Alimentación España , Salamanca, Viernes, 22 de octubre de 2004 a las 18:31

Salamanca se une este fin de semana a la elaboración del II Censo Nacional de Cigüeña Blanca Invernante

10 voluntarios realizarán el recuento en la provincia y entregarán los datos a la Sociedad Española de Ornitología

Ana Victoria Pérez/DICYT Este fin de semana 10 voluntarios salmantinos, bajo la coordinación de Ángel González Mendoza, serán los encargados de registrar el número de cigüeñas blancas que han decidido pasar el invierno en la provincia. Un trabajo que idénticos grupos de voluntarios desarrollará en 13 de las 17 comunidades autónomas españolas y que permitirá a la Sociedad española de Ornitología elaborar el II Censo Nacional de Cigüeña Blanca Invernante, actualizando los datos que se recopilaron en el año 1995.

Según ha informado a DICYT Ángel González, coordinador del censo en Salamanca, "el recuento que se va a llevar a cabo en Salamanca servirá para completar los datos obtenidos este verano. Durante los meses de julio a septiembre los grupos de trabajo realizamos un primer registro del número de parejas que se encontraban en la provincia. En el caso de Salamanca se contabilizaron cerca de 3.000, y nuestra labor ahora es determinar cuantas han preferido quedarse para pasar el invierno en los campos salmantinos, en lugar de emprender la migración a tierras africanas".

Para que los datos que se recojan durante el fin de semana tengan rigor científico, la Sociedad Española de Ornitología ha elaborado una serie de protocolos. La primera de estas normas es que el recuento se realice en dormideros. En la mayoría de las regiones del norte las cigüeñas duermen cada pareja en su nido, en el oeste, centro y sur se suelen concentrar en dormideros, a veces lejos de las zonas de cría, aunque cerca de lagunas y basureros. Por este motivo y para que las labores del fin de semana tengan éxito, los grupos de trabajo han realizado una labor previa, identificando los lugares en los que se va a realizar el recuento.

En el caso de Salamanca, tal y como comenta Ángel González, "no tenemos constancia de que existan grandes dormideros, que puedan identificarse como tales, por lo que el censo se restringirá a los principales basureros de la provincia y a los terrenos cercanos a algunas charcas".

La coordinación es clave

La labor que desempeñan los coordinadores provinciales es esencial en este tipo de trabajos ornitológico. Ellos serán los encargados de remitir los datos de cada provincia a la Sociedad Española de Ornitología a partir del próximo día 15 de noviembre, además también deben controlar que no se hayan duplicado las zonas en las que se elabora el registro.

Para codificar cada localización (ejemplar aislado o dormidero comunal) se utilizará la matrícula provincial seguida de un número. Cada participante marcará en un mapa la localización exacta del punto donde se encuentra el ejemplar o ejemplares y simultáneamente se anotará en la ficha correspondiente la observación. El código anotado en el mapa deberá coincidir con el anotado en la ficha para cada una de las localizaciones. Los detalles serán claves a la hora de procesar los datos así que los voluntarios tendrán que indicar las coordenadas exactas de la localización, lo que permitirá confirmar que no se ha censado a las aves de un mismo lugar dos veces.

 

Un cambio de hábitos
Aunque Castilla y León no es una de las comunidades autónomas que cuenta con una población mayor de cigüeña blanca durante el invierno, según muestran los datos del último censo realizado en la comunidad durante el año 1999, los ornitólogos de la región también han notado un incremento en el número de animales que se quedan a pasar aquí los meses más fríos. "Cada vez se quedan más cigüeñas a pasar el invierno en la provincia, desde luego nada comparable a la cantidad de parejas que hibernan en Extremadura o Andalucía, y creemos que es debido a que han encontrado nuevas fuentes de alimento", explica Ángel González. Un cambio de costumbres muy relacionado con la evolución de las sociedades castellano leonesas que han abandonado el modelo rural para pasar a convertirse en auténticas sociedades de consumo. La clave, según González, nos la dan los basureros. Lugares que se han convertido en fuente inagotable de alimento y cobijo para muchos animales durante todo el año.