Salud Colombia , Bogotá D.C., Jueves, 20 de octubre de 2011 a las 11:09

Un cabello prueba, mediante una nueva técnica, si una persona consume drogas ilícitas

La Universidad Nacional de Colombia utiliza un nuevo sistema que determina si una persona consumió sustancias ilícitas hace unos años y en qué grado

UN/DICYT Para probar si una persona consume sustancias psicotrópicas se usan muestras de orina y sangre, el problema es que sus rastros en el cuerpo duran apenas un mes. Para resolver este obstáculo, en la Universidad Nacional de Colombia se utiliza una nueva técnica mediante el uso de cabello, en el que los rastros de las drogas duran años. La estandarización de una nueva técnica de laboratorio en Colombia determinará, con mayor confianza, si una persona consumió sustancias ilícitas y el grado en que lo hizo. Este nuevo enfoque ofrece ventajas mayores.

 

Se trata de la utilización de fibras de cabello para hallar rastros de compuestos como la cocaína. Este elemento orgánico permite conocer la historia de consumo de una persona, porque la evidencia permanece por largo tiempo, mucho más que en otras muestras utilizadas tradicionalmente.

 

Según la química farmacéutica Marian Dalila Vallejo Huertas, estudiante de la Maestría en Toxicología de la UN, el rastro de consumo de sustancias ilícitas en orina o sangre permanece en el organismo máximo 30 días. En cambio en el cabello, cuyo crecimiento es de un centímetro por mes, los rastros pueden durar años. Incluso si la persona se rapa el nuevo cabello crece con rastros minúsculos que sirven para determinar el consumo.

 

Esta técnica es útil en procesos como controles de dopaje, investigación de delitos bajo efectos de una droga, la confirmación de consumo por parte de reclusos o en sitios laborales, en los procesos de suspensión de licencias de conducción o en casos de exhumación de cadáveres.

 

Nuevo método

 

Bajo la dirección de la especialista Nancy Patiño Reyes, Vallejo desarrolló una metodología para extraer trazas (cantidades pequeñas) de cocaína de muestras de cabello, que solo pueden ser detectadas por un cromatógrafo de gases de alta tecnología. Esta práctica, que hasta la fecha ha sido muy esporádica en el país, será implementada en el Laboratorio de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia para realizar pruebas rutinarias.

 

En la investigación recolectaron muestras de pelo de 30 adolescentes de un centro de rehabilitación de Bogotá. Apoyada por las estudiantes de Farmacia Luz Adriana Ruiz Pérez y Mónica Andrea Bejarano, la experta tomó muestras de gajos de cabello similares al grosor de un lápiz, lo más cerca al cuero cabelludo. Una vez recolectadas, las midió y empacó en papel aluminio, identificando la punta y la raíz. En el Laboratorio de Toxicología se evaluó la integridad de cada muestra mediante un marcador químico, en este caso el azul de metileno.

 

Si al observar al microscopio se encuentra que el pelo queda teñido con el reactivo, quiere decir que no es apto para el análisis, debido a que la muestra ha sido muy afectada por el exceso de uso de químicos, como los tintes de mala calidad.

 

El material útil es cortado en segmentos de tres centímetros, con el fin de determinar el tiempo de permanencia de la sustancia en el cabello. Cada uno de los segmentos se lava con un solvente orgánico (sustancia basada en carbono) para eliminar la posible contaminación externa; por ejemplo, asegurarse de que la cocaína extraída se debe a su consumo y no a las partículas que quedan flotando en el ambiente.

 

El cabello limpio y seco se destruye con un ácido fuerte para liberar las sustancias ilícitas. Con otro solvente orgánico se depura el alcaloide y finalmente se analiza mediante la técnica de cromatografía de gases de masas, que genera reportes a través del computador, denominados cromatogramas. Son similares a los que imprime un electrocardiograma, pero en este caso reflejan los picos de presencia del estupefaciente.

 

Consumo ilícito

 

Según el Estudio Nacional de Consumo de Drogas en Colombia, en el 2009 cerca del 2,5 por ciento de la población entre 12 y 65 años (19.764.799 habitantes) consumió cocaína alguna vez en su vida, y cerca del 0,4 (79.059 personas) se clasificó en los grupos de “abuso” o “dependiente”.

 

“Las estadísticas evidencian la importancia de la existencia de Centros de Rehabilitación para drogodependientes, que buscan disminuir o erradicar el consumo de drogas”, explicó Vallejo, quien realiza su propuesta dentro del Grupo de Investigación de Sustancias Psicoactivas del Departamento de Toxicología, bajo la dirección del profesor Jairo Alfonso Téllez Mosquera, coordinador de la maestría en el tema.

 

La investigadora agrega que el procedimiento se ha adaptado a las condiciones nacionales y que pronto estará al servicio de la comunidad desde la UN. Se podrá emplear para evaluar la exposición de niños que están en sitios o casas donde existe evidencia permanente del uso de drogas por parte de los adultos. También se podría aplicar a adictos recluidos cuando salen los fines de semana y el centro de rehabilitación no tiene control sobre ellos. Esto permitirá al país contar con una nueva herramienta científica de apoyo a los procesos judiciales y de control en los centros de recuperación.