Tecnología España , Valladolid, Jueves, 06 de abril de 2006 a las 19:57

La espuma de aluminio tiene premio

Cuatro investigadores de la Universidad de Valladolid reciben hoy en Madrid el VI Premio Talgo a la innovación tecnológica

Marta Dompablo Soler/DICYT Cuatro investigadores del Departamento de Física de la Materia Condensada de la Universidad de Valladolid reciben esta tarde en Madrid, de la mano del ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, el VI Premio Talgo a la innovación tecnológica. El galardón, dotado con 30.000 euros, premia su trabajo sobre la utilización de espumas metálicas con base de aluminio y su potencial aplicación en diversas funciones del gran transporte.

El equipo de trabajo premiado está compuesto por el catedrático de Física Material Condensada José Antonio de Saja, que es el responsable del proyecto; Miguel Ángel Rodríguez, profesor del mismo departamento y responsable técnico; el estudiante de doctorado Eusebio Solórzano y José Antonio Reglero, que ha sido estudiante de doctorado de grupo y en la actualidad trabaja en una empresa en Miranda de Ebro, quienes han sido apoyados por dos técnicos de laboratorio.

El galardón Talgo a la Innovación Tecnológica premia la mejor idea sobre posibles mejoras en el sector ferroviario sobre la base de diversas condiciones como reducción de costes, mejora de la seguridad y del confort, tal y como ha explicado en declaraciones a DICYT Miguel Ángel Rodríguez. El proyecto presentado a concurso plantea la posibilidad de utilizar este material en dos posibles aplicaciones: una en el frontal de los trenes, para hacer funciones de parachoques, y otra de piezas estructurales en los vagones, que actualmente se efectúan de aluminio compacto.

 

Nuevo material

 

La espuma de aluminio es un material que destaca por su ligereza en comparación con el aluminio compacto. Es rígida, pero absorbe la energía de los impactos y las vibraciones, y a estas características hay que añadir su condición de reciclable e ignífuga. "No hay otro producto que combine todas estas características a la vez en un solo material”, señala orgulloso Rodríguez.

En cuanto a su resistencia, al ser más poroso que el aluminio es un material menos resistente, por lo que el estudio premiado presenta la posibilidad de usarla como sustituta de éste, al ser menos pesada. Para resolver el problema los investigadores de la Universidad de Valladolid han colocado una malla de acero en la parte superior e inferior que dota al nuevo material de la rigidez.

Estas características condicionan que el desarrollo de las aplicaciones se enfoque a sectores en los que haya que reducir peso de los productos, como la automoción, aeronáutica y el transporte ferroviario. Tras 10 años de investigación de las espumas de aluminio, todavía se conocen muy pocas aplicaciones, porque “es un material todavía joven” ha explicado el responsable técnico del proyecto. Una afirmación que ejemplificó con el caso de las aplicaciones de los plásticos cuyos primeros desarrollos se produjeron en los años 30 y 40 y hasta los años 70 no se implantaron de forma masiva.


Por su parte, uno de los estudiantes de doctorado de este equipo de trabajo Eusebio Solórzano, explica el proceso de elaboración de la espuma de aluminio que los investigadores realizan en el laboratorio del departamento: "Es algo parecido a la elaboración de un bizcocho al que hay que añadir levadura para que crezca. En este caso la materia prima son barras de aluminio con Hidruro de Titanio (TiH2) que se introducen en el horno. Un horno especial que llega a alcanzar los 800 grados centígrados. Tras este proceso y un posterior enfriamiento rápido se consigue que el producto final alcance un rango de densidades entre 0’4 y 1’5 gramos por centímetro cúbico, mientras que la densidad del aluminio sólido es de 2’7 gramos por centímetro cúbico".

 

Cinco años investigando
Este grupo de Valladolid comenzó a desarrollar sus investigaciones en el año 2001 tras un viaje de Miguel Ángel Rodríguez al instituto Fraunhofer en Bremen (Alemania), un centro pionero en intentar desarrollar este tipo de material. Anteriormente el departamento de la Universidad de Valladolid ya investigaba con espumas de plástico con las que empezaron a trabajar en el año 1995. En la actualidad se emplean en el desarrollo de ambos materiales.