Salud España , Salamanca, Viernes, 05 de noviembre de 2004 a las 19:59

"Se han generado demasiadas expectativas respecto a la medicina regenerativa"

Ciril Rozman, doctor 'honoris causa' por la Universidad de Salamanca

AVPR/DICYT Muy tranquilo, el profesor Ciril Rozman se ha anticipado a la cita con DICYT porque le apetecía revisar la prensa del día. Este esloveno residente en Cataluña siempre se ha considerado ciudadano del mundo, aunque hoy siente un agradecimiento especial hacia la ciudad de Salamanca y, en particular, hacia su Universidad, que ha aprobado su nombramiento como doctor Honoris Causa. Esta distinción rara vez se reserva para quienes en algún momento han impartido impartido clase en sus aulas; así, el hecho de que el Claustro de Doctores haya obviado que el profesor Rozman fue profesor de Patología Médica desde 1976 a 1979 en esta institución académica da una idea del excepcional carácter y del valor profesional que adornan a este doctor de 70 años.  Rozman agradece sonriente el reconocimiento: "Estoy sinceramente agradecido por este nombramiento, no sólo por lo que representa, sino también porque quienes me lo han concedido son amigos, colegas, incluso discípulos".

Doctor Rozman, usted ha declarado alguna vez que no le ha sido posible disociar el ejercicio de la medicina de la docencia y la investigación, pero si tuviese que destacar uno de los campos, ¿cuál le ha reportado más satisfacciones?

Yo he cultivado estos tres campos, pero eso no quiere decir que no los haya separado. De hecho, creo que es imprescindible hacerlo para solventar muchos de los problemas que hoy en día se les plantean a los médicos. Por ejemplo, creo que la mejor manera de prestar una buena asistencia médica es a través del internista con conocimientos generales y capacidad para interpretar todos los síntomas. Este es un sistema mucho más adecuado que el de la superespecialización. Bien es verdad que, en el campo de la investigación, la cosa varía sustancialmente, porque para investigar hay que centrarse en un área muy concreta del conocimiento. Ésta es la única manera de tener éxito en este área.

En cuanto a la docencia, hay que decir que el modelo actual no me convence. Los alumnos de Medicina estudian seis años no para ser médicos, sino para superar el MIR, y ello condiciona gravemente la educación médica pregraduada. Afortunadamente, hace pocos meses se ha aprobado la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, en la que se ha previsto cambiar el MIR por un curso de siete años durante los que se examinarán los conocimientos y las habilidades. A esto hay que unir el que debemos inculcar en los alumnos la capacidad de autoformación porque la Medicina es una carrera muy exigente que no te permite perder nunca el interés por aprender.

A pesar de su planteamiento, parece que el sistema médico actual se empeña en llevarle la contraria, ya que cada vez se ha potenciado más la figura del especialista, hasta el punto de que en ocasiones es el propio paciente el que decide a qué médico necesita acudir.

Desde mi punto de vista, esto es gravísimo. Los pacientes se han convertido en directores de su propia asistencia, especialmente en aquellos estratos sociales de nivel educativo más bajo. De esta manera, los pacientes le cuentan al especialista sólo aquellos síntomas que ellos consideran relevantes, y obvian todos los demás. Seguramente muchos de los datos que los pacientes se callan estarán relacionados con la dolencia que padece. Se trata de un sistema absurdo, ineficiente y poco rentable desde un punto de vista económico. Es mucho más caro acudir a ocho médicos que confiar en uno capaz de solventar esos ocho problemas. Además los especialistas suelen recurrir a gran cantidad de pruebas complementarias para tener una visión general del paciente y poder emitir un diagnóstico, y ello encarece la atención sanitaria.

Dentro de ese sistema ¿Cuál será el papel del internista?

En primer lugar, habría que definir la figura del internista. Pero, mucho más importante que todo eso es conocer cuál es el espíritu de este tipo de asistencia. El internista presta al paciente una asistencia integral, lo percibe como un ser bio-psico-social. Como ser biológico, que no es una suma de aparatos y sistemas puestos uno al lado del otro, sino íntimamente relacionados, y con un psiquismo concreto que se encuentra inmerso en su propio sistema social y condicionado por él. El médico que no sea capaz de prestar este tipo de asistencia no será buen médico.

Esta semana se ha aprobado en España un Real Decreto por el que se autoriza a investigar con células madre embrionarias. Casi todas las voces que se alzan en defensa de esta medida pintan paisajes esperanzadores; ¿realmente las expectativas que filtran a los medios de comunicación coinciden con las que albergan los especialistas?

Yo he seguido este proceso con mucho interés, incluida la parte política. El anterior gobierno tenía un ambicioso proyecto que planteaba la creación de una red de medicina regenerativa utilizando células madre embrionarias. El actual gobierno anuló este plan y se ha limitado a suscribir un convenio con tres comunidades autónomas, Cataluña, Andalucía y Valencia, para que en estas tres comunidades existan centros que se encarguen del desarrollo de sistemas de medicina regenerativa. Creo que desde ese punto de vista se han generado demasiadas expectativas. Tanto los medios de comunicación como algunos científicos se han precipitado, de manera poco prudente, y han hecho creer a la población que la medicina regenerativa ofrecerá resultados a muy corto plazo.


A pesar de lo que acabo de decir, es cierto que en el caso de los trastornos genéticos monogénicos -aquellos en los que se ha identificado el gen responsable de la enfermedad o del trastorno- estamos teniendo algunos resultados esperanzadores, pero en la mayor parte de las patologías, las más comunes como la diabetes, la hipertensión, etc., están implicados varios genes, y eso complica el que podamos establecer conductas terapéuticas