Salud España , Burgos, Lunes, 26 de octubre de 2009 a las 14:31

La cartografía cerebral y la estimulación magnética, nuevos caminos para pacientes con daño cerebral

Expertos invitados por la Asociación de Daño Cerebral de Burgos han analizado en los últimos días los avances con motivo del Día Mundial de esta patología, que se celebra hoy

Elena Rodríguez Montes/DICYT La cartografía cerebral y la estimulación magnética son dos opciones que están contribuyendo a la mejora del diagnóstico y la rehabilitación de pacientes con daño cerebral, según los expertos. Estas dos posibilidades han supuesto un avance importante para la Neurofisiología y cada vez son más habituales en la exploración de pacientes con daño cerebral, bien sea adquirido, traumático o provocado por un accidente cerebrovascular, según explica Daniel Zarza, especialista del Servicio de Neurofisiología del Hospital de Móstoles (Madrid), que ha visitado la capital burgalesa para participar las jornadas que ha organizado en los últimos días la Asociación de Daño Cerebral de Burgos (Adacebur) con motivo del Día Mundial de esta patología, que se celebra hoy, 26 de octubre de 2009.

 

La cartografía cerebral, también denominada “mapeo cerebral” permite ver el funcionamiento del cerebro desde el punto de vista bioeléctrico. Y es que, como ha explicado a DiCYT el doctor Zarza, “el cerebro, al igual que el corazón, es un órgano que desarrolla una actividad eléctrica y cuando se produce en él un daño, esa actividad cambia”. Por eso, la cartografía permite comprobar de una manera gráfica cómo es esa actividad en cada una de las zonas cerebrales y así establecer, por ejemplo, comparativas entre un sujeto sano y otro que ha sufrido un accidente que ha dañado su función cerebral.

 

Por otra parte, "el seguimiento de la actividad bioeléctrica del cerebro de la que nos informa la cartografía nos ayuda a la hora de analizar y prever la evolución del paciente", afirma el experto. "Por un lado, tenemos las imágenes funcionales sobre el cerebro, que son imágenes tridimensionales que nos proporciona la cartografía. Por otro lado, las imágenes estructurales que obtenemos en una resonancia o en un escáner". Si se fusionan ambas, se consigue una visión completa del cerebro y "podemos ver si se va reorganizando desde el punto de vista bioeléctrico, así como la velocidad a la que se produce esa reorganización y los cambios que esto puede producir en las capacidades del paciente a corto y largo plazo".

 

Los avances tecnológicos, las aplicaciones informáticas y los estudios estadísticos han dado un impulso clave a las exploraciones con cartografías cerebrales, ya que, aunque es una prueba que se lleva realizando varios años, ha sido en el último lustro cuando ha cobrado más fuerza. Sin embargo, como apunta Daniel Zarza, su uso aún no se ha generalizado debido al elevado coste de los equipos que se necesitan y a que se trata de una prueba muy laboriosa que no puede permitirse un sobrecargado sistema público de salud. Por este motivo, se sustituye por otras más rutinarias como el electroencefalograma, aunque "la información que nos proporcione éste sobre la estructura y el funcionamiento del cerebro no sea tan específica", señala.

 

Estimulador magnético

 

Otro de los avances neurofisiológicos que reseñó es "el que nos ofrece el estimulador magnético transcraneano, una prueba que permite ver cómo responde el cerebro a impulsos magnéticos que activamos de forma exógena, es decir, desde fuera de este órgano. De esta manera, si queremos ver cómo un paciente mueve las piernas, disparamos con el estimulador en la zona del cerebro que controla el movimiento de estas extremidades para conocer el estado en el que se encuentra la vía a través de la cual el cerebro da esa orden. Y es el cronometraje del tiempo que tarda en producirse la respuesta el que nos permitirá determinar en qué porcentaje está afectada esa vía, una información clave para establecer un pronóstico sobre si el paciente volverá a caminar, cuáles son sus posibilidades de recuperación o si por el contrario, no podrá andar más, en el caso de que no se obtenga respuesta alguna al estímulo", comenta. De la misma forma, gracias al estimulador magnético, "podremos analizar cómo se encuentran las funciones motoras de los brazos de un paciente que ha sufrido un daño cerebral. Para ello, basta con aplicar la estimulación sobre la zona del cerebro que controla el movimiento de las extremidades superiores y proceder como se ha explicado anteriormente".

 

Lo novedoso de esta técnica, apunta el doctor Zarza, es que "como permite activar de manera exógena y prácticamente indolora una parte del cerebro, se propone como una herramienta coadyuvante en la rehabilitación de pacientes con daño cerebral. Se ha comprobado que la estimulación magnética repetitiva de las zonas dañadas consigue aumentar su metabolismo", añade. Sin embargo, puntualiza el experto, aún quedan muchos estudios por hacer para certificar que esto es así. Al igual que la cartografía, esta prueba todavía no está muy extendida y los motivos son los mismos: empieza a practicarse en hospitales de referencia en daño cerebral, pero el coste de los equipos y la saturación de la sanidad pública dificultan que se establezca como una prueba habitual.