Alimentación Argentina , Chubut, Lunes, 10 de noviembre de 2014 a las 09:59

Logran describir la morfolog铆a del embri贸n del caracol rojo

Poco se conoc铆a hasta ahora sobre esta especie marina que cumple un rol fundamental en el ecosistema del Mar Argentino

CONICET/DICYT Un artículo publicado recientemente en la revista Zoologischer Anzeiger por investigadores del CONICET describe el desarrollo de los embriones del Caracol rojo (Odontocymbiola magellanica) que habita en las costas de Chubut. Allí se indica por primera vez cómo los embriones viven, nadan y se alimentan, y alteran el universo de la envoltura que los contiene.

 

La ovicápsula es el envoltorio o túnica donde se desarrollan los embriones para su dispersión en el mundo marino. En su interior los embriones crecen durante 2 a 3 meses hasta salir como una réplica en miniatura de sus progenitores, viviendo en el fondo arenoso que lo rodea, y de cuyo ecosistema pasará a ser un componente fundamental.

 

Dentro de la ovicápsula, además de unos 4-6 huevos, la madre coloca alimento para su desarrollo embrionario que se encuentra en forma de líquido y contiene proteínas, carbohidratos, lípidos y calcio, que posibilitan el desarrollo directo de los embriones hasta su eclosión como juveniles reptantes de casi un centímetro. Se determinó qué sustancias ingieren durante los distintos estadios de desarrollo y cómo es el mecanismo de alimentación.

 

“Estas investigaciones podrían ser la base para comparaciones futuras en especies de la misma familia, que está muy bien representada a lo largo de Sudamérica”, comenta Gregorio Bigatti, investigador independiente del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT), y uno de los autores del artículo.

 

La especie Odontocymbiola magellanica es un gasterópodo integrante de la familia Volutidae, típica del norte de la Patagonia. También llamado “caracol rojo”, el Odontocymbiola magellanica se reproduce mediante ovicápsulas cerradas, que contienen en su interior huevos fecundados y alimento para su desarrollo embrionario, que se encuentra en forma de líquido y contiene en general proteínas, carbohidratos, lípidos y calcio, que posibilitan el desarrollo directo de los embriones hasta su eclosión como juveniles reptantes.

 

“Este estudio es importante desde el punto de vista de la generación del conocimiento de una especie que cumple un rol fundamental en los ecosistemas de fondos arenosos de gran parte del Mar Argentino, pero también es un recurso pesquero de consumo local en el norte de la Patagonia y de potencial importancia comercial para las pesquerías artesanales de la provincia de Chubut”, comenta Bigatti.

 

El proceso de investigación

 

El equipo de investigación recolectó las ovicápsulas por buceo, entre los 4 y los 15 metros de profundidad en el Golfo Nuevo. Se mantuvieron en acuarios acondicionados en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) y los estudios se iniciaron en el laboratorio de Invertebrados que dirige el Dr. Pablo Penchaszadeh.

 

Los estudios morfológicos se hicieron con los embriones vivos y bajo lupa estereoscópica, donde se tomaron medidas morfométricas, fotos digitales y se realizaron estudios de microscopia electrónica de barrido.

 

Las investigaciones continuaron en el CENPAT. Los embriones se congelaron a -20 °C y se realizaron estudios de composición bioquímica para determinar la concentración de proteínas, lípidos y carbohidratos en el líquido dentro de la ovicápsula y en el cuerpo de los embriones a lo largo del desarrollo en el Laboratorio de Fisiología dirigido por el Dr. Castro-Vazquez en el Instituto de Histología y Embriología de Mendoza Dr. M. Burgos (IHEM CONICET-UNCU).

 

Luego de varios estudios embrionarios de las ovicapsulas, los embriones se congelaron a -20 °C y fueron procesadas en el Instituto de Histología y Embriología de Mendoza Dr. M. Burgos (IHEM CONICET-UNCU). Por último, se realizaron estudios de composición bioquímica para determinar la concentración de proteínas a lo largo del desarrollo de los embriones.

 

Si bien se conoce poco sobre los caracoles de la familia Volutidae, en el caso de esta especie se demostró que viven aproximadamente 20 años y adquieren su madurez reproductiva a partir de los siete.