Alimentación México , México, Jueves, 20 de marzo de 2014 a las 18:20

Mapean un gen de alto riesgo en la poblaci贸n mexicana para desarrollar diabetes tipo II

Se trata del transportador SLC16A11, que participa en la acumulaci贸n anormal de triglic茅ridos y es frecuente en mestizos del pa铆s, dijo Mar铆a Teresa Tusi茅, del IIBm de la UNAM

UNAM/DICYT Un consorcio científico de México y Estados Unidos logró identificar en la población mexicana un gen de alto riesgo para desarrollar diabetes tipo 2, una de las enfermedades con más alta incidencia en el país.

 

Se trata del transportador SLC16A11, que participa en la acumulación anormal de lípidos, particularmente de triglicéridos, y es frecuente entre el amplio grupo mestizo de la nación, explicó María Teresa Tusié Luna, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM e integrante del grupo científico.

 

“A través del mapeo genómico se identificó este gen, de particular importancia porque es el de mayor contribución para riesgo de diabetes en nuestra población”, detalló.

 

El hallazgo, publicado en la revista Nature, es del consorcio SIGMA (siglas de Slim Initiative for Genomic Medicine for the Americas), financiado por el Instituto Carlos Slim de la Salud. En él participan, por parte de México, investigadores del IIBm y de los institutos nacionales de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), de Salud Pública (INSP) y de Medicina Genómica (INMEGEN), además de investigadores del IMSS y del ISSSTE.

 

Por parte de Estados Unidos colaboran expertos de la Universidad de California, del Instituto Broad, del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de Harvard.

 

El transportador SLC16A11 forma parte de una familia de transportadores de solutos que tienen ligandos lactato, piruvato y hormonas tiroideas; sin embargo, no se conoce el ligando específico de este transportador.

 

“Se produce en grandes cantidades en el hígado y en la tiroides. Aún no tenemos el detalle de su expresión en páncreas, en especial en la célula beta productora de insulina, pero es de los temas a profundizar en esta segunda etapa de investigación, pues queremos conocer a fondo su participación en la generación de diabetes”, precisó Tusié, adscrita al Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental de Biomédicas, ubicado en el área de investigación que esa entidad universitaria tiene dentro del INCMNSZ.

 

Asociación de marcadores

 

El estudio se basó en la asociación de 2.5 millones de marcadores genéticos ubicados en todo el genoma. Se analizó a ocho mil individuos diabéticos y no diabéticos, cuatro mil captados de la población mestiza mexicana y el resto de ascendencia latina en Los Ángeles, California.

 

“De manera significativa encontramos que un grupo de cuatro variantes de la secuencia, que siempre están juntos como un haplotipo en este gen, son más frecuentes en los pacientes diabéticos que en los controles”, resaltó.

 

Aunque el gen SLC16A11 ya se conocía, lo importante es haberlo asociado a la diabetes en la población mexicana. “Este conjunto de variaciones existe con alta frecuencia en residentes del continente americano y es muy poco frecuente en poblaciones europeas, e incluso inexistente en la africana”.

 

La universitaria señaló que saber cómo este gen y la presencia de estas cuatro variaciones de su secuencia afectan la función del hígado y de la tiroides, permitirá identificar los mecanismos bioquímicos subyacentes en el desarrollo de la diabetes.

 

“Es un hallazgo importante por su frecuencia en México y porque nos abre mecanismos potenciales de cómo ocurre esa enfermedad. Estar al tanto de éstos permitiría, en un segundo paso, alterar o modificar esos procesos”, adelantó la investigadora de Biomédicas.

 

El haplotipo está relacionado con el mestizaje y nuestra ancestría amerindia. “Otra línea de investigación interesante es saber por qué ese haplotipo es tan frecuente en pobladores modernos en el continente americano y si tuvo alguna relación con un proceso adaptativo”.

 

Hasta ahora, los científicos saben que si este gen se sobre expresa en células, se produce una acumulación de triglicéridos (un subtipo de lípidos) al interior de las mismas.

 

“Al ocurrir en el hígado podría condicionar uno graso y alteraciones metabólicas que pudieran relacionarse con resistencia a la insulina, lo que sería muy relevante porque podríamos empezar a diseñar medicamentos que corrigieran ese defecto”, dijo.

 

Factores ambientales

 

Aunque la diabetes tiene un componente genético de riesgo, que no ha cambiado sustancialmente en las últimas décadas, la incidencia de la enfermedad ha aumentado 20 veces en los últimos 50 años. Ello es resultado de causas ambientales que modifican la expresión de esos genes.

 

“Entender qué genes contribuyen a la diabetes y estudiar en ellos los efectos ambientales es importante. Seguramente la expresión está modificada por circunstancias ambientales como alimentación, obesidad, sedentarismo, alto consumo de carbohidratos y grasas, deficiencias vitamínicas o presencia de arsénico o plomo. Es algo que analizaremos en esta segunda fase”, acotó.

 

La incidencia aumenta de manera alarmante no sólo por el número de individuos diagnosticados, sino por la edad de su aparición. “Antes la diabetes tipo 2 se diagnosticaba a los 50 ó 60 años, ahora se manifiesta en niños y adolescentes”.

 

Las complicaciones en pacientes aparecen entre 10 y 20 años después de iniciado el padecimiento, así que si un individuo enferma a los 20 años, a los 30 o 40 puede requerir una amputación, tener ceguera o insuficiencia renal irreversible.

 

Las formas más agresivas en individuos jóvenes son las que progresan rápidamente y desarrollan retinopatía o nefropatía. La causa de atención médica y fallecimiento no es el control de glucosa, sino las complicaciones crónicas irreversibles, como la disfunción renal crónica.

 

“Que se presente cada vez con mayor frecuencia y en personas de menor edad seguramente tiene que ver con factores ambientales que echan a andar algunos genes de riesgo que participan en la génesis de esa afección. Nacemos con las variaciones genéticas, pero hay factores ambientales que promueven su mal funcionamiento”, reiteró.

 

Tusié destacó que, como el cáncer, la diabetes no es una enfermedad, sino un grupo de enfermedades que se agrupan por sus características clínicas. Se estima que hay entre 40 y 60 genes que condicionan el riesgo, con diferentes grados de contribución.

 

“Sin duda, este gen es el de mayor riesgo identificado hasta ahora; como resultado de nuestro trabajo hemos estudiado otros 23, de los cuales ocho se asocian con riesgo en población mexicana”, finalizó.