Alimentación Argentina , Santa Fe, Martes, 14 de septiembre de 2010 a las 17:37

Los efectos de la radiaci贸n solar en la temperatura de la piel

algunos trabajos que sugieren que puede haber relaci贸n entre la temperatura y aparici贸n de algunas enfermedades cut谩neas

INFOUNIVERSIDADES/DICYT Una investigación analizó cómo aumenta la temperatura de la piel bajo los rayos del sol. Según las mediciones que fueron realizadas con un termómetro infrarrojo, la temperatura aumenta rápidamente durante los primeros cinco minutos de exposición al sol. Entre otros objetivos, el estudio apunta a establecer la vinculación entre el aumento de temperatura y las enfermedades de la piel por exposición a rayos UV. “Analizamos cuál era el efecto de la radiación solar en lo que hace a la temperatura de la piel, ya que hay algunos trabajos que sugieren que puede haber relación entre la temperatura y aparición de algunas enfermedades cutáneas, donde, si bien la causa principal es la radiación UV, la temperatura de la piel podría tener un papel significativo cuando se dan juntas, como en los casos de exposición a radiación solar intensa”, contó el docente y físico Diego Sevilla.

 

“Efecto de la radiación solar en la temperatura de la piel humana” es el nombre de la investigación realizada por Sevilla que permitió determinar cómo se comporta la temperatura en nuestra piel frente a la exposición al sol en los meses de julio y febrero. El investigador aclaró que “si bien trabajamos en todas las estaciones, nos pareció que estos meses eran los más representativos”.

 

El trabajo se desarrolló durante un año y medio y consistió en medir la temperatura superficial de la piel de una persona; en este caso, la del propio investigador, en tres zonas distintas de la parte exterior del brazo izquierdo, expuesto al sol del mediodía en días despejados. Además, se midió la temperatura en otras zonas a la sombra, para ser utilizadas como referencia.

 

“Pudimos determinar que durante los primeros 5 minutos bajo el sol, la temperatura de la piel casi siempre aumentaba unos 5 o 6 grados. En los siguientes 10 minutos y de acuerdo a la época del año, ascendía de 2 a 5 grados más y después se mantenía constante, o registraba una pequeña baja durante unos pocos minutos, para luego estabilizarse”, detalló el investigador y aclaró además, que el tiempo al sol fue de alrededor de 20 minutos en el verano y 40 en el invierno. “Luego, al estabilizarse la temperatura, salíamos del sol y veíamos cómo decaía. Analizamos los datos obtenidos y sistematizamos la información mediante gráficas, lo que nos permitió comparar los resultados de una veintena de sesiones, que nos dio el comportamiento típico”.

 

Las mediciones de temperatura superficial fueron efectuadas utilizando un termómetro infrarrojo, que permite medir la temperatura de la superficie a la que es apuntado sin que haya contacto. En este caso, se apuntó directamente a las zonas del brazo estudiadas, a una distancia de unos dos centímetros.

 

Una de las finalidades de este trabajo es servir de base a otros investigadores que estudian las enfermedades de la piel por exposición a rayos UV. “La piel de la gente que trabaja bajo el sol del mediodía, por ejemplo, puede tener unos 10 grados más que lo habitual y a partir de ahí puede inferirse la relación entre la temperatura y la aparición de enfermedades”, resaltó Sevilla.

 

También se espera que los resultados de este proyecto puedan ser de utilidad a quienes investigan los problemas de la piel y puedan determinar con más exactitud en qué condiciones la exposición al sol puede ser riesgosa para la salud. “Otra posible aplicación es en el estudio de la producción de vitamina D durante la exposición de la piel al sol. Es posible que la eficiencia de este proceso guarde alguna relación con la temperatura de la piel, lo que merece ser investigado”, expresa el investigador.

 

Este proyecto se enmarca en otro más amplio llamado Radiaciones solares espectral, global y de acciones biológicas en Argentina continental y Antártica, cuyo objetivo es investigar en detalle las radiaciones solares globales y visibles en distintos planos y sus componentes en esos lugares, que dirige Rubén Piacentini con la colaboración de un numeroso grupo de investigadores, entre ellos Sevilla.