Alimentación Costa Rica , Heredia, Viernes, 20 de diciembre de 2013 a las 16:11

Las áreas protegidas no garantizan la biodiversidad

Según un estudio, a pesar de que un 25% del territorio está bajo alguna categoría de protección, estas se encuentran amenazadas por procesos de aislamiento y reducción de los hábitats

UNA/DICYT Las áreas protegidas son la principal estrategia para la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, la falta de recursos económicos y de formación humana, el escaso control de las actividades agrícolas asociadas y la fragmentación de los espacios podrían acabar con la efectividad de este recurso.

 

En el marco de las Jornadas Académicas de la Universidad Nacional, se realizó la mesa redonda “Desafíos de las áreas protegidas en Costa Rica”, donde participaron los académicos Eduardo Carrillo del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre, Iván Sandoval de la Escuela de Ciencias Biológicas y Mariluz Moreno del Centro Internacional de Política Económica (CINPE).

 

“Las áreas silvestres protegidas no son vistas como una inversión. No se entiende la riqueza que generan solo por el hecho de existir y, por ende, no se le asignan los recursos para su manejo adecuado”, indicó Moreno.

 

Para la investigadora, el reto es una gestión integral que potencia el desarrollo con conservación y viceversa, donde se sigan las políticas establecidas para las áreas silvestres protegidas, y se trabaje en la reedición legislativa y parlamentaria de los programas de retribución de los beneficios generados a diversas actividades y sectores.

 

Tamaño sí importa

 

De acuerdo con el estudio presentado por Sandoval, a pesar de que un 25 por ciento del territorio está bajo alguna categoría de protección, estas se encuentran amenazadas por procesos de aislamiento y reducción de los hábitats.

 

“Las áreas protegidas de Costa Rica tienen una tendencia a las formas geométricas y a excepción de los parques nacionales, pocas áreas protegidas presentan tamaños grandes; esto hace que solo ciertas especies muy generales como mapaches, pizotes y zorros se beneficien, no así especies menos comunes como dantas, saínos, venados, pumas o jaguares”, detalló el investigador, para quien el establecimiento de estos espacios debe ir acompañado de estrategias de manejo y educación ambiental.

 

Eduardo Carrillo, por su parte, enumeró tres grandes desafíos para mantener la biodiversidad nacional: conocimiento y monitoreo de los recursos, manejo de especies y ecosistemas y formación del recurso humano.

 

“Conocemos muy poco de la biodiversidad que tenemos; por lo general quienes trabajan en estas áreas nos ven a nosotros los investigadores como extraños, sin tomar en cuenta que la información que se genera es fundamental para conocer el estado de los ecosistemas”, dijo Carrillo.

 

Para el investigador, también debe existir un manejo de las especies. “Nuestras áreas son pequeñas y aisladas; muchas especies han desaparecido o están a punto de desaparecer, si queremos que existan en un futuro hay que aplicar manejo, y eso implica mover poblaciones a distintos hábitats”, explicó Carrillo.

 

Finalmente, indica que los guardaparques deben tener mayor capacitación y recursos para resguardar las zonas. “Muchos trabajan en zonas peligrosas rodeadas de narcotráfico, manejando armas obsoletas y sin capacitación. Debe haber un cambio de mentalidad, todos debemos aprender qué son las áreas protegidas y para qué nos sirven”, puntualizó.