Técnicos de la Agencia Espacial Europea colocan la parábola de la antena de Cebreros

AVPR/DICYT Los técnicos de la Agencia Espacial Europea han dado un paso importante en la construcción de la antena de seguimiento en el espacio profundo que se está instalando en la localidad abulense de Cebreros. Tal y como estaba previsto, ya se ha colocado la parábola de casi 35 metros en el pedestal que se había construido durante el verano, y que albergará el área de control de este enorme dispositivo. Tal y como en su día confirmó a DICYT Valeriano Claros, director de la estación de la Agencia Espacial Europea en Villafranca del Castillo (Madrid), "el objetivo es poder empezar a mover la parábola en marzo de 2006, para que en octubre de ese mismo año se pueda realizar el seguimiento de la sonda espacial Venus Express".

La parábola se asienta sobre tres enormes costillas que, a su vez, se han ensamblado en la base de hormigón y, aunque aún faltan por desarrollar gran parte de los trabajos técnicos fundamentales para que la antena de Cebreros pueda enviar y recibir señales, cuando esté terminada será muy similar al que ya puede verse en la ciudad australiana de Perth, donde existe una instalación casi gemela.

Tal y como advierte Valeriano Claros, "la mayor novedad de este sistema es que la antena carece de guías de ondas en su interior, por lo que las microondas se transmiten de un lado a otro a través de espejos dicroicos, capaces de discriminar las ondas que reciben en función de su frecuencia, y de redirigirlas hasta la sala de control de la antena que se sitúa en el pedestal de la misma".

En la misión que se encomendará a la antena de Cebreros en 2006 trabajarán también la antena de 15 metros de diámetro ubicada en el los centros de Villanueva de la Cañada y la de 12 metros que la propia AEE posee en Robledo de Chavela (ambas en la provincia de Madrid).

Libre de interferencias

Según Valeriano Claros, existe un motivo poderoso por el que la Agencia Espacial Europea haya elegido Cebreros como ubicación para su nueva antena. "La frecuencia que utilizamos para comunicarnos con las sondas espaciales emite en un frecuencia muy similar a la que utilizan los móviles de tercera generación, por lo que hemos buscado un área con escasa población, en la que sea complejo encontrar este tipo de tecnología y evitar así las posibles interferencias". Según explica el propio Valeriano, "es complejo que se produzcan interferencias, ya que las antenas de la ESA emiten a diez grados por debajo de la línea del horizonte, aunque si se produjesen dichas interferencias se debería principalmente a un reflejo de las ondas en la atmósfera".