Alimentación México , México, Lunes, 19 de abril de 2010 a las 13:42

Mejora genética de la fresa para aumentar la calidad y la productividad

La investigación ha permitido adaptar el cultivo de la fresa a diferentes condiciones

Agencia ID/DICYT El cultivo de la fresa en Irapuato comenzó en 1885. Esta herbácea apreciada por su sabor, rica en vitaminas y minerales enfrenta un decrecimiento en la producción por el uso de tecnología anticuada en la siembra, la presencia de plagas y enfermedades, además que los productores deben pagar regalías por usar en sus plantaciones variedades creadas en la Universidad de California.

 

Por esta circunstancia, investigadores nacionales buscan obtener variedades mexicanas que presenten mejor adaptación a las condiciones que prevalecen en el centro del país.

 

Desde hace una década, los doctores Alba Estela Jofre y Garfias, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Unidad Irapuato, y Pedro Antonio Dávalos González, adscrito al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), colaboran en el programa de mejoramiento genético de la fresa.

 

El trabajo realizado por el Cinvestav corresponde a hacer la limpieza de los materiales obtenidos en el INIFAP; es decir, de las plantas sobresalientes de las cruzas que realizan.

 

En dicho Centro se hace el cultivo de meristemos, que es la parte de la planta de la fresa que se encuentra en división celular activa y de la que producen todos los tejidos nuevos, tanto las hojas y las flores, que al ser polinizadas producen los frutos e hijuelos que generan nuevas plantas.

 

A partir de los meristemos se inducen cultivos de brotes, de los que, por multiplicaciones sucesivas se genera el número de plantas que se requiera. De manera posterior, los brotes obtenidos son transferidos a otro medio de cultivo para que se produzcan raíces, y una vez llegado ese punto son transferidas al suelo en un invernadero para su aclimatación.

 

Antes de liberar las plantas es necesario realizar los ensayos adecuados para asegurarse que se encuentren libres de virus.

 

“El proyecto inició por la necesidad de contar con variedades mexicanas de fresa mejor adaptadas para las condiciones de las regiones productoras del centro del país, que pudieran sustituir a las variedades importadas”, detalló la investigadora del Cinvestav.

 

En la actualidad, los investigadores tienen un banco de germoplasma (conjunto de genes que se transmite en la reproducción) de fresa in Vitro de más de cien genotipos (componentes genéticos), que sirven para el mejoramiento de la planta.

 

Uno de los resultados obtenidos del programa de mejoramiento de la fresa del INIFAP, es que a fines del año pasado se iniciaron los trámites para el registro ante la SAGARPA de dos variedades de la herbácea Nikté y Pakal, que se probarán en parcelas de productores cooperantes en el siguiente ciclo de cosecha que se inicia en agosto-septiembre del presente año.

 

Asimismo, el Cinvestav continuará con la producción de plantas para ser multiplicadas en viveros. Otras se van a usar en ensayos de rendimiento y una cantidad más se sembrarán en las parcelas de los productores cooperantes.

 

“Los esfuerzos realizados comienzan a rendir frutos, ya que las dos variedades que están en proceso de registro podrán ser usadas de manera comercial a partir de 2011 y 2012, respectivamente, pues las obtenidas de los cultivos in vitro tienen que ser multiplicadas en vivero durante dos o tres años, antes de ser establecidas en los campos de producción de frutos”, detalló Jofre y Garfias.

 

De generarse nuevas variedades de fresa en el país, se dejaría de pagar la prebenda en el uso de las importadas, pero lo más importante es que podría aumentar la productividad y calidad, en especial en el periodo octubre-febrero, donde es alta la demanda en el mercado mundial.

 

Con esto, los productores de El Bajío podrían reposicionarse como exportadores de fresa y se recuperaría la rentabilidad del cultivo en la región.

 


Virus de la fresa

 

Otro de los problemas causante de los bajos rendimientos en las parcelas de producción de fresa son los diversos tipos de virus que dañan a la planta. De acuerdo con la investigadora del Cinvestav, hasta hace poco se desconocía qué virus afectaban los cultivos.

 

En 1989 se detectó en la región el virus del moteado (Strawberry Mottle Virus, SMoV) y el de enchinamiento (Strawberry Crinkle Virus, SCV); en 2004 se reportó la presencia de la mancha anular latente (Strawberry Latent Ring Spot Virus SLRSV).

 

Sin embargo, un estudio realizado en el Cinvestav-Irapuato detectó la presencia de más virus no descritos en México, como el de la palidosis asociada a la fresa (Strawberry pallidosis associated virus SPaV), o del choque necrótico (Srawberry necrotic shock virus SNSV), el críptico de fragaria chiloensis (Fragaria chiloensis cryptic virus FClCV) y el amarillamiento marginal tenue (SMYEV), todos ellos menguando la producción y calidad del fruto.

 

Hasta el momento, los productores ignoran la presencia de algunos de esos patógenos en sus cultivos. “De las observaciones en el campo de la sintomatología en la planta, pudimos inferir que los virus estaban presentes, y por lo que no podemos estimar en cuánto pueden afectar y disminuir la calidad y la longevidad del cultivo”, expuso Jofre y Garfias.

 

En el caso particular de la fresa, hay algunos hongos como el Botrytis cinerea que inciden en la productividad, pues causan la enfermedad de pudrición gris o moho gris, así como otro hongo del género Colletotrichum que causa lesiones negras en la fruta durante el periodo de lluvias, cuyos daños pueden ser más graves.

 

Además, hay otros hongos que atacan la raíz y la corona del cultivo. Por ejemplo, especies del género Fusarium, que persisten en el suelo y son muy difíciles de eliminar. Esta es otra de las causas por las que ha disminuido el cultivo de la fresa en la región.