Ciencias Sociales España , Burgos, Miércoles, 02 de noviembre de 2011 a las 17:36

Neandertales y homo sapiens: una competencia que duró 10.000 años en la Península Ibérica

Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico de Madrid pronuncia hoy una conferencia sobre los neandertales en el Valle del Lozoya

Rubén Arranz/DICYT Los neandertales y los homo sapiens convivieron durante alrededor de 10.000 años en la Península Ibérica. En ese tiempo, se sabe que compitieron por el acceso a la caza en los mismos nichos ecológicos e incluso que, aunque de manera esporádica, se mezclaron entre ellos, reproduciéndose principalmente machos neandertales y hembras sapiens. Aunque no se conoce a ciencia cierta el motivo de la extinción de estos homínidos, factores como el retraso tecnológico o una peor organización social respecto a los sapiens parece que dificultaron su existencia y estuvieron implicados en su desaparición. Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico de Madrid pronunciará hoy una conferencia sobre estos seres en el Museo de la Evolución Humana (MEH) de Burgos.

 

Las diferencias en algunos aspectos fueron determinantes, como en el caso de la caza. A través del análisis de los restos hallados en diferentes yacimientos, se ha podido conocer que mientras los homo sapiens utilizaban proyectiles para realizar esta tarea, los neandertales sólo disponían de lanzas o jabalinas, lo que les hacía estar más expuestos al peligro. "De hecho, es muy frecuente en los restos neandertales encontrar patologías de muchos accidentes relacionados con la caza, como fracturas en los brazos, en las piernas y en la cabeza", ha manifestado Baquedado, cuya conferencia lleva el título El valle del Lozolla, valle de los neandertales.

 

Otro de los factores que dificultó la pervivencia de los neandertales es que sus grupos eran más reducidos que los de los sapiens (entre 18 y 25 individuos, frente a entre 30 y 40) y, además, poseían una estructura social menos jerarquizada, por lo que las tareas se desarrollaban de una forma menos eficiente. Si bien durante los aproximadamente 80.000 años en los que poblaron la Península Ibérica evolucionaron y mejoraron sus hábitos, factores como estos les situaron en desventaja con sus homínidos competidores.

 

Diferencias físicas

 

Respecto a los seres humanos de hoy en día, los neandertales presentaban muchas diferencias. Tenían una mayor capacidad craneal que los sapiens, una frente bastante más elevada, una cara más expuesta hacia afuera y no tenían mentón. En este sentido, Baquedano ha recordado que la barbilla es un rasgo característico de los sapiens, los únicos que la poseen en toda la evolución humana. Su fosas nasales eran, además, mucho más grandes, se supone que porque estaban adaptadas para calentar el aire en condiciones de máximo frío, algo que los investigadores han entendido que no les hacía falta a los "cromañones", ya que procedían de la más calurosa África, dominaban el fuego y tenían tecnología suficiente -como agujas- para tejer mejor sus ropajes.

 

Su cilindro corporal era, asimismo, bastante más ancho que el de los humanos actuales y eran más fuertes, aunque estaban más preparados para andar para perseguir animales que para correr. "Desde ese punto de vista, los sapiens estamos preparados para cazar en velocidad y no en persecución, como harían los neandertales", ha destacado.

 

En el madrileño Valle del Lozoya, los neandertales encontraron un sitio perfecto para la vida, ya que dadas sus características se conservan los pastos durante más tiempo que en los parajes de su alredor. Esto atrajo en primer lugar a manadas de animales, en segundo a los grandes carnívoros y, en tercero, a estos homínidos.

 

Alimentación neandertal

 

Estos grupos nómadas no producían ningún alimento, y eran recolectores y cazadores. "Principalmente cazaban rinocerontes, los antecesores de los actuales toros de lidia, caballos, ciervos y corzos. Todo esto mezclado con especies que hoy sólo vemos en África como hienas, leones o leopardos", ha detallado el experto.

 

Habitaban en campamentos ubicados en cuevas y abrigos -de los que más yacimientos se han encontrado en el mundo-, así como al aire libre. En Pinilla del Valle, por ejemplo, se han encontrado restos en varias cuevas en las que o bien vivían neandertales, o bien moraban las hienas que a veces los cazaban, o bien convivían ambas especies. La competición con las hienas y la enorme aportación de calorías que representa la llegada de especies como un rinoceronte de estepa que desapareció hace 40.000 años fueron dos hechos que marcaron la historia de los neandertales de este punto singular de la Península Ibérica, ha concluido.