Alimentación España , León, Viernes, 02 de marzo de 2012 a las 17:26

Investigadores de Castilla y Le贸n desarrollan productos biotecnol贸gicos basados en microorganismos para la agricultura

Los trabajos del IRENA de la Universidad de Le贸n, la Universidad de Salamanca y el IRNASA (CSIC) se centran en mejorar la nutrici贸n de las plantas y en defenderlas de pat贸genos

José Pichel Andrés/DICYT Científicos de la Universidad de León, la Universidad de Salamanca y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), trabajan en varios proyectos de investigación para desarrollar productos microbianos que mejoren la nutrición de las plantas y la defensa contra patógenos.

 

Las plantas necesitan tomar nutrientes del suelo para su desarrollo, por lo que éstos van agotándose y deben reponerse con el abonado. Sin embargo, Fernando González Andrés, investigador del Instituto de Recursos Naturales y Medio Ambiente (IRENA) de la Universidad de León y uno de los responsables de estos proyectos, explica que "las plantas tienen limitaciones para acceder a los nutrientes del suelo, pues por una parte algunos se encuentran en formas no asimilables y, por otra parte, las raíces exploran solamente un determinado volumen de suelo, pero si se amplía el sistema radicular, se mejora la absorción de nutrientes y, por tanto, el rendimiento de los cultivos”.

 

En el suelo existen multitud de microorganismos, la inmensa mayoría de ellos beneficiosos. “Cuanta mayor biodiversidad microbiana tenga un suelo, más fértil se considera”, explica el investigador. Durante los últimos años, su equipo de trabajo selecciona entre los microorganismos del suelo que viven en la rizosfera de las plantas o en el interior de las raíces aquellos que son útiles como fitofortificantes, productos que favorecen que los cultivos se desarrollen y se defiendan de patógenos y condiciones adversas.

 

Estos microorganismos tienen diferentes modos de acción. El más clásico y explotado desde más antiguo es la fijación de nitrógeno atmosférico en las leguminosas por parte de bacterias del género Rhizobium y afines. Otros modos de acción son la estimulación del crecimiento de las raíces, mejorando la capacidad de absorber nutrientes, la conversión en asimilables de formas insolubles de fósforo o hierro, o la mejora de la respuesta de la planta ante situaciones de estrés, porque impiden la formación de la hormona del estrés, que es el etileno. Por otra parte son agentes de biocontrol, contra enfermedades. Los investigadores resaltan que un aspecto primordial de la investigación es la bioseguridad, por eso, sólo trabajan con bacterias completamente seguras para el medio ambiente y el ser humano.

 

Útil para el agricultor

 

Los resultados de las investigaciones de este grupo no llegan solamente a las revistas científicas, sino también al usuario final, que en este caso es el agricultor. Así lo demuestra que el consorcio de centros públicos formado por el IRENA de la Universidad de León, la Universidad de Salamanca y el IRNASA (CSIC) trabaja en la actualidad en un proyecto INNPACTO concedido en la última convocatoria (2011). Este subprograma del Ministerio de Economía y Competitividad (Ciencia e Innovación cuando se resolvió la convocatoria), está dedicado a financiar proyectos en cooperación entre organismos de investigación y empresas para la realización conjunta de proyectos de I+D+i, con el fin de garantizar la explotación de los resultados.

 

Tecnología solidaria en República Dominicana 
 

Los conocimientos adquiridos por parte de los investigadores de la comunidad en estas investigaciones sobre la interacción entre plantas y microorganismos se están transfiriendo a países con menor desarrollo tecnológico. Una de las acciones más importantes es un Proyecto de Cooperación Interuniversitaria (PCI) con República Dominicana de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) que implicó en los últimos cinco años a la Universidad de León, la Universidad de Valladolid y la Universidad de Salamanca, por parte de Castilla y León, junto a la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el desarrollo de biofertilizantes para la República Dominicana. Esta línea de investigación, que acaba de ser renovada, ha dado lugar a varias publicaciones en revistas científicas y a comunicaciones en congresos desde 2006.

 

Los biofertilizantes son productos formulados a bases de microorganismos, para su uso en agricultura. La principal finalidad del proyecto PCI es formar a los científicos dominicanos para que aprendan a desarrollar sus propios productos, pues la clave del éxito de los biofertilizantes es que estos estén basados en bacterias del suelo autóctonas, presentes de manera natural en los mismos lugares en los que van a ser empleados, de forma que se mejora la adaptación al medio.

 

El proyecto tiene dos partes. La primera, trata del uso de inoculantes (concentrados de bacterias) de microorganismos rizobios para leguminosas, en concreto, para habichuela y guandul, que es una planta leguminosa muy extendida en el país caribeño.

 

La segunda parte está basada en el trabajo con biofertilizantes de segunda generación, que además de rizobios incluyen otras bacterias y hongos micorrícicos y que no sólo se emplean en leguminosas, sino también en musáceas y café, por ejemplo.

 

Estos estudios son especialmente interesantes para América Latina "porque los biofertilizantes son más baratos que los fertilizantes químicos” y, por lo tanto, son más accesibles en las zonas con pocos recursos económicos. Además, se desarrollan de manera local, porque los microorganismos que se emplean deben ser autóctonos para no alterar los ecosistemas. En la actualidad, el proyecto está en fase de desarrollo de los biofertilizantes, aislando los microorganismos que se emplearán en el producto final.

 

De esta manera, lo que en España es una investigación puntera se convierte además en un proyecto solidario y de cooperación que ayuda a otros países a avanzar a la vez en el campo de la Ciencia y en el desarrollo económico.
 

 

 

Incrementar la competitividad de los productos de Castilla y León 
 

Durante los últimos años, los socios de esta línea de investigación han trabajado en el desarrollo de biofertilizantes destinados a cultivos estratégicos de Castilla y León como son la alubia de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) La Bañeza-León, el pimiento de la IGP Fresno-Benavente, la alfalfa de la variedad Tierra de Campos, el plantón de fresa y la zanahoria, todos ellos financiados por la Junta de Castilla y León. Asimismo han desarrollado dos proyectos financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación para la inoculación de Rhizobium en tomate y pimiento y de estas bacterias junto con endofitos en guisante y maíz, en todos los casos en sistemas de producción integrada en invernadero.

 

Financiada por la Consejería de Educación, la investigación sobre la alubia fue la primera, y por tanto la que está en fase más avanzada y ha dado importantes resultados, especialmente el desarrollo del primer inoculante para la alubia La Bañeza-León con cepas de rizobios autóctonos, un trabajo que fue reconocido con un premio del primer concurso de prototipos organizado por la Fundación General de la Universidad de Léon y de la Empresa (FGULEM), en el marco del Proyecto de Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa (T-CUE). La empresa Idebio, ubicada en Salamanca, también colabora en diferentes proyectos de las administraciones central y regional como Ente Promotor Observador.

 

En la actualidad, el equipo de investigación está trabajando en biofertilizantes de segunda generación, al igual que en el proyecto de República Dominicana, dedicando también atención al efecto de biocontrol de las bacterias sobre enfermedades de los cultivos indicados. En esta fase de la investigación "no solo se trabaja con bacterias, sino que también los hongos micorrícicos tienen un papel preponderante", indica Fernando González Andrés, ya que logran una simbiosis con la raíz de la planta de la que ambos salen beneficiados.