Salud España , Salamanca, Jueves, 30 de enero de 2014 a las 19:31

“Ningún problema en biología se puede entender sin un enfoque evolutivo”

Alfonso Valencia, investigador del CNIO, alerta de que los biólogos tienen importantes carencias en su formación computacional y en España los planes de estudio no se han modificado acorde con las nuevas necesidades

José Pichel Andrés/DICYT Alfonso Valencia, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), es uno de los grandes expertos en bioinformática, reconocido internacionalmente. En una visita a Salamanca, con el objetivo de iniciar una colaboración científica con el Centro de Investigación del Cáncer (CIC, centro mixto del CSIC y de la Universidad de Salamanca), ha analizado el estado de su especialidad, que se basa en el análisis computacional de los datos biológicos. En su opinión, la formación que reciben los biólogos en este campo es muy deficiente en España.

 

En declaraciones a DiCYT, Alfonso Valencia ha explicado que en campos como la genómica del cáncer siempre hay dos partes: una parte biológica, que se ocupa de las muestras y las técnicas de secuenciación; y otra bioinformática, de interpretación de los resultados, que es esencial. La importancia de ese tratamiento computacional radica en la complejidad de la información biológica, más que en la cantidad de datos. “Calculamos que ahora mismo hay 10 veces menos datos en biología que en física, pero en la segundo los análisis están estandarizados. Un telescopio siempre produce el mismo tipo de datos. En cambio, en biología las técnicas cambian muy rápidamente, casi cada día hay un nuevo secuenciador que produce información diferente con otras características experimentales. Por lo tanto, la complejidad y la heterogeneidad de los datos son más importantes que la cantidad”, asegura.

 

Siguiendo con la comparación, “en general, los físicos están preparados para el análisis de sus propios datos” porque su formación computacional es alta. Sin embargo, en biología, la generación de datos es mucho más reciente y el nivel de preparación para analizarlos es bastante bajo, así que “hay una pequeña población de bioinformáticos que se sitúan entre los datos y los usuarios, que son los biólogos”.

 

“Esta situación es anómala y no pasa en otras disciplinas”, indica el investigador del CNIO. “La formación de los biólogos tiene que mejorar mucho para que sean capaces de utilizar sus datos”, aunque “siempre harán falta especialistas que desarrollen métodos computacionales”. A esto hay que añadir que los bioinformáticos se ven presionados por la necesidad de avanzar rápidamente en el conocimiento, desarrollar nuevos métodos y “hacerlo todo accesible para los biólogos con un nivel de formación bastante pequeño”.

 

Los problemas son tan complejos que requieren de la aportación de matemáticos, informáticos, físicos y otros profesionales, pero en cualquier caso, “la formación que tienen en España los biólogos en la parte computacional e informática es muy poca y esto va a ser un problema”, afirma Alfonso Valencia. Aunque pasa en todo el mundo, “en otros sitios se han puesto más soluciones, mientras que aquí los planes de estudio no son los adecuados”.

 

A pesar de todas las dificultades, “hasta hace poco tiempo” el nivel de los bioinformáticos españoles era bueno, como se puede constatar en las publicaciones en revistas especializadas. “Hay más biólogos computacionales y bioinformáticos en España que en la mayor parte de otros países de nuestro entorno. Comparativamente estamos en buena posición, pero si no se siguen generando proyectos de genómica en el país, esta buena posición no va a durar mucho tiempo”, prevé.

 

Entre los grupos españoles que trabajan en el campo de la bioinformática, está el que dirige Javier de las Rivas en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca. “Aquí la proximidad con el hospital es interesante y productiva, ellos tienen muchos datos clínicos y esto abre nuevos campos de aplicación a los trabajos que nosotros desarrollamos”, ha asegurado Alfonso Valencia.


Biología de la evolución y biología del cáncer


En concreto, su grupo de investigación en el CNIO trabaja trata de unir dos campos de la biología que, aunque parecen distantes en apariencia, tienen mucho que ver: la evolución y el cáncer. “No hay ningún problema en biología que se pueda entender sin un enfoque evolutivo”, afirma, “la evolución es algo tan obvio que cualquier problema hay que interpretarlo desde ese punto de vista”, comenta.

 

Un proceso tan esencial como la copia del ADN durante la división celular muestra la huella de la evolución, ya que los genes más antiguos se copian primero y los que aparecieron más tarde se copian al final y son más susceptibles de generar mutaciones. “La estructura del genoma influye en qué genes nuevos van a aparecer”, apunta.

 

El experto habla de un paralelismo entre cómo compite una población de bacterias, en la que las distintas mutaciones hacen que se vaya adaptando al ambiente, y cómo evoluciona un tumor, en el que hay distintas células que compiten entre sí y adoptan mutaciones que hacen que el tumor crezca o que haya metástasis. “Cada vez va a ser más importante la aplicación de métodos, ideas y razonamientos evolutivos al estudio de la progresión de los tumores”, como refleja alguna de sus últimas publicaciones científicas, que no habría sido posible hasta hace poco tiempo porque “no teníamos datos suficientes”.

 

“A medida que ahora podemos diseccionar los tumores y, en última instancia, secuenciar células individualmente”, se aplicarán las teorías evolutivas a nivel molecular del mismo modo que se ha hecho hasta ahora con poblaciones animales, “en las que sí puedes tener la evidencia de cada uno de los individuos”. Esta confluencia de la biología evolutiva y de la biología del cáncer será “fundamental para entender el proceso biológico por el que crecen y progresan lo tumores”.