Alimentación Argentina , La Pampa, Viernes, 29 de abril de 2016 a las 13:03

Estudian los singulares microorganismos de las zonas urbanas de La Pampa

Los tardígrados u 'ositos de agua' pueden ser bioindicadores ambientales

ARGENTINA INVESTIGA/DICYT La urbanización en las grandes ciudades se expande y la diversidad biológica decrece. En la biota de las urbes existe una variedad de fauna de tamaño microscópico, cuya importancia reside en que puede ser utilizada como bioindicadora ambiental. Se trata de los tardígrados, también llamados osos de agua, conocidos en Argentina a partir de estudios en áreas naturales en la década del ‘80. Desde 2000, investigadores analizan la diversidad de estos organismos en zonas urbanas de La Pampa, donde fue hallada una especie nueva para la ciencia.

 

Los tardígrados, llamados comúnmente “ositos de agua” debido a su fisonomía, son imperceptibles al ojo humano. Miden desde 50 hasta 1.500 micras (una micra es la milésima parte de un milímetro). Son abundantes en todos los ambientes y, por lo tanto, conviven con las personas. Se encuentran en zonas urbanas y rurales, en agua dulce y salada. Viven en la tierra, hojarasca o en sustratos como líquenes y musgos que crecen en las rocas o en los troncos de los árboles. Se los conoce por ser de los especímenes más resistentes del planeta: distintos estudios determinaron que soportan las gélidas temperaturas de la Antártida y del espacio –donde también sortearon con éxito la falta de oxígeno y la radiación solar– como el calor del desierto.

 

La resistencia a estas condiciones climáticas se debe a que los tardígrados recurren a la criptobiosis, un estado en el que reducen el estado metabólico al mínimo cuando las condiciones del medio ambiente son desfavorables. Entran en un estado de latencia, que puede durar desde días hasta varias décadas, reemplazando el agua corporal por un azúcar que les permite afrontar las adversidades del medio hasta que se restablecen las condiciones apropiadas, sobre todo de humedad. Para estar activos y desarrollar las funciones vitales de todo ser vivo, estos invertebrados necesitan estar rodeados de una película de agua.

 

Éstas y otras particularidades biológicas resultan de interés para la comunidad científica, que profundiza cada año las investigaciones sobre esta fauna invisible. Así, debido a la capacidad de conservar la estructura plasmática y las proteínas, investigaciones desarrolladas en Europa pretenden imitar ese proceso criptobiótico, con el fin de utilizarlo para la conservación de órganos humanos que puedan ser usados en trasplantes.

 

En La Pampa, los estudios que desarrollan los investigadores tienen implicancias en la salud porque estos organismos son indicadores de las condiciones ambientales de un lugar. Además, a partir de los datos generados, buscan aportar datos acerca la biogeografía de tardígrados urbanos y de tardígrados de Argentina.

 

La buena calidad del aire y la humedad son fundamentales para que algunas especies de tardígrados prosperen. A partir de este dato, los investigadores recolectaron muestras en zonas urbanizadas de alto, mediano y bajo tránsito, y zonas industriales de Santa Rosa y General Pico, donde la polución es más elevada. En estas ciudades analizaron la distribución, la abundancia y la diversidad de tardígrados, y las compararon. “Hemos tenido buenos resultados, en el sentido de que las condiciones de estos sitios tienen correlación con la riqueza y la abundancia de los tardígrados”, dice a Argentina Investiga Mariana Rocha, doctora en Biología y una de las responsables del proyecto.

 

Los resultados confirmaron que a mayor intensidad en el tráfico vehicular, menor es la riqueza y la abundancia de los tardígrados. Desde el punto de vista de la diversidad, en ambas ciudades encontraron sólo cinco especies (en estudios realizados en otras urbes del mundo hallaron un máximo de diez). La abundancia fue distinta debido a que cada lugar tiene su particularidad: General Pico es más húmeda que Santa Rosa y, por ello, recolectaron mayor cantidad de tardígrados.

 

A partir de las muestras establecieron la densidad de tardígrados: encontraron hasta diez especímenes por centímetro cuadrado. En el análisis realizado en General Pico, por ejemplo, la mayor variedad de tardígrados fue localizada en las áreas no pavimentadas. De las cinco especies halladas, sólo dos estaban en zonas con alta circulación de vehículos. Lo mismo ocurrió en zonas no pavimentadas.

 

Sin embargo, los investigadores destacaron que existen otros factores ambientales que influyen en la diversidad de tardígrados: el viento pampeano, característico en ciertas épocas del año, contribuye a dispersarlos, como así también los elementos contaminantes que circulan en el aire. De esta manera, le da una chanche a los tardígrados para que puedan prosperar en otros hábitats. También, el estudio sugiere que hay especies que demuestran mayor tolerancia a las condiciones provocadas por el intenso tránsito vehicular, dado que algunas de las que fueron recuperadas en esos sitios son del grupo considerados poleotolerantes (tolerantes a la polución), capaces de soportar condiciones quizás más extremas que otras especies de tardígrados.


Lo difícil: identificar las especies

 

El equipo tomó muestras de musgo y líquenes, que crecen en distintas especies de árboles que predominan en el arbolado de alineación. Las colocaron en un sobre, las etiquetaron, tomaron la posición geográfica del lugar donde fueron recolectadas y luego las analizaron en el laboratorio. “Como los tardígrados entran en criptobiosis no tenemos apuro para analizarlos, los podemos tener guardados durante años. Para activarlos, los hidratamos, los colocamos en una cápsula de Petri y, finalmente, los analizamos a través del microscopio”, resume Rocha. El trabajo que realizaron los científicos fue de identificación de las características diagnósticas de estos animales: la morfología de sus uñas, el aparato bucofaríngeo, el largo de cada una de las estructuras diagnósticas, y los huevos. “Si no encontramos los huevos no sabemos a qué especie pertenece. Además, éste debe contener un embrión, para así corroborar que el aparato bucofaríngeo corresponda con el del adulto. De lo contrario, las especies pueden parecer semejantes”, explica Rocha.


La nueva especie: Macrobiotus kistenseni

 

En el mundo fueron descriptas alrededor de 1.200 especies de tardígrados; 200 corresponden a América del sur y 113 a Argentina. En La Pampa, de acuerdo a los muestreos, los investigadores encontraron cinco especies. La mayoría de éstas son las mismas en las dos ciudades, dada la cercanía de 140 kilómetros una de la otra. Macrobiotus kristenseni, detectada en General Pico y Santa Rosa, es nueva para la ciencia. Ésta se diferencia de las otras especies, justamente, por la morfología del huevo, la estructura del aparato bucofaríngeo, la longitud del cuerpo y el tipo de cutícula.

 

El equipo de investigadores intenta promover el estudio de tardígrados en otras provincias, como Salta y Santa Fe, donde esperan hallar y caracterizar nuevas especies de esta fauna invertebrada de la que se sabe poco en Argentina. Uno de los integrantes del equipo desarrolla un posgrado en relación al estudio de tardígrados que habitan áreas exclusivamente rurales, con el fin de intentar dar respuesta al impacto que la utilización de agroquímicos tiene sobre la fauna de tardígrados.