Salud España , Salamanca, Viernes, 29 de abril de 2005 a las 17:24

Investigadores de la Universidad de Salamanca buscan nuevas claves para combatir las infecciones que causan los hongos

El objetivo es conseguir remedios que ataquen sólo a las células de los hongos patógenos sin dañar a la de los seres vivos infectados

Ana Victoria Pérez/DICYT Un grupo de investigadores del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca ha centrado sus trabajos en encontrar nuevas claves moleculares que permitan a la industria europea desarrollar compuestos antifúngicos. El resultado de estas investigaciones puede ayudar a mejorar los tratamientos de patologías como la candidiasis o el pie de atleta, en el caso de los humanos, o la armilliaria y el fusarium en el caso de las plantas, todos ellas causadas por la acción de este tipo de organismos. En este trabajo, la estrategía de los investigadores salmantinos se centra en atacar la pared celular de los hongos, que es la diferencia más reconocible que existe entre las células de estos organismos y las células animales. Destruirla puede ser la clave para conseguir tratamientos eficaces.

 

En la actualidad no existen en el mercado antibióticos con toxicidad selectiva que ataquen de manera eficaz a las células de los hongos patógenos sin dañar las del ser vivo que al que ha infectado. Según ha explicado a DICYT César Roncero Maíllo, uno de los coordinadores del proyecto, "tanto los hongos como los animales están formados por células eucarióticas, por lo que resulta complejo encontrar un antibiótico que ataque de manera selectiva a los hongos patógenos".

 

El principio terapeutico en el que se basa la actuación de los antifúngicos actuales es el ataque al metabolismo lipídico, inhibiendo la síntesis de ergosterol. Son tratamientos eficaces, pero no pueden aplicarse en todos los casos. A este hay que sumar la anfotericina B, que es muy eficaz, pero su alta toxicidad obliga a los médicos a prescribirla sólo en algunos casos. El resto de antifúngicos hallados hasta el momento, aunque ofrecen buenos resultados en el laboratorio, no consiguen mantener su eficacia cuando los ensayos se realizan en animales. Los científicos no consiguen tampoco saber por qué.

Por este motivo el equipo del profesor César Roncero trabaja guiado por una clave. "Desde hace tiempo se conoce que la pared celular de los hongos es la mejor diana a la que se podría atacar, ya que las células de los animales carecen de ella, mientras que la pared celular que presentan las plantas es muy distinta". Dicha pared celular está formada por un polímero denominado quitina, que se ha identificado en algunas especies de artrópodos y que, por el momento, se ha revelado como un polímero muy resistente a los diferentes compuestos con los que se la ha atacado.

El profesor Roncero explica que "es necesario identificar diferentes mecanismos de inhibir la biosíntesis de quitina. De esta manera conseguiríamos que las células del hongo quedasen desprovistas de su exo-esqueleto, del que dependen para sobrevivir". Por el momento no ha habido resultados satisfactorios, aunque recientemente ha salido al mercado un antifúngico que ataca a otra de los componentes de la pared celular de los hongos y que se comercializa con el nombre de Cancidas. Desafortunadamente la eficacia de este compuesto es muy limitada. “Concretamente en este compuesto, nosotros hemos trabajado con distintas farmaceuticas estudiando cómo se generaban los fenómenos de resistencia a este medicamento", comenta el investigador salmantino.

Con el apoyo de la Unión Europea

La importancia que para los sectores farmacéutico, agrícola y biomédico, entre otros, tendrán estas investigaciones ha hecho que la Unión Europea respalde el proyecto de investigación de la Universidad de Salamanca, en el que también participan grupos franceses, alemanes y británicos, así como varias empresas. "Cada grupo lidera investigaciones en áreas tan diversas como la genómica, la proteómica o la bioinformática, y esperamos que el cruce de los resultados obtenidos nos permita definir un proceso, o herramienta a la que se pueda atacar o con la que podamos combatir las infecciones por hongos", explica el profesor Roncero. En antifúngicos se lleva trabajando desde hace 30 años, y en este tiempo se han encontrado formas de inhibir la síntesis de quitina, siempre las mismas y siempre con dificultades para que funcionen de manera eficaz fuera de los laboratorios. La clave puede estar en mezclar conocimientos e investigación.