La concentración parcelaria en el campo, una de las amenazas de las rapaces nocturnas en Castilla y León

IGC/DICYT La caza, los tendidos eléctricos, el veneno utilizado contra los topillos y los cambios en los usos del suelo, especialmente la concentración parcelaria y la extensión de los monocultivos. Éstas son las principales amenazas para las poblaciones de rapaces nocturnas de Castilla y León, según los expertos de la asociación ornitológica berciana Tyto alba, que cierran hoy en la Universidad de León el ciclo de conferencias sobre fauna exótica y salvaje organizado por la Asociación Veterinaria para la Atención a la Fauna Exótica y Salvaje (Avafes).

Según ha explicado a DICYT Bruno Iglesias, biólogo de la asociación Tyto alba y responsable de la conferencia de esta tarde, las pricipales amenazas que sufren las aves rapaces nocturnas en la región son la caza, los tendidos eléctricos y el veneno utilizado para acabar con los topillos. A éstas hay que sumar los cambios que se están produciendo en su hábitat, como la concentración parcelaria, que destruye las lindes formadas por chopos u olmos que actuaban como refugio, o, en el caso del Bierzo, la extensión de monocultivos de pinos, que están afectando a poblaciones de Cárabo común.

Ésta es una de las seis especies de ave rapaz nocturna que se pueden encontrar en Castilla y León, junto al Búho real, Búho chico, Lechuza común, Mochuelo común y Lechuza campestre. Según Iglesias todas están protegidas e incluidas en el convenio internacional sobre comercio de especies animales CITES. Además de las poblaciones de Cárabo en zonas forestales del Bierzo, otras zonas como Tierra de Campos albergan grandes poblaciones de Lechuza campestre, especies que prefiere los espacios abiertos. El Búho real, la más amenazada de todas, habita en ecosistemas fluviales.

Beneficios del topillo

La conferencia que imparte el biólogo de Tyto alba pretende desmontar la superstición que en algunos lugares todavía existe sobre estas aves, una desconfianza que sustenta en ocasiones su caza ilegal. En opinión de Iglesias, esta mitología procede del desconocimiento acerca del papel ecológico que juegan las rapaces nocturnas, animales que ejercen de controladores naturales de roedores, insectos y conejos, sobre todo los individuos enfermos (más fáciles de cazar). Según Iglesias, la explosión demográfica de los topillos beneficia tanto a las rapaces nocturnas como a las diurnas, y no sólo a las aves, sino tambián a otras especies como el lobo.

Sin embargo, para Iglesias esta sobreabundancia puede ser engañosa, ya que, cuando merme la población de topillos, el hipotético incremento de rapaces tendrá que hacer frente a la cría de nuevos ejemplares con una disminución de las presas. Además, el veneno utilizado por la administración autonómica para controlar la plaga afecta de forma secundaria a las rapaces, así como a otros animales como liebres o tórtolas. En cualquier caso, los últimos resultados del censo de rapaces nocturas de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), referentes a 2006, muestran un ligero descenso de sus poblaciones en España, según Iglesias.