Alimentación España Le贸n, León, Viernes, 27 de junio de 2008 a las 18:32

Experimentan con larvas para evitar el crecimiento del mosquito que transmite la 'lengua azul'

Es una de las investigaciones que se realiza en el campo de la bioseguridad en granjas

IGC/DICYT La bioseguridad es el conjunto de medidas que se realizan en una granja para tratar de evitar el contagio de los animales. En este campo se realizan diversas investigaciones, que abarcan desde las vacunas hasta la colocación de unas larvas de determinados insectos que parasitan una fase del crecimiento del mosquito que transmite la enfermedad conocida como 'lengua azul', propia del ganado vacuno. José María Peralta, profesor de Veterinaria de la Western University (California, Estados Unidos), expuso hoy en una charla en la Universidad de León éstas y otras medidas.

 

"La bioseguridad siempre ha existido en las granjas de animales pero los problemas recientes con la fiebre aftosa en Reino Unido o la posibilidad de que surja una pandemia de gripe aviar hacen que se tenga un cuidado especial", ha comentado Peralta a DiCYT. La conferencia se ha centrado en bioseguridad en granjas experimentales como las que tiene la propia Universidad de León. Para el experto, las medidas que se toman en una granja experimental afectan al personal, a los vehículos de transporte o los estudiantes o investigadores que llegan a colaborar en proyectos.

 

Además, "las granjas experimentales tienen un problema concreto como es el uso de animales para la investigación, que tienen que ser traidos de otras granjas y que, en muchos casos se desconoce su perfil sanitario. Hay que tener mucho cuidado de que estos animales no introduzcan ningún agente infeccioso que, a la vez, invalidaría la experimentación si infecta al animal de forma no controlada". Para evitar esto hay que hacer un perfil sanitario del animal que se va a introducir en la granja para ver si tienen alguna enfermedad infecciosa. 

 

Según Peralta, otros animales comunes como ratas o aves también pueden contaminar las granjas, tanto experimentales como comerciales. Así, una paloma puede contagiar con salmonelosis a los animales a través de sus heces en el agua de consumo. "Las medidas a tomar para garantizar la bioseguridad dependen de la naturaleza de la amenaza. En cada caso hay que evaluar individualmente el riesgo", declaró el científico. "El riesgo cero en bioseguridad no existe. Pero hay que reducir el riesgo hasta un mínimo aceptable".

 

Para reducir el riesgo de sufrir un brote de lengua azul en la explotación ganadera, Peralta aconsejó entre otras tomar unas sencillas medidas para reducir el número de mosquitos (el transmisor de la enfermedad), mediante la colocación de trampas. Asimimo, el experto reveló que existe una línea de investigación con larvas de otros insectos benignos que parasitan alguna fase del crecimento del mosquito. "También se puede reducir el agua estancada o colocar ventiladores en el interior para evitar su presencia".

 

"La investigación en bioseguridad es muy amplia, depende de lo que se quiera proteger", puntualizó Peralta. "Hay trabajos para conseguir agentes desinfectantes más eficaces y baratos, en vacunas, etcétera". En cuanto al mal de las vacas locas, se ha intentado reducir la exposición de los trabajadores de granjas al prión eliminando la fuente (contenido en partes de animales contaminadas presentes en la alimentación del ganado). Sin embargo, "hasta donde yo sé, no hay ningún caso de contagio del mal de las vacas locas a trabajadores de granjas".