Alimentación Argentina , Córdoba, Viernes, 13 de febrero de 2009 a las 13:04

La jatrofa, un vegetal no comestible que sirve para elaborar biodiésel

La investigación, aún en curso, persigue en primer término la adaptación climática de esta planta a la región centro de Argentina, así como su viabilidad agrícola e industrial

UNC/SECyT/DICYT Un equipo de investigación conformado por especialistas de la Casa de Trejo y la Universidad de Villa María llevan a cabo un proyecto que aspira a impulsar la producción de la jatrofa, un vegetal no alimenticio y de ágil sembrado, cuyas semillas brindan aceites aptos para el desarrollo de biodiésel. La investigación, aún en curso, persigue en primer término la adaptación climática de esta planta a la región centro del país, su viabilidad agrícola e industrial, para luego impulsar desarrollos tecnológicos como sustitutos de los combustibles de origen fósil, según informa la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

 

Desde que los primeros estudios científicos probaron que con aceites vegetales se podían desarrollar combustibles que permitirían suplantar los tradicionales de origen fósil, principalmente los derivados del petróleo, ya que sus fuentes están en un proceso de agotamiento progresivo (se calcula que en 30 años llegarán a su límite), surgieron polémicas sobre el uso de estos vegetales que tienen en general destino alimenticio, en un contexto de escasez de alimentos y de pobreza a tasas nunca antes vista. Paralelamente, la producción de biodiésel como combustible sustituto derivado del petróleo se consolidó como uno de los temas de mayor investigación en los últimos tiempos. Dentro de estos, sin embargo, hay desarrollos que lograron la obtención de biodiesel a partir de aceites no comestibles, lo que permite potencialmente anular o al menos brindar una alternativa a “la competencia” entre biocombustibles y alimentos.

 

Uno de estos aceites son los derivados de la Jatropha curcas (conocida también como 'piñón de tempate 'o simplemente jatrofa) una especie originaria de América Central y que crece en países tropicales y se cultiva en América Central, Sudamérica, sudeste de Asia, India y África. Es una planta con propiedades medicinales exclusivamente, no sirve como alimento para humanos ni para animales. Los especialistas aseguran “que ni las hormigas la comen”. Es decir, es un vegetal totalmente repelente, y tiene una gran capacidad de supervivencia y reproducción, con arbustos que llegan a los 10 metros de altura, brindando además semillas que poseen, según se calcula, un 37% de aceite.

 

Los estudios abocados a este tema hechos en el mundo y en Sudamérica han aprobado su uso efectivo para la producción de biocombustibles. En la Argentina, en tanto, la jatrofa crece con naturalidad en Misiones y Corrientes debido al clima favorable. En ese marco es que el equipo de investigación compuesto por investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba y de la Universidad de Villa María, co-dirigido por la Dra. Marta Rodríguez, de la facultad de Ciencias Agropecuarias de la Casa de Trejo, se propuso identificar el desarrollo de la Jatrofa con riego y sin riego en la localidad cordobesa de Villa María, con miras a impulsar transferencia de tecnología al sector productivo.

 

La adaptación climática

 

Los investigadores cordobeses aducen que la mayoría de las experiencias científicas llevadas a cabo en nuestro país para la producción de biocombustibles en base a aceites de jatrofa han fallado en un punto central: extraen la información y las semillas de regiones que posen condiciones socio-económica y agroecológicas muy diferentes a la de nuestro país. Muchos trabajos se extrapolaron desde Brasil, donde el clima es cálido y sin heladas, y los cuales se adaptan eficazmente solamente a las provincias del norte argentino.

 

Estos condicionantes exigen adaptar la semillas y realizar un meticuloso control de cómo responde la planta a otros climas y suelos, objetivo que se plantearon los investigadores cordobeses, para luego cuantificar el rendimiento y cantidad de aceite en sistemas de secano y bajo riesgo, valorar el aceite derivado de este vegetal como sustituto del diesel, y, asimismo, demostrar la viabilidad agrícola e industrial de la producción de Biodiesel. La técnica a través de la cual se obtiene el biodiesel se llama “transesterificación”.

 

Previo a la investigación experimental que lleva a cabo el equipo de investigación, (al proyecto aún le resta un año de trabajo), se relevó información sobre cuáles son los climas más favorables para el crecimiento de la Jatrofa: se sabe que son óptimas las precipitaciones de entre 500 y 1000 mm, temperaturas medias de 18º C y que las plantas soportan heladas de corta duración, aunque reduciendo su rendimiento. Además, -y este es quizás su característica más importante desde el punto de vista de la producción- en climas secos rigurosos se comprobó que mejora el porcentaje de aceite de las semillas y que los vegetales crecen bien en las tierras erosionadas y con poca cantidad de nutrientes. “Por estas razones podrían ubicarse en tierras marginales y aprovechar muchas áreas donde no pueden producirse cultivos agrícolas”, sostienen los especialistas. A ello se le suma la ventaja de que el promedio de vida de esta planta es de 40 años.