Salud España , Salamanca, Lunes, 22 de septiembre de 2008 a las 16:37

La mayor parte de las alergias a ácaros aparecen en otoño

Casi un tercio de los pacientes con rinitis o asma de Castilla y León son alérgicos a estos artrópodos

JPA/DICYT La mayor parte de los alérgicos a ácaros comienzan a manifestar los primeros síntomas de la enfermedad en los meses de otoño. En esta época se dan las condiciones de humedad y temperatura que necesitan estos organismos para su proliferación. Según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seiac), cerca de dos millones de españoles podrían padecer algún tipo de alergia provocada por los ácaros, aunque la prevalencia es muy distinta según las condiciones climatológicas de cada comunidad, además de estar muy relacionada con las enfermedades respiratorias. Así, en Castilla y León, cerca de un tercio de los pacientes que sufren rinitis o asma son también alérgicos a los ácaros.

 

En los meses de otoño, "los casos de personas alérgicas a los ácaros aparecen con más frecuencia que en verano o primavera”, explica el doctor Tomás Chivato, presidente de la Seiac, según la información de este colectivo recogida por DiCYT. El aumento de la humedad ambiental, así como la puesta en marcha de las calefacciones, que provoca una menor ventilación de las viviendas por la llegada del frío, hacen que los ácaros mantengan su ciclo vital y, en consecuencia, esta situación agudice las manifestaciones alérgicas de esta enfermedad.

 

El 25% de los casos de alergia en España tienen alguna relación con los ácaros, lo que supone una prevalencia superior al 5% de la población general, aunque las diferencias por regiones son notables. Los síntomas de esta alergia son congestión nasal, estornudos, asma y enrojecimiento de la piel y suelen comenzar a durante los primeros cinco años de vida, aunque puede presentarse a cualquier edad. Los especialistas coinciden en que la predisposición genética es fundamental para sufrir enfermedades alérgicas respiratorias, que, sin embargo, podrían no llegar a manifestarse, en ausencia de exposición a alérgenos ambientales como los ácaros.


Aunque los ácaros de polvo doméstico tienen una distribución global, hay amplias diferencias en el número de ácaros en las distintas localizaciones y estaciones. La humedad decide el número de ácaros capaces de vivir en una casa, mientras que la temperatura decide el tiempo necesario para completar su ciclo vital. El desarrollo óptimo de los ácaros se produce a temperaturas de entre 20 y 25 grados, con una humedad relativa del 75%. Según un estudio del Seiac, el 73% de pacientes con rinoconjuntivitis en Canarias son alérgicos a ácaros. A esta comunidad le siguen el País Vasco (62%), Asturias (60%) y Galicia (55%). En la zona centro, con un clima seco y mayores oscilaciones de temperatura, su supervivencia es más difícil. Así, el porcentaje en Aragón y Castilla-La Mancha es del 7%, pero en el caso de Castilla y León se llega al 29% en pacientes con rinitis, asma o ambas.

 

Control ambiental


El polvo de casa es la fuente principal de alérgenos de interior. Éste se compone "de materia inorgánica y orgánica, como fibras, restos vegetales, esporas de hongos, bacterias, pólenes, epitelios de mamíferos, proteínas de cucarachas y ácaros microscópicos", según detalla el presidente de la Seiac. Está establecido que los ácaros son los alérgenos más potentes del polvo doméstico. Por eso, las medidas de control ambiental están dirigidas, por un lado, a reducir las poblaciones de ácaros, disminuyendo la humedad relativa y la temperatura, y por otro lado, a aislar, eliminar, desnaturalizar o inactivar sus alérgenos. El tratamiento farmacológico y a la administración de vacunas son otras formas de combatir el problema.

 

Existen además unas recomendaciones que "pueden mejorar los resultados del tratamiento instaurado", según comenta Chivato, "porque evitan el crecimiento de este tipo de ácaros: evitar la humedad en la vivienda y mantenerla limpia, de forma especial en el dormitorio del enfermo. O también, favorecer la luz solar, evitar peluches, moquetas, alfombras, y otros objetos que acumulan polvo", añade.