Ciencia España , Zamora, Martes, 09 de noviembre de 2010 a las 12:27

Proponen hacer estudios previos en las canteras para extraer las rocas más consistentes

Proyecto de investigación del Campus de Zamora de la Universidad de Salamanca

Isaac Barrientos/DICYT Un proyecto de investigación del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca ha llegado a la conclusión de que es necesario realizar un análisis mineralógico en las canteras previo a la extracción de la roca, “para trabajar directamente con los sillares más resistentes, con las rocas más duras y que se adapten mejor a los requisitos que se están buscando”, explica uno de los investigadores, Mariano Yenes.

 

Este proyecto de investigación surgió de la tesis realizada por José Nespereira y parte de la inquietud de conocer “qué había pasado en edificios históricos de Salamanca y Zamora en los que la roca de la parte inferior, la arenisca de Salamanca, estaba resistiendo peor que la de la parte superior, la arenisca de Villamayor, que en principio es más débil y tiene menos resistencia”, detalla Yenes.

 

“Alguno de los sillares de la arenisca de Salamanca estaban muy deteriorados, funcionaba peor que la roca que, en principio, es más blanda, la arenisca de Villamayor”. Para saber qué había ocurrido en estos casos, “cogimos muestras de estas rocas en zonas de cantera próximas a Salamanca, en Los Arapiles, en la zona de Matagrillos y en la zona de Los Alambres, hicimos ensayos mineralógicos y ensayos físico-mecánicos, sobre todo de resistencia”, indica.

 

Lo que comprobaron los investigadores es que en las muestras en las que había “una mayor cantidad de ópalo isótropo, un cemento natural que da solidez a la roca, y del mineral alunita, eran más resistentes”, comenta Mariano Yenes, que puntualiza que estas dos cuestiones no se ven a simple vista: “cuando los canteros tallan un sillar no lo pueden apreciar, para ello hay que hacer ensayos mineralógicos”.

 

Zonificar las canteras

 

Para conocer en qué zonas estas características están más presentes en las rocas, Yenes señala que es necesario zonificar las canteras y realizar ensayos en cada lugar, “para ver dónde está la alunita y el ópalo y utilizar todos los sillares de esas zonas de la cantera”.

 

En el caso de Zamora, la situación es bastante similar, aunque en vez de dos tipos de rocas en cada edificio, la mayoría están construidos íntegramente por una roca más dura, lo que se denomina Formación Zamora, “equivalente a la arenisca de Salamanca, es una roca cementada, muy dura y con la que está construida todo el Románico de Zamora”, puntualiza el profesor de Geología de la Universidad de Salamanca adscrito a la Escuela Politécnica del Campus Viriato de Zamora.

 

Restauración de edificios históricos
 

Al margen de que lo mejor es realizar ensayos previos a la extracción de la roca para poder trabajar con las más resistentes, Mariano Yenes afirma que “es preferible que ese tipo de ensayos y, a la postre, las rocas con las que se va a trabajar procedan de canteras cercanas a la ciudad en la que se van a restaurar los edificios históricos”.

 

“A lo largo de la historia, los edificios históricos, el patrimonio que ahora tenemos, se han construido con las rocas que estaban más cerca, porque no traían las piedras desde lugares lejanos, y esa característica es la que le da una peculiaridad determinada al casco histórico de cada ciudad”, explica el profesor de Geología.

 

Hay casos, como la Plaza Mayor de Salamanca y otros tantos “en los que en la parte de abajo, que es la que está más expuesta, han sustituido la roca por granito, pero soy de la opinión que sería mejor seguir empleando materiales autóctonos para la construcción de edificios históricos”, señala el experto.

 

“A nivel histórico esto es importante para mantener la continuidad. Todas las ciudades han construido sus edificios históricos con las rocas que tenían cerca, y eso es lo que les da personalidad a los cascos históricos”, insiste.

 

En relación con la investigación y refiriéndose a la arenisca de Salamanca, “tenemos una roca que, a veces funciona y a veces no y, como no se sabía por qué sí y por qué no funcionaba mejor, al final se sustituye, pero con una roca que no se ha utilizado históricamente en el patrimonio, como el caso del granito en la Plaza Mayor”. Por eso, su propuesta es que se empleen las rocas más adecuadas, pero manteniendo la continuidad histórica.