Medio Ambiente Argentina , Argentina, Viernes, 01 de marzo de 2019 a las 08:59

Relacionan cambios en la alimentaci贸n de los peces con la forma de su cuerpo

Un equipo de investigaci贸n estudia distintas caracter铆sticas morfol贸gicas en peces marinos para establecer modelos predictivos vinculados a la alimentaci贸n

CONICET/DICYT No todas las especies de peces óseos que existen en la actualidad (más de 25 mil) modifican su alimentación a medida que crecen. Los peces que sí lo hacen pueden variar su nivel trófico, es decir, su posición en la cadena alimentaria, al aumentar su tamaño. Científicos del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET) junto a colegas de otras instituciones de Grecia, Gran Bretaña y Portugal, plantearon un modelo que permite predecir la capacidad de variar el nivel trófico con el crecimiento con sólo mirar una foto de la especie.

 

El pez grande se come al chico dice el refrán popular. Esta regla de oro, aunque habitual, no siempre rige en los ambientes marinos. Una revisión reciente mostró que el nivel trófico no necesariamente se modifica con el aumento del tamaño corporal de los individuos de una misma especie. “En este trabajo que formó parte de mi tesis de Licenciatura evaluamos algunos rasgos morfológicos de los peces marinos, que podrían utilizarse como indicadores para determinar la capacidad de variar el nivel trófico con la talla. Según nuestros análisis, los indicadores que mostraron en conjunto mayor nivel predictivo fueron la forma de la aleta dorsal, la posición de la aleta pélvica, la longitud máxima y el tamaño y la ubicación de la boca”, explica María Florencia Ríos, becaria doctoral del CESIMAR-CONICET.

 

El artículo, publicado en la prestigiosa revista especializada Fish and Fisheries, comienza con una descripción de una recordada escena de la película “La guerra de las galaxias, episodio I: la amenaza fantasma”, en la que un pez gigante, a punto de comerse la nave en la que viajaban los protagonistas, es devorado por otro enorme pez. Es ahí cuando el personaje de Qui-Gon Jinn afirma con su sabiduría Jedi: “siempre hay un pez más grande”.

 

“Usamos esta cita para ejemplificar que se asume que las relaciones tróficas en las comunidades marinas están fuertemente determinadas por el tamaño del cuerpo del animal. Sin embargo, no todas las especies de peces se comportan de la misma manera”, afirma David Galván, investigador adjunto del CESIMAR-CONICET.

 

Según indican los científicos, esta herramienta permite predecir cambios en la alimentación de una especie a pesar de no contar con estudios de ecología trófica específicos, los que requieren invertir dinero y mucho tiempo. “Es un modelo teórico que permite entender a grandes rasgos como funciona una determinada trama trófica marina”, asegura Galván.

 

Para desarrollar este modelo, el equipo de trabajo optó por combinar estudios de dieta que utilizaron isótopos estables como herramienta con una metodología poco habitual en el mundo académico: consultaron centenares de fotos en internet capturadas por buzos, pescadores además de en sitios especializados. Los estudios de isótopos estables son una herramienta poderosa para medir cambios en la alimentación, como por ejemplo, el aumento del nivel trófico. Las fotos fueron utilizadas para observar características morfológicas que pudieran asociarse con la alimentación en las especies de peces para las que había estudios disponibles utilizando isótopos estables (en total se trabajó con 131 especies pertenecientes a 48 familias, procedentes de distintos tipos de ambientes marinos de todo el mundo). “Buscaba fotos en la que los peces se encontraran de perfil, para observar detalles de la boca, la posición y forma de las aletas, tamaño relativo del ojo, forma de la cola, etc. Otras variables, como el tamaño máximo, fueron recopiladas de la literatura. Así, reunimos once rasgos morfológicos, presentes ya desde la etapa juvenil, y evaluamos su utilidad para predecir posibles cambios en la alimentación”, concluye Ríos.

 

Además del tamaño de la boca y la longitud máxima, las dos únicas variables que habían sido estudiadas previamente en relación con los cambios en la alimentación, el estudio permitió identificar la posición relativa y la forma de algunas de las aletas como indicadores de dichos cambios. Los autores atribuyeron estos resultados a la estrecha vinculación que existe entre los mecanismos de locomoción, búsqueda de alimento y alimentación en peces. “Por ejemplo, las aletas pectorales y la posición relativa de las pélvicas con respecto a aquellas, intervienen en el control de la postura y la natación a bajas velocidades, el incremento de la maniobrabilidad y en el frenado, aspectos determinantes en la persecución y captura de las presas más móviles”, comenta Leonardo Venerus, investigador del CESIMAR y otro de los autores del trabajo.

 

Según los propios autores, el principal valor del estudio radica en que el mismo constituye la primera revisión exhaustiva que intenta ligar cuantitativamente los cambios en la alimentación durante el crecimiento, con características morfológicas externas, cuali- y cuantitativas. “En la práctica, la aplicación de estos resultados permitirá refinar modelos tróficos en ambientes marinos, aún sin contar con información detallada de la dieta de las especies que conforman las diferentes redes tróficas”, coinciden los tres.