Tecnología España , Zamora, Lunes, 22 de marzo de 2004 a las 13:33

La Escuela Politécnica de Zamora colabora en la mejora del barco fluvial 'Leyenda del Pisuerga'

El profesor Pablo Frechilla dirigió el proyecto de construcción de la nave, que ha tenido que adaptarse a la escasa profundidad del río

Silvia García/DICYT Pablo Frechilla, profesor de Ingeniería de la Escuela Politécnica Superior de Zamora, dirige las labores de perfeccionamiento y mejora del barco Leyenda del Pisuerga, que fue botado el pasado mes de septiembre y cuyo proyecto de construcción dirigió. Aunque ya son cerca de 20.000 los pasajeros que han disfrutado de los encantos de esta nave, única en España, los artífices de esta odisea fluvial trabajan cada día en dotarlo de más servicios y de optimizar su funcionamiento desde el punto de vista tecnológico. Desde el mes de septiembre, el Leyenda del Pisuerga, amarrado en la playa de Las Moreras, recorre seis kilómetros río abajo hasta Arroyo-La Flecha y regresa al punto de partida en aproximadamente una hora, atravesando siete puentes de la ciudad.

 

La idea de su construcción partió del ingeniero naval Jesús Lanao, quien se"empeñó", según explica el profesor Frechilla a DICYT, en proporcionar un barco a la ciudad Valladolid, en colaboración con el centro tecnológico Cartif, del Parque Tecnológico de Boecillo. Así comenzó un proyecto que retaba las propias características del río Pisuerga, ya que el barco, con un peso de 38.000 kilogramos en vacío, debería enfrentarse a la mínima profundidad de sus aguas, de poco más de un metro en algunas zonas, lo que presentaba serias dificultades técnicas. 

 

Además, el barco estaba pensado para tener la forma típica de una nave colonial, al estilo de las que surcaban el Mississippi en el siglo XIX, "con el aire viejo de un barco de río", señala el profesor Frechilla. La estructrura característica de este tipo de naves impone una velocidad máxima de 17 kilómetros/hora y el encanto de moverse por la acción de sus palas traseras. La necesidad de respetar la profundidad del Pisuerga obligó al equipo de ingenieros que trabajaron en el proyecto a diseñar unas palas de cuatro metros de diámetro, muy pequeñas en comparación con el esqueleto de la nave. Pero sobre estos imprevistos no había nada escrito, ya que había que combinar la escasez de profundidad del río y, por tanto, la necesidad de mantenerlo a flote por encima de un metro con las grandes dimensiones de la nave y su peso, así como con las pequeñas dimensiones de las palas, que en ningún momento deberían de tocar el fondo.

 

De ahí que el proyecto comenzase desde cero. El  casco fue construido en Santander, mientras en Valladolid el equipo de ingenieros trabajaba durante tres largos años en el diseño del Leyenda del Pisuerga. Aunque el río tiene escasa profundidad, cuenta con fuertes corrientes que dificultan las maniobras de cualquier embarcación. Para solventar este inconveniente, Pablo Frechilla y su equipo idearon un ingenioso sistema, consistente en el giro de las palas en sentido contario para hacer "pivotar" literalmente el barco y favorecer el giro en el cauce del río. Este sistema difiere del utilizado por los barcos de la época, que para ascender el río cambiaban la dirección de las palas sin necesidad de realizar el giro.

 

El barco está dotado de dos motores de 160 caballos de gasoil, que pueden alcanzar las 2.000 revoluciones por minuto. La velocidad máxima que le permiten sus palas es de nueve nudos marinos, aproximadamente 18 kilómetros por hora de velocidad punta, cuando la normal oscila entre seis y siete nudos.

 

38 toneladas y 90 viajeros a bordo

El Leyenda del Pisuerga mide 24 metros de eslora y 10 metros de manga. Su peso en vacío es de 38 toneladas. Consta de dos plantas, la baja a nivel de la cubierta, y con un salón de 110 metros cuadrados. La cubierta dispone de 144 metros cuadrados, gran parte con sotechado. Dos marineros profesionales gobiernan el barco, pensado para navergar el Pisuerga e incluso para convertirse en un restaurante flotante, posibilidad que se está estudiando. Está autorizado para navegar con 90 personas a bordo, pero tiene capacidad para 240 cuando está anclado. El coste del proyecto ha ascendido a los 600.000 euros, financiados por la empresa Pronautur y la Junta de Castilla y León.