista de que sólo en la herencia indígena hay muchísimos alelos privados que todavía tenemos que encontrar. Pero como no hay ningún modelo hecho para muestras mestizas o indígenas, vamos a tener que hacerlo con la nueva tecnología de secuenciación completa del genoma.

 

P. ¿Cuáles son las ventajas económicas de utilizar un mapa de haplotipos propio?
R. Si utilizamos la información del HapMap con las poblaciones africanas, europea y asiáticas para encontrar variaciones genéticas en los mexicanos, logramos una cobertura del 96%, que es bastante buena. Pero nos saldría carísimo hacer todos los marcadores de Africa, todos los de Europa y todos los de Asia para hacer, por ejemplo, un estudio de propensión a la diabetes en nuestra población. En cambio, utilizando dos poblaciones de México en dos estados distintos, una contra otra, cubrimos el 97% de los haplotipos, lo cual ya de entrada nos dice que con un solo juego de marcadores genéticos cubriríamos más que con los tres juegos ancestrales sumados, y el precio se reduciría a menos de la tercera parte. Y para un país como México, la reducción en precio puede hacer la diferencia entre poder y no poder llevar a cabo los estudios que queremos hacer.

 

P. Y las ventajas sanitarias, ¿son tan obvias?
R. Sí, pero es importante aclarar que esto no es la cura para las enfermedades. Esto es un catálogo de variaciones genéticas que nos permitirá acceder al genoma humano en los mexicanos de forma más rápida y a menor costo, con el fin de encontrar los genes asociados a enfermedades como diabetes, obesidad y cáncer. Es un instrumento que nos puede dar una enorme cantidad de información con implicaciones sanitarias, si se utiliza a tiempo y si se utiliza bien.

 

P. ¿Cuál sería entonces el siguiente paso para completar el mapa de haplotipos?
R. Lo que sigue son dos abordajes. El primero es que, al haber encontrado alelos privados de los mexicanos a través de un sistema hecho para poblaciones ya conocidas en el mundo, no para indígenas, nos damos cuenta de que existe un enorme potencial para encontrar más variaciones privadas de los mestizos mexicanos. El segundo abordaje, es la caracterización de las variantes asociadas a enfermedades comunes, particularmente diabetes, cáncer de mama, osteoporosis y otras que son prevalentes en la población mexicana, como los cálculos en la vesícula. Un grupo de investigadores japoneses, utilizando el mapa del genoma de su población, acaba de encontrar un gen que se asocia a una enfermedad viral que azota Japón. Esto es un ejemplo muy claro de que este tipo de mapas no sólo sirven para enfermedades complejas, sino también para enfermedades virales.

 

P. Supongo que lo dice por la epidemia actual de la gripe A H1N1.
R. Sí, lo he dicho con toda la intención. Uno no se imaginaría que el mapa del genoma de una población serviría para encontrar genes humanos que nos predispongan a enfermedades virales.

 

P. ¿Será necesario añadir más poblaciones o muestras a la continuación del estudio?
R. No. Ya hemos demostrado que con los datos que tenemos cubrimos el espectro del mestizaje y hemos demostrado también que las variaciones propias de los mexicanos que hemos descubierto están en todas las poblaciones estudiadas. Los análisis nos permiten concluir razonablemente que ya no necesitamos más muestras de mestizos. Lo que sí vamos a incorporar son más poblaciones indígenas.

 

P. ¿Y para cuándo cree que estos datos estarán disponibles en el sistema sanitario para ser utilizados?
R. Es difícil dar una fecha precisa. Pero yo diría que entre los próximos cinco a diez años vamos a empezar a ver aplicaciones médicas en el área farmacogenómica, donde ya se han encontrado unas cuantas variaciones que nos van a permitir saber qué dosis de un medicamento se le puede dar a un paciente, de acuerdo a la secuencia de un determinado número de genes. Esto es algo que estamos probando ya en México para definir cuáles son las combinaciones relacionadas con anticoagulantes, antihipertensivos y otros medicamentos de uso común.

 

P. Al final del artículo se sugiere que este estudio beneficiaría igualmente el desarrollo de la medicina genómica en el resto de América Latina. ¿No sería mejor que cada región hiciera su propio análisis de diversidad genética?
R. América Latina comparte en gran medida nuestra historia poblacional. Estoy de acuerdo en que cada población puede hacer un pequeño experimento, mucho más puntual, sólo para ver donde está su grado de mestizaje, pero no tendría que ser tan grande como este. Desde luego esperaría que en Brasil se encontrara una composición distinta porque hay un componente portugués y africano más fuerte. Pero así como el HapMap nos dio muchas luces para hacer este mapa inicial del genoma de los mexicanos, también creo que este mapa, el primero que se hace de poblaciones mestizas en América Latina, será de utilidad para la investigación en medicina genómica en el resto del continente.