Alimentación España Matallana, Valladolid, Miércoles, 14 de enero de 2004 a las 19:12

Menos del 5% de los olmos de Castilla y León no están afectados por la grafiosis

Una exposición en el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Matallana recoge las características de dicha enfermedad

Beatriz González/DICYT Entre el 95 y el 98% de los olmos ibéricos de Castilla y León están afectados por la grafiosis, una enfermedad que se transmite a través un insecto y que provoca que la savia no pueda recorrer el árbol, lo que provoca su muerte.

Según los datos aportados a DICYT por Ezequiel Martínez, de la asociación Bosques sin fronteras, en el año 1859 había en Castilla y León un total de 6.000 hectáreas de olmos sanos, 300 de ellas en Valladolid. Tras la aparición de la plaga de grafiosis, la mayoría han muerto, situando al olmo entre las especies vegetales en peligro de extinción. Uno de los pocos ejemplares sanos que se conserva está en el Campo Grande, en la capital vallisoletana.

Con la finalidad de dar a conocer esta situación y sensibilizar a la población, el Centro de Interpretación de Matallana, de la Diputación Provincial de Valladolid, acoge durante todo el mes de enero una exposición fotográfica en la que se habla de los orígenes de la especie y de cómo se está llegando a su extinción.

La exposición se puede visitar de lunes a viernes de manera gratuita y previa cita telefónica, o bien en los fines de semana, entre las 12:00 y 14:00 horas y entre las 17:00 y 20:00 horas.

Savia bloqueada

La grafiosis es la plaga más letal de todas las que se conocen que pueda haber sufrido una especie, tanto animal como vegetal. Desde que se diera el brote más virulento en los años ochenta, han muerto más de seis millones de olmos en toda España.

El origen es desconocido, aunque se sospecha que la enfermedad es traída a Europa por emigrantes chinos que llegaron para trabajar en la construcción del ferrocarril.

La plaga actúa a través de dos hongos: el Ophiostoma Ulmi, que da lugar a la grafiosis común; y el Ophiostoma Novo Ulmi, que da lugar a la grafiosis agresiva. En ambos casos el hongo desarrolla una toxina, llamada ceratoulmina, que se une a otras sustancias menos tóxicas y da lugar a esporas. Estas esporas son las que producen el daño más grave, puesto que crean burbujas de aire dentro de los vasos conductores del árbol, provocando el bloqueo del flujo de la savia.

Además se da el caso de que el olmo es una especie cuyos vasos conductores son muy anchos, para aprovechar mejor las épocas de lluvias en las que el alimento para los vegetales es abundante y esto influye muy positivamente para la expansión de la enfermedad, puesto que tardan mucho en activarse los mecanismos de defensa del árbol contra la plaga y facilitan la formación de burbujas de aire.

Sin embargo, otro de los grandes problemas a los que se enfrenta el olmo es el insecto conocido como escolítido o barrenillo del olmo, que se encarga de propagar la enfermedad. El hongo que la produce actúa en el interior del tejido del árbol y deja unas marcas similares a gráficos o dibujos, de ahí su nombre. Es el insecto el que lo dispersa, puesto que utiliza los olmos secos para dejar a sus larvas y son éstas las que se alimentan de la poca vida que queda en el árbol, llevando en su cuerpo las esporas que transmiten la grafiosis.

Un olmo adulto afectado puede acoger cerca de 400.000 escolítidos y cada uno de ellos puede transportar una media de 100.000 esporas del hongo que provoca la enfermedad. Los síntomas por los que se distingue un olmo afectado son las hojas amarillas y un marchitamiento de todo el ejemplar que se torna en tonos de color rojizo.

Bancos clonales

Se han intentado diferentes actuaciones con la idea de terminar con la plaga, pero todos los tratamientos químicos y biológicos probados hasta ahora, no han obtenido los resultados deseados.

Desde 1997, existe un proyecto para caracterizar y conservar los olmos de Europa que se desarrolla a través de bancos clonales, que pretenden asegurar la conservación genética de, al menos, 860 olmos. En esta iniciativa participan España, Italia, Francia y Alemania.

Además, está abierta una línea de investigación para conseguir detener la plaga, que se basada en la biotecnología y en la selección y el cruce de diferentes especies de olmos que se han mostrado especialmente resistentes a la enfermedad. En España se viene recogiendo material reproductivo, estaquillas y semillas de olmos vivos para su conservación y experimentación desde 1990.