Ciencia España , España, Miércoles, 25 de enero de 2012 a las 12:04

Halladas en Rusia trampas de pesca de más de 7.500 años de antigüedad

Los aparejos, entre los más antiguos de Europa, presentan una “gran complejidad técnica”

CSIC/DICYT Un equipo internacional de arqueólogos liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha documentado cerca de Moscú una serie de cercos y trampas de pesca de más de 7.500 años de antigüedad. Los aparejos hallados, de los más antiguos de Europa, presentan una gran complejidad técnica. Su estudio permitirá conocer el papel de la pesca en las poblaciones europeas de inicios del Holoceno (hace 10.000 años), especialmente en aquellas zonas cuyos habitantes no practicaron la agricultura hasta casi la edad del hierro. 

 

“Hasta ahora se pensaba que los grupos mesolíticos no tenían campamentos estables, sino que eran estacionales. Según los resultados obtenidos durante las excavaciones, tanto en el Mesolítico como en el Neolítico, el grupo humano que habitó la cuenca del río Dubná, cerca de Moscú, realizaba actividades productivas a lo largo de todo el año”, explica el investigador del CSIC Ignacio Clemente, de la Institución Milà y Fontanals, y director del proyecto.

 

Según Clemente y su equipo, durante el Neolítico y el Mesolítico, los habitantes de esta región, denominada como Zamostje 2, cazaban preferentemente en verano e invierno, pescaban en primavera e inicios de verano, y recolectaban frutos silvestres a finales de la época estival y en otoño. “Pensamos que la pesca jugó un papel fundamental en la economía de estas sociedades por ser un producto predecible, fácil de conservar, secado y ahumado, y de almacenar para un posterior consumo”, apunta Clemente.

 

Tecnología avanzada

 

Durante este proyecto, que acaba de finalizar después de tres años de trabajos, se han encontrado objetos cotidianos (cucharas, platos, etc), instrumentos de trabajo, armas de caza y aperos de pesca, todos ellos manufacturados con sílex y otras rocas, huesos y astas. “Los útiles de pesca documentados muestran una tecnología muy desarrollada y dirigida para la práctica de diversas técnicas pesqueras. Podemos destacar el hallazgo de dos grandes nasas (especie de cesta entretejida con varillas de pino empleada para pescar) de madera muy bien conservadas, de hace 7.500 años. Se trata de una de las dataciones más antiguas en este territorio y, sin duda, de las mejor conservadas, pues aún mantienen algunos cordajes de unión manufacturados con fibras vegetales”, añade el investigador del CSIC.

 

Además, los investigadores han recuperado objetos relacionado con la captura y el procesado del pescado, como anzuelos, arpones, pesas, boyas, agujas para la elaboración y reparación de redes, así como cuchillos de costilla de alce para descamar y limpiar el pescado.

 

Restos orgánicos

 

Una de las peculiaridades del yacimiento de Zamostje 2 es la conservación de numerosos materiales orgánicos, como maderas, huesos, hojas de árboles, excrementos fósiles, y en especial restos de pescado. Según Clemente, “resulta muy raro encontrar yacimientos donde se conserven tantos materiales orgánicos. Los restos ictiológicos que hemos encontrado nos dan una idea del porcentaje proteínico que el pescado aportaba a la dieta de la población prehistórica. Además, nos permitirán hacer un análisis desde el punto de vista de la clasificación de especies, cantidad y tamaño de las capturas y época de pesca, entre otros. Estos datos son imprescindibles para poder valorar el papel que jugó la pesca en la economía de estos grupos humanos”.

 

El yacimiento arqueológico fue descubierto en los años 80 durante las obras para construir el canal por el que actualmente fluyen las aguas del río Dubná, de la cuenca Oka-Volga. Zamostje 2 presenta cuatro niveles arqueológicos: dos del Mesolítico (entre hace 7.900 y 7.100 años) y dos del Neolítico (entre hace 6.800 y 5.500 años). “Estos niveles se hallan bajo una capa de subsuelo con aguas subterráneas y bajo un nivel de turbera posterior, que ha permitido una magnífica conservación de los materiales arqueológicos, incluidos los de origen orgánico”, concluye el investigador del CSIC.

 

En el proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, han participado también el Instituto de Historia de la Cultura Material-Academia de Ciencias de Rusia, el Museo Estatal del Hermitage de San Petersburgo, el Museo Estatal de Sergiev Posad, la Universidad Autónoma de Barcelona y el Centre National de la Recherche Scientifique de Francia.