Tecnología España , León, Jueves, 10 de mayo de 2007 a las 10:59

Los productores de lúpulo estudian la giberelina como posible potenciador de las cosechas

Una línea de investigación con la Universidad de Oviedo busca identificar y cuantificar esta sustancia natural

MJF/DICYT La Sociedad Anónima Española de Fomento del Lúpulo, ubicada en la localidad leonesa de Villanueva de Carrizo, apuesta por el desarrollo de todo tipo de líneas de investigación que puedan servir para mejorar la rentabilidad del sector. Entre ellas, ha colaborado en la elaboración de un estudio con la Universidad de Oviedo centrado en la identificación y cuantificación de la giberelina, una sustancia natural que influye en la floración de las plantas y que por lo tanto puede reportar un aumento de las cosechas.


La giberelina es una familia de sustancias naturales aisladas inicialmente de un hongo, denominado gibberella, que favorece el crecimiento de las plantas y actúa como una hormona vegetal. El estudio desarrollado con investigadores de la Universidad de Oviedo ha consistido en la cuantificación de las dosis idóneas para conseguir la floración más adecuada. Teniendo en cuenta que en la producción del lúpulo intervienen las flores, los resultados de la investigación pueden tener una importancia decisiva a la hora de conseguir un aumento de las cosechas.


Por otro lado, también ha colaborado con investigadores de la Universidad de Oviedo en la obtención de plantas del lúpulo por medios biotecnológicos. Además, el organismo ha desarrollado líneas de investigación con la Universidad de León, que hasta el momento se han dirigido al control integral del pulgón del lúpulo mediante la determinación de umbrales de tratamiento, con la finalidad de correlacionar la perdida de producción con la densidad de la plaga y valorar la conveniencia de aplicar un tratamiento fitosanitario.

 

Estos estudios también han abarcado la catalogación de enemigos o depredadores naturales del pulgón, como la mariquita, para ensayar su cría como medio para combatir la plaga. Ambas líneas de investigación se han realizado durante los últimos años junto a otra serie de ensayos prácticos de cultivo, con los que se ha llevado a cabo una reconversión varietal para sustituir, mediante diversos cultivos experimentales, las variedades tradicionales de tipo amargo por la nugget y la magnum, consideradas como súper amargas.


Otro de los ensayos prácticos realizados ha estado relacionado con el abonado de los cultivos, para determinar las dosis óptimas y su influencia sobre el contenido en alfaácidos, uno de los componentes fundamentales de la planta que es la que confiere el sabor amargo a la cerveza. También se ha estudiado la maduración, con el objetivo de determinar el momento idóneo de la cosecha y la relación entre el peso de la materia seca una vez recolectada y los alfaácidos.

 

Los estudios realizados por el organismo también han abordado el contenido de metales pesados como consecuencia del secado de las plantas del lúpulo en secaderos abastecidos por gasoil y que dieron como resultado porcentajes muy pequeños y en su mayor parte procedentes de los propios suelos de cultivo. Las malas hierbas han sido otro de los temas estudiados, en concreto, aspectos relativos al análisis de su incidencia en función de las zonas de cultivo.

Una planta de extractado para León

La Sociedad Anónima Española de Fomento del lúpulo, por otra parte, ha buscado el modo de potenciar el uso de este cultivo y actualmente valora la construcción de una planta de extractado dentro de su plan estratégico con la finalidad de dotar de un valor añadido a la zona. La nueva instalación permitiría comercializar el lúpulo en forma de pellets, que incorporan su flor en una fase posterior de elaboración una vez molida y triturada. Estos pellets contienen una mayor concentración de alfaácidos, uno de los componentes fundamentales de la planta que es la que confiere el sabor amargo a la cerveza.


Igualmente, y como posibles vías de explotación del lúpulo, también se han realizado estudios enfocados a analizar el potencial energético del mismo para producir biomasa dado el enorme tamaño de las plantas, que pueden alcanzar hasta seis metros de altura. Sin embargo, su elevado porcentaje de humedad y su rápido deterioro han hecho descartar esta opción.